domingo, 31 de julio de 2011

Mi última vez

En la soledad de haber dejado de contar los días buceo, tan distante se siente tu cuerpo hoy, me sumerjo en un mar de momentos ideales que dudo haber vivido. Porque llagaste y te fuiste. Como esa noche en que ambos llegamos a la cima del mundo, que alcanzamos la cúspide de nuestra libido, te fuiste. Abandonaste al perro vagabundo tan capaz de serte fiel como tú de rechazarlo, pero no lo hiciste, no esa noche. Y sumergido en el recuerdo de un encuentro casual estaré desde entonces hasta que otra manzana endulce mi boca, hasta probar el néctar de un vientre virgen, hasta sumergirme de nuevo en su sexo y bucear entre sus partes finas, bañarme de su esencia y ser uno como lo fui con vos. Ser unos, mujer de mis desvelos pasados, ser unos tontos mojados de sudor, de alcohol, de viento y de sol. Unos tontos bañados de risas, suaves caricias escapando de una u otra brisa cálida, bañados de miradas, nuestras miradas inhibidas cuando la piel se pierde y la carne se abre, cuando somos un montón de carne, de gemidos, de sombras confusas en la pared. Buceo en un mar de recuerdos que se pierden más rápido que esa noche en ese día, en ese mes y ese año, tan distantes hoy, buceo en un mar de amores que olvido tan rápido como te tuve, tan lejanos como aquella noche.

martes, 26 de julio de 2011

Eso que nunca te vas a enterar que te escribí

Camino lento a tu lado, tus pasos son de una niña miedosa conociendo nuevos lugares y momentos. Quiero estar junto a vos, cuando descubras las crueldades de la gente, cuando conozcas las alegrías del amor verdadero, cuando tus logros personales proyecten luz en tu ser, quiero ser parte de esa luz, quiero ser una alegría en tu vida. Entiendo tus miedos, que son los mismos que yo tengo, porque una vez más elegí estar junto a la persona que empieza a llenar mis espacios vacíos, que completa el cuadro de mi vida. Y sos vos, así lo creo.

Ruptura

Quebrado me encuentro de nuevo. Otra vez me fallaste amor, nuevo amor, viejo amor. Mismo yo, distintas las tu que cruzó mi camino, distintas personas, mismo yo el idiota que creyó en esas tú. Mismo yo para distintas tú. Tú la niña, la inocente, esa que solo tú puedes ser, la que me cautiva, la niña. Tú la mujer, la adulta, esa que no encontraste a tiempo, que busqué y busqué en vos, esa que no conocí. La tú que no pudiste ser para mí, es la que quise. Mismo yo, idiota, distintas tú.

viernes, 1 de julio de 2011

Me gustaría ser

Fantaseo a veces, cuando me encuentro leyendo frases en novelas o cuentos que inspiran puteadas tales a "puta que lo parió que bueno que está", que inspiran suspiros de admiración que erizan la piel, o un simple pararme y caminar un par de vueltas en la casa hasta poder digerir esas palabras que generan en mí tales sentimientos y con tanta fuerza, en esas ocasiones fantaseo que desde mis humildes escritos, desde mi pequeño espacio en la web, desde mi cuaderno de apuntes rayando hojas en el colectivo, podría inspirar en algún lector incauto momentos de emoción, de alegrías, de piel erizada y suspiros melancólicos, de citas pasajeras en reuniones de café, en fin... me gustaría ser el escritor desconocido que llega hasta el alma del que libera su ser de temores, de barreras que lo protegen de las crueldades de la sociedad, y se entrega desmedido a la lectura de una visión, de un mundo desconocido descrito en mis palabras, un lugar fantástico, mágico, distinto. Me gustaría ser quien sorprenda a su ser en ese instante justo y provoque la reacción ideal. Pero solo lo imagino, y es mi deseo el escucharte decir "la puta, que bueno que está". Gracias.

miércoles, 8 de junio de 2011

sobre Foto

Dedicado a las personas que desaparecen sin dejar mayor rastro que una foto en la televisión o en los diarios. Inspirado en una de ellas.

Foto

Una simple foto anuncia el destino del que será olvidado. Una foto que es un pasaje inconexo de un capítulo en su vida. Que anuncia un final fatídico de llantos, de marchas y desesperación. Veo la foto y su imagen se repite. Su exposición te hace entrañable y eterno. Y te busco, y buscamos en las caras una foto que cambia y se repite. Porque todos tenemos una foto que recordar y que buscar. Miro tu imagen de nuevo y me dice, o me grita con furiosa voz, no te rindas, porque existo en esta foto y allá afuera existo. No soy solo una imagen más. Sigue buscando, sigan buscando.

domingo, 8 de mayo de 2011

XXIX - a

Te busco
en aquel marco de vidrio transparente
no te encuentro
no me encuentro.

Es el ruidoso motor de las 5, llego tarde
o es la resolana cálida del día, nublado
todo es tan brillante afuera y adentro.
Los árboles se van
como los hombres en sus casas arcoíris
veloces como los autos que vienen y se van.

Otra vez escapa
los cuerpos dentro están vacíos
no puedo verlos ni verme
¿acaso estoy vacío?

Insistente te busco y me encuentro
estoy vivo, estoy ahí, mirándome
mi reflejo translúcido
en la ventana del tiempo.

sábado, 7 de mayo de 2011

Rituales paganos a la luz de la luna

Qué bueno es tener a alguien con quien poder ser uno mismo, sin las restricciones que impone la sociedad sobre vergüenza y actos tontos. Está mi querida Gii en mi vida para eso. Gracias amiga, sabes que sos genial y que por eso te quiero.

Porque la mina se prende en todas, y no le importa el qué dirán y lo que parecemos al actuar tal cual somos y queremos. Y eso para mí es genial. De todas maneras no somos los osados que aparenta estas letras, podría decirse que somos los colgados que nos decidimos a hacer y hacemos. Le propuse esa noche a Gii enterrar un sentimiento (uno que estaba siendo por demás inútil mantener para mí). Por supuesto esto debía hacerse con un ritual pagano a la luz de la luna, en donde quemáramos una foto de la implicada bailando alrededor de las llamas. Cuando empezaban a aparecer la ofrenda de comida y vino, a la diosa del olvido, fue cuando nos descolgamos y dijimos "bueno... a lo mejor no eso pero algo tenemos que hacer" “ya sé, enterramos algo en la plaza y vos decís unas palabras... y después terminamos con un solo de trompeta vocal". La idea gusto y se hizo, y es de los juegos más graciosos que hice. Sin ser la gran cosa, el video es una divertida anécdota y un semejante recuerdo. Gracias Gii y gracias a mis amigos por compartir esas ideas colgadas que a veces aparecen.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Larga vida al chegusán

Mi amiga Luli me dijo – mi comida favorita es, cagate de risa, el sánguche de mortadela – y a mí me dieron ganas de gritar ¡VIVA LA PATRIA CARAJO!

Íbamos hablando de comidas favoritas, de lo lindo que es que tu mamá te cocine esa comida que tanto te gusta, de cómo puede hasta levantarte el ánimo. Entonces se me dio por preguntarle y me contó, y la idea me pareció genial.

Y es que (en mi humilde opinión) es de lo más argentino, es la comida del obrero, ese que no tiene tiempo para llegar a la casa a comer, que tiene que quedarse hasta más tarde en la fábrica o en la construcción. La comida de la picada el domingo, después de jugar un partido largo o dos, cuando solo queda juntarse en el arco a putearse o conversar, a tomar una gasificada y comer un chegusán. Es la comida del estudiante del interior, de las madrugas de apuntes con jugo de naranja en polvo, de resúmenes con mate. Es el rescate a la salida del colegio o la cena del domingo con fiaca. Es tan nuestro, tan genial como mi amiga misma, que compartió su particular gusto por el sánguche de mortadela hasta convertirlo en su comida favorita, y me generó estas ganas de gritar lo que ahora escribo.

¡VIVA LA PATRIA CARAJO!

viernes, 22 de abril de 2011

El valor de las palabras ¡sos un pelotudo!

Ando un poco preocupado por mi situación laboral en estos días. Sucede que anduve enfermo (estomago primero, el cáncer de mi vida, y después un refrío) y falte un par de días. Suelo ser prolijo con respecto a estas faltas. Recupero las horas y aun esto tengo los certificados del médico (porque de verdad estaba enfermo y cuando estoy enfermo voy siempre al médico). Sucede que este mes es la segunda firma de contrato y me tiene preocupado que no vuelvan a tomarme. La empresa para la que estoy trabajando nos hace firmar contratos para un tiempo específico (2 meses) cumplido ese tiempo ellos deciden si seguís o no en la campaña. Tranquilo impaciente lector que este texto tiene un meollo. Le comentaba a un compañero de laburo este miedo (por no decir cagazo) que tengo de quedar (de nuevo) desempleado (estoy hasta las manos con las deudas y es cuestión de tiempo para que venga el hampa a cortarme las piernas). El pobre flaco me escucho casi toda la jornada hablar de lo mismo. Todo el tiempo me daba aliento con inferencias lógicas de por qué no me iban a correr (hace falta gente, sos nuevo, presentaste los certificados, recuperaste las horas) pero no daba pie con bola. Estaba en esa postura cerrada y pesimista de que se aproximaban mis últimos días de empleado. Finalmente el loco se cansó (y lo entiendo en verdad) se puso serio y me dijo – con todo el ánimo de ofender, Quinteros, ¡sos un pelotudo! ya deja de pensar que te van a correr por que no es así y hace tu laburo bien, nada mas eso.

Me parece que fue la mejor respuesta a mi problema. Dejar de suponer, dejar de temer, dejar de inventarme motivos para que me corran. Si me tiene que dejar sin empleo lo van a hacer y nada cambia que de antemano lo suponga. Tenía que dejar de ser un pelotudo pero me hacía falta que alguien me haga abrir los ojos y darme cuenta de que lo soy. Cuanto valor tiene las palabras ¡sos un pelotudo! en esa sabiduría popular que te da mirar de afuera las preocupaciones de los demás. Y qué falta que hace a veces que alguien te lo diga.

domingo, 17 de abril de 2011

Juegos de azar

Haciendo resumidas cuentas mientras tomaba una ducha en mi casa, preparándome para salir a ver a una querida amiga de mucho tiempo, que vive lejos, y solo la veo un par de veces durante el año, descubrí lo buena que es la amistad que llevamos. Ambos compartimos buenos y malos momentos y la suerte encontró la forma de que nos juntemos al menos a veces, aunque la vida de los dos tomara distintos rumbos hace mucho. Qué buena suerte.

No me gustan los juegos de azar, no me gusta depender de la suerte para estar bien ganando o mal perdiendo, creo que el que quiere puede, y no tiene por qué depender de algo tan ambiguo y abstracto para hacer de este día uno mejor que el anterior. Hablo de amigos y de apuestas, de una vida azarosa.

Y es que lo pensé detenidamente y noté que todo el tiempo estoy apostando. Me creo de esos jugadores compulsivos que donde van entregan todo cuanto tienen en una baraja de cartas que puede no siempre ser la mano ganadora. Puede que no me explique bien. El lector deberá creer que en cada lugar nuevo que visito, por gusto o por azar, demuestro quien soy sin ninguna máscara. Mi humor, mi carácter, mis debilidades y mis fortalezas, mis alegrías y mis tristezas, mi pasado y el futuro que quiero para mí. No oculto ningún as bajo la manga, juego todas mis cartas en la primera mano y sé que no siempre voy a ganar. Hasta ahora me ha funcionado bien.

Porque haciendo resumidas cuentas pude ver que, de cada lugar nuevo que me toco conocer, con sus pros y contras, con las distintas personas que los frecuentan, pude conocer y establecer relaciones amistosas muy buenas. Conocí a grandes hombres y mujeres que hoy son los mejores amigos que la vida me dio. Algunos que no veo hace rato y otros que frecuento siempre, siempre están en mi mente y en mis recuerdos más queridos. Esta es mi mano ganadora.

Los menciono con la sola intención de que se sientan identificados por que para ellos escribo esto. Cronológicamente están esos amigos del barrio que siempre estarán, los amigos de toda la vida. Existió en la primaria ese compañerito con el cual te sentías identificado, con el cual hacías buenas migas, amigo hace mucho que no sé de vos pero siempre te recuerdo. La secundaria con sus anécdotas me presento a mi mejor amiga de siempre, y a ese gran tipo que siempre estuvo para mí y por el cual siempre trate de estar, perdón mi viejo si te falle alguna vez. En la facu, la Tecnológica, aparecen él y ella, dos personajes raros, como yo creo ser, que se entienden tan bien entre ellos que hasta son capaces de entenderme a mí. En salsa aparecen las hermanas bailarinas que siempre me tienen en cuenta en sus aventuras, está esta gran mujer, mi segunda mejor amiga, que conoce tanto y más de mí como yo de ella. Fue en el café donde conocí grandes escritores de un humor más grande aun, hay uno con quien me identifico o admiro, no lo sé, está ese poeta bohemio que entiendo a medias, y hay una que llego hasta mi corazón con sus artimañas mentales. El trabajo me presento a personajes dispares que siempre deben mencionarse, está el polémico en la primera línea con su impronta de querer hacer algo distinto, aún sigo conociendo gente por estos lugares, cada empleo es un mundo de gente que entender. Llego hasta el presente y a mi futura carrera, apenas empiezo a afianzar lazos aquí, ya hice mi apuesta de siempre y vengo ganando, por suerte.

A veces temo que mostrarse tal cual puede resultar en una verdadera tragedia personal. Pero haciendo resumidas cuentas en cada lugar que visité, cada vez que aposté todo, salí ganando más de lo que dejaba. Gané el cariño y comprensión de grandes personas que tienen todo eso de mí. Casi me animo a pensar que mi apuesta, tan osada y arriesgada, es una apuesta segura.

sábado, 9 de abril de 2011

sobre LXXVIII – a

Ir de la mano de tu amada y soltarla para pasar una columna o un poste de luz. Hay un tonto que se enreda con la gente y hasta choca el poste mientras la chica lo mira y ríe. La escena mágica es vista por su servidor desde un colectivo parado esperando el verde del semáforo. Ahora todo es un lindo texto publicado en mi blog.

LXXVIII – a

No cortes la suerte. Como si fuera fácil encontrar a alguien como vos.

Los demonios de la superstición nos atemorizan con sus historias de gatos negros y espejos rotos. Que inocentes somos a veces los que creemos en la pureza de los sentimientos. Qué fácil es mentirnos, y nosotros mismos mentirnos. Todo es tan ambiguo como el pensamiento repentino que motiva mis actos.

No tientes al destino que es frágil y puede romper este lazo. Si acaso no está predicho que te perderé. No seas la idiota que provoca el desencuentro, déjame serlo a mí. Que de hacerlo prefiero recordarte como hoy. Prefiero no tener que recordarte, por tenerte, pero no lo sé, es cuestión de suerte.

Voy a soltar tu mano un momento ahora. Búscame por que estaré ahí atrás, tratando de alcanzarte entre la muchedumbre. No me esperes parada en medio de la calle. No te alejes tanto, no tanto.

Me gusta así. Me gusta el reencuentro. Me gustas tanto que creo en supersticiones absurdas por darte el gusto. Por robarte esa sonrisa que muestras a veces en tus días sonrientes.

No temas si me escuchas golpear la columna de hierro. Si el reflector explota y los vidrios brillan como gotas de agua al caer. Sabrás que soy yo, como siempre, llevándome al mundo por delante en movimientos de sincronizados o torpes, como yo, torpe.

Voy a esquivar todo cuanto pueda y voy a chocar a todos los que sea necesario chocar para permanecer de pie ante vos y tomarte de la mano de nuevo. Vos como siempre reirás hilarante de los tropiezos que acostumbro dar en mi andar por la vida. Porque ahora no es la suerte, solo un tonto predecible intentando evitar que cortes la suerte.

No cortes la suerte. No cortes la suerte que nos unió y ahora me tiene de la mano con vos, caminando por el micro centro. No tientes al destino, no cortes la suerte, como si fuera fácil, como si fuera común, encontrar a alguien como vos.

jueves, 7 de abril de 2011

Amor de primavera

¿Por qué los romances no son como en las películas? Las estúpidas comedias románticas yanquis nos tienen acostumbrados a esas historias de encuentros casuales fortuitos y de enamoramientos rápidos y duraderos. A quién no le gustaría ser el músico rebelde sin causa o quién no fantaseó con ser el introvertido extraño que cruzas a veces. Los lazos en la vida diaria se crean tan lento que aburrirían a cualquier platea.

Muchas veces no es la chica de al lado de la que estás enamorado desde siempre, que viste crecer, ir y venir, de la mano de algún boludo. No es la novia de tu mejor amigo (y espero que nunca lo sea) o alguna princesa o millonaria actriz queriendo conocer a un hombre simple. Simplemente sos vos querida, como soy yo, simples.

Creo que mi fachada de escritor bohemio no alcanza, no con vos (y hasta ahora con nadie). Este intento de seductor nocturno y salsero no me queda (para nada me queda). Creo que ni el intelectual filósofo auto proclamado logra el objetivo. Es simple, soy simple.

Y es que la vida, tan extravagante como se presenta a veces, es más simple de lo que muchos creen. Es construir un futuro empezando desde la primera escena de nuestra historia hasta el impredecible desenlace. Una vida juntos, una ruptura dolorosa, una amistad de esas que son para siempre. Cualquier cosa puede pasarles a dos personas simples en 2 horas de película. Cuanto podría pasarnos en algunos meses o años de relación, o hasta en algunos días, un septiembre aburridos sin nada mejor que hacer decidimos concretar eso que hacen todos en las comedias románticas, se enamoran.

Quien te dice, puede pasar como en las películas y podemos llegar a tener nuestro amor de primavera.

domingo, 3 de abril de 2011

sobre Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular

Sin lugar a dudas este es el cuento, de los últimos años, que más me gusto hacer. Se me ocurrió un día en la ducha antes de irme a trabajar. Cuando salí del baño me senté mojado, enajenado a escribir (ese día llegué tarde al trabajo). Cuando lo leí en el café literario a los chicos les gustó mucho y ese mismo día otro escritor, de los que nos reuníamos por entonces, llevo un texto de una temática similar. Todos comentamos que a veces pasaba en el café que uno u otro llevaba un texto que coincidía, en temática o en estilo, con el que había llevado un compañero. Me gusta pensar que era parte de la magia de aquellas reuniones. Concluyo la intro con una idea que tuve hace un tiempo respecto a este cuento. Es que a mí me fascina lo que cuenta, como lo cuenta, el uso de muchos nombres propios, la ubicación geográfica, el final que en nada se relaciona con casi todo el cuento, me gusta mucho. Y como idea pensé que si algún día armo una antología de cuentos, escritos por mí en los últimos años, el nombre de esta tiene que ser Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular.

Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular

Edmundo Guevara, con el seudónimo de Ernesto Pérez Pascualino, escribió obras tan clásicas de la nueva ciencia-ficción popular que, como era de esperarse, se convirtieron en realidades de la vida cotidiana años después de la muerte del autor, a la edad de ciento treinta y dos años y medio, como él mismo lo había anunciado cien años atrás en su cumpleaños.

Así es que Pascualino, o Pascual como lo llamaban los demás seudónimos de Edmundo Guevara, puede ser considerado no sólo como un autor de excepcional prosa y excelente vocabulario, sino también como un profeta en lo que a tecnología, tendencias y corrientes del pensamiento, refiere. Tal vez por eso su tumba imaginaria, con su ataúd imaginario y su cuerpo también imaginario, es visitada frecuentemente por inventores de lo absurdo, alquimistas y genios locos en problemas, sin nuevas ideas, que ven en su ciencia-ficción, la inspiración que los llevará a descubrimientos e invenciones, por supuesto ya citadas en las innumerables utopías de Pascual.

Pero no se desconcierte, tanto escritores como periodistas, amigos y familiares, imaginarios, visitan la tumba de Pascual en el Cementerio del Norte de la capital tucumana, ciudad natal, no imaginaria, de Edmundo Guevara y sus muchos alias, como Alberto Cozo, Juan Pablo Sánchez, Rodolfo Pena o Aníbal Sandoval entre otros. O los ya difuntos Rolando José Mansilla, Lorenzo Loretto, Abigail Ávila (un tropiezo de Edmundo) y el propio Pascual. Todos enterrados en el Cementerio del Norte en imaginarias tumbas distintas.

De todos ellos siempre el más recordado será Pascual. Sus obras marcaron a más de cuatro generaciones de imaginarios lectores asiduos, que esperaban cada domingo la redacción de su editorial en la sección literaria de un diario local, sumado a otro fantástico cuento de "la nueva ciencia-ficción popular", como él mismo la llamase en su primer editorial. Era una apuesta fuerte que por supuesto tenía sus detractores. Pascual mantenía discusiones en cartas publicadas en la sección de correos con Némesis, llamado así por el propio Pascual porque éste era, propiamente dicho, su némesis (Edmundo nunca fue bueno para inventar nombres). Cartas en las cuales salía a la luz un Pascual distinto del que relata las historias de máquinas futuras, de galaxias lejanas o pociones científicas de variado efecto. Era un Pascual que defendía sus especulaciones como verdadera ciencia, apoyando sus teorías fantásticas en importantes publicaciones tecnológicas y científicas, maximizando a un estado de absoluta necesidad su trabajo como especulador del futuro o lo posible.

Némesis leía fervientemente los cuentos de Pascual y siempre encontraba en ellos el romanticismo y ternura de poetas anteriores a su época, como Lorenzo Loreto o José Mansilla, pero embebidos de una profunda y absoluta soledad y tristeza. Pascual se defendía explicando a éstos como condimentos de la prosa y la propia palabra escrita, apuntando así a lectores más generales y no sólo asiduos a la ciencia-ficción popular, restándole siempre importancia verdadera. Pero Némesis atacaba resaltando la actual soledad del escritor, la falta de amistades no imaginarias y la obsesión compulsiva de dedicar su día completo a la lectura y escritura. Muy en el fondo Némesis tenía buenas intenciones para con Pascual, lo conocía como se conocía a él mismo, y sabía que el desenlace de tal vida nunca era bueno (explicando la temprana muerte de Pascual). Pero éste no comprendía, creía a Némesis como ese resto de conciencia humana, que sólo molestaba cuando se encontraba próximo a alcanzar la máxima expresión de su prosa, la teoría más importante de su existencia, la cúspide de su imaginación, la obra perfecta. Alejándolo de tal magnificencia para devolverlo a un lugar imperfecto y lúgubre, de penas y abandonos no imaginarios.

Muchos agradecen a Némesis la aún vigente existencia de Edmundo Guevara y sus múltiples seudónimos, de su obra total. El propio Edmundo muy en el fondo también lo hace, mas no así Pascual.

Los años y las cartas entre ofensas y agravios menguaron, las publicaciones y editoriales de Pascual se hicieron cada vez menos frecuentes, sus teorías menos realistas y significativas. La decadencia del escritor fue una pena poco común para los lectores imaginarios, que siempre se adaptaban a las nuevas tendencias de Edmundo y aunque, con el receso y aislamiento de Pascual, salieron a la luz otros autores importantes de la talla de Alberto Cozo o Rodolfo Pena, o el discípulo de Pascual llamado Aníbal Sandoval, ninguno de ellos lograría la repercusión o importancia que Pascualino tendría en la vida imaginaria de Edmundo Guevara, ni en sus imaginarios lectores de la nueva ciencia-ficción popular.

Tardaron años en descubrir el motivo de la férrea lucha entre Pascual y Némesis. El motivo del encierro de Pascual era su obsesión particular por encontrar la verdad absoluta del probable, de lo inestable e imperfecto, y transcribirlo en un cuento de ciencia-ficción, perfecto y no imaginario, al que dedicaría cien años y medio, no más que eso, como diría el día de su cumpleaños número treinta y dos. Es el mismo día que Némesis nacería con treinta y dos años para corromper, para contradecir y refutar, para minimizar y descartar cada avance ínfimo de Pascual, como una simple consecuencia de su decisión enfermiza y obsesiva, porque así lo era, empujando a Pascual en cada tropiezo y cada flaqueo, incitando a dejar la casa y el barrio, a correr en su búsqueda. Tardaron años en descubrir que el motivo de la férrea lucha entre Pascual y Némesis era el motivo más simple y común de todos, era la mujer que abandonó a Edmundo Guevara el día de su cumpleaños número treinta y dos.

* del libro Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular

lunes, 28 de marzo de 2011

Mañana cobro

¡En hora buena! Hacía rato que me dolía el bolsillo y el pantalón de jean apretaba en la pierna, me cortaba la circulación y apenas si podía caminar. Por suerte el dinero bien habido viene a curar los males de la miseria, de no tener pal bondi diría si quisiera explicar por qué vuelvo caminando a casa a las 2 de la tarde en enero. De llegar con lo justo o no llegar.

Quien toca el timbre me busca, seguro me vienen a cortar un dedo, son acreedores de algún negocio sucio que hice con desesperación, digo y todos se ríen, a carcajadas se ríen, debería cobrar el show.

Últimamente me consideré un busca, un busca y no encuentra. Los que antes eran favores de amigos pasaron a ser negocios, los que antes eran regalos pasaron a ser prestamos, los que antes fueron amigos pasaron a ser víctimas para sangrar. Pero la colorada que tengo al lado ya no me da a cuenta, no tengo para pagar sus servicios y hasta pienso en pedirle prestado, hasta donde nos hace llegar la desesperación, que hasta envidia me das mujer de oficio.

La calle esta dura para el que tiene ganas de trabajar y superarse, entonces para mí debe estar peor. ¿Quién quiere pagarme por ser como soy? por decir lo que pienso y escribir lo que siento. No se amontonen, no tengo nada que hacer, puedo atenderlos a todos.

Tengo el plan de conseguirme un plan, de esos que dicen que fomentan la vagancia de estos y aquellos, si pueden fomentar su vagancia por que no la mía. Gracias gobernador querido por excluirme de su círculo de desocupados mal pagados emplaneados, por otro lado morderé, no se preocupe, nací perro y siempre voy a ser un perro.

Que rápido que pasó el tiempo, ya un mes de trabajo, primer sueldo al fin. Para que vean todos aquellos que no creyeron en mí, que pensaban que no lo lograría, aprendan y sepan, porque siempre puede haber un ñoqui más en la administración pública.

Primer día

¡Que emoción, es mi primer día! no sé cuántas veces, cuantos amigos o familiares, me escucharon decir esas palabras, y es que en particular me emocionan los primeros días. Empezar con algo nuevo, con la aventura que eso implica, las complicaciones, los encuentros y desencuentros y hasta las decepciones, lo quiero todo. Alguna vez escribí aquí y lo afirmo de nuevo, no me gustan los cambios. Pero a esto no hay que interpretarlo como un cambio, aunque cosas cambian en mi vida diaria, sino como la renovación de mi tiempo, de mis ocupaciones. Con el pasar de los años adquirí sanas costumbres y divertidos pasatiempos que no he abandonado aunque ahora los haga menos. Cuando algo nuevo llega a mi vida y me llena, cumple mis expectativas, me hace crecer, me da alegría, es algo que no se quiere dejar de hacer nunca más. Y el primer día de ese algo es emocionante. El primer encuentro con algo que tal vez me acompañará el resto de mi vida es emocionante, sea trabajo, sea carrera, sea pasatiempo, sea una persona. Le doy la bienvenida a mi vida a esta nueva etapa que espero me gratifique tanto como quiero o más. Con todas las pilas el primer día, como espero estar todo el resto que vendrá.

viernes, 25 de marzo de 2011

XXII - a

Domingo 12 de septiembre
4:30 de la tarde.
The XX sonando en el equipo,
nublado.
Viento fresco entra por la puerta,
por la ventana atrás de mí y el ventiluz al costado.
La avenida y su bullicio,
la casa y su desorden.
No fui a trabajar,
corrijo un capítulo de mi novela interminable.
Puta que lo parió, no puedo evitar escribirlo,
qué lindo día para extrañar.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Esas conversaciones colgadas sobre zombie's

Estaba hablando un día con una querida amiga, días atrás habíamos visto una película muy buena sobre zombie's, y a ella se le dio por teorizar al respecto. Salió con una idea que me pareció fantástica para compartir. Por supuesto como todo hombre respetuoso de la propiedad intelectual (al menos de lo que a las ideas de mis amigos respecta) le pedí permiso para compartirla aquí.

Me dijo algo así como (esto no es transcripción literal, solo quería usar la cursiva):

... y los hombres son como zombie's viste. Están siempre buscando tu carne, morderte, comerte. Y cuando finalmente lo consiguen se van a buscar a otra. Entonces vos queres seguir pero ya no podes porque estas contaminada, ya estas infectada y sos igual que ellos. Ustedes son de lo peor... jajajaja...

Y por qué no, bien podría tener razón. No es importante. Me encanta cuando hacen analogías con zombie's. Amiga sos de lo mejor.

martes, 22 de marzo de 2011

Afianzando buenas relaciones

Qué bueno es cuando conoces a esas personas ideales. Dejando de lado lo malo de idealizar, solo tomemos la palabra ideal como una palabra que define a la persona que tiene los defectos y virtudes justos, para concordar con tus propios defectos y virtudes. Es que somos bichos de costumbres, nos acostumbramos a la gente y sus boludeses, pero eso no quiere decir que las queramos o que sean esa persona ideal. Este caso es distinto, y hasta tengo la suerte de poder dar más de un ejemplo. No se ofendan mis amigos varones porque esta entrada no valla dirigida a ustedes, me detengo a hablar de dos grandes minas en mi vida esta vez. Mis queridas amigas que tanto me conocen, que tanto me han bancado. Vuelco todo el cariño que les tengo de la forma más personal que conozco, con un texto. Es que en poco tiempo lograron en mi ese cariño particular que alguna vez supe dar a otra mujer, pero maximizado, agigantado, distinto, especial, tan especial como es su amistad para mí. Las banco a muerte, les creo todo, las defiendo con cualquiera. Son de otro planeta, son las mejores. La relación que tenemos, distinta entre ambas pero igual de confiada y afectiva, es algo que no había tenido con ninguna amiga nunca y espero dure lo que dura una vida larga y bella. Que si están ustedes en esa vida, no sé si larga, pero seguro va a ser bella.

sábado, 19 de marzo de 2011

sobre Hugos

Este es otro texto a encargo. Lo escribí en la época que hacia el taller de escritura con mi profe Gonzales. El pedido era algo corto, de un párrafo nomas. Hugo, el personaje del texto, es además el nombre de un personaje de un video juego que jugaba en mi infancia. Las características físicas del personaje se ajustan a las que se leen en el texto. Creo que la inspiración puede venir de cualquier parte.

Hugos

Los Hugos son experimentos genéticos sin precedentes. Son el resultado de una idea absurda, fomentada y desarrollada por auténticos idiotas. Idiotas que afirman ser hombres de ciencia y la predican sobre todas las cosas. Pero conspiran y en secreto desarrollan funestas armas. Ellos sonríen al ver los resultados de su ciencia, orgullosos de sus actos y sus consecuencias. Ellos sonríen al ver al primer Hugo salir de la cámara embriogénica. Creen haber creado al soldado perfecto. Un ser desarrollado y astuto, de fuerza sobrehumana, capaz de superar cualquier obstáculo, de vencer a cualquier rival. Los idiotas analizan y corrigen las características de Hugo: un metro ochenta de altura, de tez trigueña, de contextura delgado y rasgos anchos, además de una particular cabellera negra rizada. Los detalles deben ser perfectos, también las aptitudes. Siempre deben corregirse fallas en cada nuevo prototipo. Regresar a la hoja y el papel se hace necesario, es un trabajo arduo. Y al final del día los científicos predicen el futuro: ejércitos de Hugos marchando por calles y avenidas. Aplaudidos por miles de personas desde los edificios y casas. Liberando ciudades, o hasta países, de cruentos dictadores. Logrando la paz en el mundo. Pero la presión aumenta sobre los científicos, los plazos son cortos y el proyecto debe terminarse a tiempo. Se rumorea que Patrick: otro experimento genético sin precedentes, un hombre alto, rubio y de cabello lacio, se encuentra ya en etapa de producción.

lunes, 14 de marzo de 2011

sobre Un lugar en el tiempo

Se me ocurrió un día hace mucho, después de ver una fantástica película que recomiendo “La esposa del viajero en el tiempo” (es su traducción al español). Mi texto bien podría contar un encuentro en un lugar frecuentado por el personaje de esta película.

Un lugar en el tiempo

Él descubre en ese atardecer cálido de otoño, de hojas amarillas al viento y fugaces rayos de sol, de rica brisa húmeda del este, aquel personaje de un futuro distante. Es un viajero de estaciones como décadas, y años y años de trayecto. Él descubre cómo será quién es él, y se entiende visto como el reflejo de un pasado distante. Ambos miran al frente ahora, sentados en el banco a la sombra del árbol del parque del tiempo. Él pregunta entonces – ¿eres? – a lo que él mismo responde – quien alguna vez serás – todas las dudas se aclaran al instante.

Él es un niño ahora, que no ha recorrido los pasajes del tiempo, que sólo conoce el momento en el presente, en este lugar, su lugar ideal. Él está ahí parado a la espera de un anhelo que hace a todo perfecto, que genera en su mente un recuerdo futuro que arraigará siempre, y respira, y siente en el aire que ha llegado el momento, en que cada línea que parte y se curva cruce en su encuentro. De sencilla y delicada inocencia una accidental proeza ocurre como antes, como siempre ocurrirá, y él que es un niño ahora tropieza y golpea la tierra del destino, perdiendo la chance de impresionar, y extravía el regalo de una oportunidad al menos robarle a la suerte, era una flor, no más.

Ella, que antes ignoraba su presencia, le ayuda a levantarse e incita – ¿estás bien?, ¿te conozco de algún lugar? La charla dura lo que dura una vida larga. Ellos regresarán al mismo lugar cuantas veces el tiempo se los permita, él regresará muchas veces más.

Él viejo ve la escena repetida y repetidas veces sonríe, mientras él joven dice – es un tonto – y sonríe cuando escucha de su compañero – soy un tonto – entonces él joven replica – es verdad, seré un tonto – y ambos ríen. Él viejo dice – ya es la hora de irme – y él joven le pregunta – ¿volveré a verte? – él viejo responde al instante – volverás a verlos mucho, y algún día volverás a verte a vos también – entonces se levanta y empieza a caminar, lento al comienzo, como esperando algo más. Él joven pregunta entonces – ¿qué edad tienes? – él viejo sólo ríe sin contestar y esta vez sí se marcha para siempre.

Él niño y ella conversan, saben poco del futuro o del pasado, de cómo se mezclan con su presente, de la proximidad de uno con otro, ínfima, como la distancia que hay hasta los bancos bajo la sombra del árbol del parque del tiempo.

* del libro Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular

sábado, 12 de marzo de 2011

Hoy me parece que todos están verborrágicos

Hoy entro a Facebook para distenderme un poco, cargo el peso de una noche de alcohol y de baile, me mareo fácil y el estómago me gruñe enojado, empiezo a tratar de leer los estados de mis contactos y a normalizar mi día. No sé bien si es esta condición seudo-ebria-melancólica la que distorsiona mi lectura, pero encuentro en sus palabras gran inspiración. Parece que eligieron este sábado en particular para expresar poéticamente sus miedos, dudas y amor. Siempre pensé que las redes sociales y el Internet 2.0 (se lee dos punto cero) tenían que servir para algo más que para ver las fotos del pedo que te alzaste anoche. No me mal interpreten, me gusta compartir de todo como a casi todos los que conozco y tengo de contactos, pero en particular me gusta más cuando hay una palabra escrita, que no sea la letra de una canción o una frase popular, sino la piel, carne y huesos hechos prosa, hechos narración. Puede que confunda esto con lo que a mí me genera escribir. Escribo sobre todo y muchas veces esa manía me ayudo a comprender y exteriorizar cuestiones que me apretaban el cuello como un botón de camisa. Creo que no hay nada mejor que escupir lo que uno piensa en algunos renglones de una hoja como se hace desde los comienzos de la historia o en este caso, 2500 años después, en el estado de Facebook. Contactos queridos si esta es su terapia, como lo es para mí, bienvenidos. Concluyo mi declaración con lo que escribí como título "hoy me parece que todos están verborrágicos".

miércoles, 9 de marzo de 2011

Desilusiones

Que esta caminata me purifique. Quiero sudar los restos de un ideal perfecto, que a medio camino se quedó sin futuro. Me subo a mis zapatillas que ya se gastaron por culpa de mis penas, me enchufo los auriculares y una melodía muda me aísla del mundo por el que camino. Los lentes de sol tapan mi melancolía, la ropa oscura me disfraza, me camufla entre la multitud de gente en el centro, en las calles que rebosan de color escapo. Quiero transpirarte, en este sol ardiente de media tarde, toda mi ilusión, mis deseos ocultos y apasionados. Quiero sacarte de mí sistema y que seas otro ente revoloteando a mi alrededor. Que seas otro motivo para no sentirme solo y no el motivo de mi soledad.

Esta es mi terapia, mi manera de afrontar las desilusiones. Cuadras de pensar y pensar, cuadras de razonar y entender. Mi cuerpo se cansa, mi mente se llena y vacía de posibles que ya no son, de imposibles que deseé. Enfrento los fantasmas de un sentimiento latente que deberá ser olvidado. Me hayo vencido bajando la cabeza y mirando al suelo al caminar, pateando piedras que se adelantan para escapar de mí. Luego respiro hondo, y con la frente en alto, encaro la dulce vida que me toco caminar y agradezco que existas en ella.

Y es que estás, no te fuiste. Porque no puedo renunciar a eso que me hizo querer más, no puedo dejarte por que nunca te tuve, no para mí. Me amoldo a las circunstancias porque me creo lo suficientemente maduro para encarar todo lo bueno que tenemos. Y planeo disfrutar los momentos que compartamos juntos, porque de eso se trata todo, de compartir. Sin dudas ni incertidumbres, sin ideas erradas de lo que somos o seremos, solo compartir.

Te agradezco reina por existir. Me permitiste sentir ese afecto especial por alguien una vez más. Generaste en mí lo que alguna vez sentí y tanto me gusto. Tengo el gusto de querer y no tener, de desear, que al fin es vivir. Tengo la alegría de sentirme vivo, aun sin ser correspondido. Solo quedan algunas cuadras por caminar, una vida por vivir, un pensamiento mezclado y enredado, y un lindo texto para redactar al llegar a casa.

lunes, 7 de marzo de 2011

sobre Abandónica

Una idea que vino de la mano de una palabra que me dijo mi amiga Ceci. No sé qué valor literario pueda tener, solo salió así, y aquí está para leerse.

Abandónica

Abandónica de palabras que nunca le gustaron, por usarlas en situaciones feas, como la palabra muerte, o la palabra fea en sí, que ya no usará más y que aquí no se leerá más.

Escapa a las responsabilidades con excusas que usa una vez y abandona. Porque su imaginación rebosa de nuevas excusas que no saca a la luz, porque dejó de imaginar.

Entonces se vale de una lista de ideas que olvida en cualquier lugar, siempre por un motivo diferente olvida, para no abandonar. Es así que tiene en su casa miles de copias que dejó desperdigadas por todas partes, copias de escritos con ideas de cómo abandonar cosas sin repetirse. Es su manera de ser auténtica. Y para no traicionarse partió hace mucho de esa casa a la que nunca volvió. Es así que, sin imaginación, sin excusas y sin hogar, tuvo que abandonar la idea de un futuro normal y comenzó su largo peregrinaje hacia ningún lugar. Por que quien abandona patológicamente nunca se queda demasiado tiempo en cualquier sitio, muy pronto lo deja también. Se mueve entre estaciones de trenes y ómnibus recorriendo el país a diestra y siniestra. Roba ideas de cómo seguir el viaje a turistas incautos y rutinarios viajantes. Fuma cigarrillos por pares cada vez que quiere abandonar su buena salud. Hace tiempo que dejó de decir la verdad, por nada en especial, sólo es parte del proceso. El cigarrillo y el alcohol, las mentiras y el robo, todos vicios que pronto abandonará.

Tan pronto como la suerte la abandone a ella, o ella abandone a la suerte, abrazará a la desgracia. A todos nos pasa que alguna vez abrazamos a la desgracia como si abrazáramos a la dicha. Ella abrazó a la dicha alguna vez, pero el abrazo no duró demasiado, porque, como con todo, pronto la abandonó.

* del libro Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular

Cosa de vagabundos

Hablaba y me reía con una amiga sobre los vagabundos en la ciudad de Tucumán. Hablo de los auténticos hombres sin techo, que duermen en los bancos de las plazas y se tapan con papel de gaceta. Esos que hacen de una esquina con balcón su refugio de la lluvia, que atesoran su botella de vino como a su propia vida. No se mal entienda, no quiero burlarme de esta gente y su andar por la vida (ya sea por elección o por suerte). Pensaba en cuan mal acostumbrado nos tiene el cine yanqui comercial, ese de los vagabundos con sobretodo marrón que se paran alrededor de un tacho de 500 litros con fuego adentro, que tienen una armónica y están siempre dispuestos a improvisar un blues. Hacen parecer a nuestros vagabundos como... no se... unos vagos. No hay que confundir lo que vemos en la tele con la realidad, y mucho menos que esa imagen sea la normalidad para nosotros. De todas maneras, y como analogía, me paso una vez de andar por la calle caminando y cruzar un vagabundo que entusiasmado cantaba un tango de Gardel, eso sí, no había tacho de 500 litros.

viernes, 4 de marzo de 2011

sobre La chica de las palomas

Se llama Gaby. Un día, en una conversación, me contó que en cualquier lugar donde se pare en la plaza siempre aparecen palomas. La idea me pareció fantástica y se la pedí para hacer este cuento. Desde el día en que me contó esto empecé a llamarla PALOMA. Le dije "¿te puedo decir PALOMA?" y me contesto "vos decime como quieras, de ahí a que me de vuelta y te conteste". Sos una gran mujercita Paloma y este cuento es tuyo, yo solo me encargo de escribirlo, este cuento te pertenece.

La chica de las palomas

Para Gab

Paloma se sienta en el banco de la plaza del centro con su parvada, esas fieles seguidoras cuan perros jóvenes y hambrientos, que le valieron su apodo y su historia.

Es una joven rara se dice por los alrededores, y ella se lo repite a los pichones que se acercan, que se atreven a robarle una conversación o una sonrisa.

– Soy una joven rara, sólo las palomas conocen mi historia, pero ellas no hablan con nadie.

Paloma puede encontrarse en los lugares más comunes, ella es parte del paisaje de la plaza y el centro, y de las plazas aledañas a su casa. Varios bancos ya son de su propiedad, donados por vecinos que respetan su habitual ocupación. Puede saberse cuando está llegando a su escuela de maestros por el irregular movimiento de las aves de la zona, que zanjan el camino y controlan que no haya ningún peligro.

Los que la conocemos la saludamos y ella también lo hace, se dice que recuerda mejor tu voz que tu rostro, creo que reconoce los buenos corazones por que los escucha latir en cada palabra que le dicen. Es perceptiva e intuitiva, es amable con quienes respetan sus parloteos y sus silencios, y a sus palomas.

Cuentan de un bufón que cruzó una vez su camino, cuentan así una historia inverosímil entre en bufón y la paloma, que el propio bufón cuenta, en las estaciones de ómnibus de todo el país, siempre viajando, siempre huyendo.

Se dice del bufón lo que se sabe al conocerlo, se dice que es un hombre común, un hombre sin chiste. El típico tonto burlista que se mofa de inocentes tranquilos que con nadie se entrometen, el típico perfecto creído, que ve defectos en personas simples pero peculiares, personas que escapan al entendimiento de su mente diminuta. Era el perfecto idiota metiéndose con la mujer equivocada.

– Si te metes con una paloma te metes con todas – decía Paloma el día de la confrontación.

Y es que el bufón, en uno de sus actos transgresores, había osado tocar el nervio más sensible de la paloma. Ya antes la había inferido con burlas y humillaciones, sus payasadas causaron gracia a algunos en algún momento, y hasta la misma Paloma, autocrítica y humilde, confirmaba algunos comportamientos de ella que el bufón exageraba, pero él nunca supo cuando el show debía terminar. Pasó de ser gracioso a tedioso, pasó a ser grosero. Paloma dejó de ser la víctima preferida de sus burlas para ser su única víctima y, aunque ella intentaba esquivarlo, el bufón estaba en todas partes. ¿Qué pasa cuando acorralas a una paloma y esta no puede escapar volando?, ¿te ataca?

El bufón realizó su última pecaminosa broma una tarde de mayo, de un mayo que empezaba a teñir de amarillo sus plazas. La paloma y su parvada revoloteaban cerca de la estatua que estaba en medio de la plaza del centro. El bufón, en su estado de constante delirio, apareció de improvisto desde atrás de uno de los árboles, donde había estado oculto, apareció y llamó la atención de Paloma con un alarido chillón, como un grito de guerra indio, que era una clara señal de problemas. Mostró a Paloma sus hoyas y su onda, la bufonada del día era decirle a la Paloma que haría una sopa con una de ellas. Levantó una piedra del suelo, que no era más que un pedazo de baldosa maltrecho, apuntó azaroso y disparó.

La vida había sido generosa con Paloma durante su corta estadía. Le dio dos padres amorosos, humildes pero de buena condición económica, dos profesionales, que le enseñaron el valor del respeto y la grandeza de la paciencia. Además tuvo la oportunidad de aprender de buenos maestros los hábitos de vivir en una sociedad, de considerar al prójimo. Conoció y se hizo de grandes amistades que durarían una eternidad. Pero siempre fue distinta, siempre existió en ella ese algo particular, que la mantenía apartada del populoso resto de los chicos de su edad y de otras edades también, siempre hubo ese algo singular y único que sólo entendían sus amigas más íntimas, las palomas. Bufones como aquel fueron y vinieron en la vida de Paloma, sin mayor importancia que el recuerdo de un mal trago, ella siempre fue paciente, siempre mantuvo la calma en esas situaciones tan difíciles, pero aquel día la paloma se liberó.

La piedra infame que el bufón disparó golpea a una paloma, y Paloma lo siente. La pequeña ave mal herida en un ala se arrastra insufrible, la mujer ave mal herida en su corazón camina furibunda hacia el bufón.

Gran conmoción hubo entre la muchedumbre del centro. Sabían que algo pasaba cuando el cielo se tiñó de grises y de negros, cuando comenzaron a llover plumas desde lo alto. Sabían o intuían que Paloma estaba relacionada con el fenómeno y corrieron a buscarla. Pero a quien encontraron no era a la paloma que siempre veían en la plaza con las otras palomas. La mujer ave, furibunda, dejaba ver su lado más violento y oscuro, que esa tarde aterró a todos.

– No importa adonde vayas, no importa cuánto corras, siempre podré encontrarte, porque yo, como mis palomas, estoy en todas partes – dijo la paloma, y el bufón, ahora ya sin una sonrisa en sus mejillas, sin ávido de burla, huyó de la estatua en medio de la plaza del centro. Huyó de la parvada de palomas que lo perseguía desde lo alto. Corrió hasta la esquina y vio a Paloma, corrió en dirección contraria varias cuadras pero volvió a encontrarla, cambio de rumbo de nuevo, corrió más rápido. A donde fuera un cúmulo de palomas lo esperaba, y a donde fuera creía ver a Paloma entre ellas. Escapó del barrio y del pueblo. Se dice que escapó hacia otra provincia, que nunca más se detuvo, que cuenta esta historia en las paradas de colectivos de todo el país. Nadie volvería a ver al bufón molestar a la paloma, y nadie volvería a molestarla.

En el barrio le dicen la chica de las palomas, también se dice que es una chica rara, pero nunca se dice en voz alta.

* del libro Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular

sábado, 26 de febrero de 2011

sobre Inspiración

Es la primera vez que me animé a hacer un texto escrito en este formato. No sé nada de poesía, creo que por que no soy un lector recurrente de la misma. Muchas veces no entiendo lo que trata de decirme, o entiendo pero creo que hay algo que me estoy perdiendo. La poesía inspira de esa manera. En fin de cuentas anoto "aprender sobre poesía" en mi cuaderno de pendientes. Mi humilde intento de inspirar con palabras.

Inspiración

Inspiración,
las musas se fueron.

No está en la calle
no está en las casas, ni en los autos
ni en este colectivo ruidoso de jueves.

Analizo los detalles de elementos efímeros
busco objetos peculiares
las caras de la gente no inspiran ni confianza.

Nublo mi mente de ideas absurdas y me duermo
me aburro muy fácil con el día a día.

Nada sale donde nada hay
pero hubo y habrá.

Necesito ese algo que te vuela la cabeza
no es una droga barata
o un buen libro quizás
no es lo cotidiano, es algo más.

Las musas se fueron
vuelvan.

Padrino platónico

Resulta que iba a ser padrino. No por primera vez porque soy padrino de mi hermano Matute. Alguna vez en alguna de esas conversaciones que tenés con tu mejor amiga de toda la vida nos dijimos "vos vas a ser la madrina del primero" "bueno entonces vos vas a ser padrino del primero". Me ganó de mano la loca y se mandó a tener un bebé hermoso como es Felipe. Por cosas de la vida (ella está viviendo muy lejos y tuvo dificultades con el bebé y dificultades para venir) hicieron una especie de bautismo de emergencia allá por sus pagos. Obvio que quede fuera de esta jugada por la distancia y demás. Está bien, esta vez no se pudo. Yo igual planeo cumplir con mi parte del trato, o sea que, Pao vas a ser la madrina del primero. Desde mi madriguera te mando un beso enorme negra, para vos y para ese bebé hermoso que presumís por el Facebook con fotos como la que sigue. Sabé que te quiero un montón y que siempre pienso en vos.

jueves, 24 de febrero de 2011

Mucho por saber

Me pasó el otro día de estar reunido con amigos. Estábamos buscando boludeses en internet y matando el tiempo, uno de ellos quería saber sobre la carrera de cine que dicta la UNT aquí en Tucumán. Entramos a la página de la carrera y consultamos su currícula de materias. Leímos acerca del alcance del título y los objetivos que se desean alcanzar con esta carrera. Todo el tema me pareció muy interesante y hasta me dieron ganas de profundizarlo. Quienes me conocen saben que actualmente estoy anotado en dos carreras además de estar trabajando. Está de más decir que ni el tiempo ni las fuerzas me alcanzarían para, además, anotarme en esta tercera carrera. Quienes me conocen además sabrán que es común en mí interesarme por cosas como estas y buscar aprender sobre ellas desde el punto de vista más formal posible. Reflexionando al respecto choco con la pared de saber que "no se puede saber (estudiar) todo en la vida", al menos no de golpe como estoy pretendiendo hacer. Creo que con el tiempo me daré el gusto de aprender sobre cine (en la facultad que es mi ideal o como autodidacta). Me gusta leer y aprender cosas nuevas. Me gusta el saber porque es poder, no poder que se impone como la fuerza sino el poder capaz de generar un cambio. Hoy el cambio es en mi persona. El día de mañana cuando sea profesor ese cambio será visto en mis alumnos siendo su formación mi manera de retribuir al mundo todo aquello que me ha dado. Hay mucho por saber pero soy joven y tengo mucho tiempo para aprender.

domingo, 20 de febrero de 2011

sobre Carta a una desconocida

Un texto de esos a los que te gusta decirles lindo. Aunque dice carta a una desconocida en su momento tenía una musa inspiradora (de la que no voy a contar nada), que tiene que ser mencionada porque fue escrito por y para ella. Hoy es solo otro texto de los muchos que desparrame por Facebook o en el café, pero no deja de ser importante para mí.

Carta a una desconocida

Me pregunto si sos de esas chicas, esas que disfrutan la simpleza de las cosas. Una carta tonta llena de sentimientos puede ser tan simple como una charla de mates una tarde. Se dice más o menos lo mismo. Solo que esta vez lo escribo para vos y difícilmente pueda ver tu rostro al leerlo. De tu parte esta fingir que estoy frente tuyo e imaginar mi vos recitando estas líneas. Es un juego tonto nomás, solo para no romper la ilusión.

Me pregunto cuál será la expresión de tu rostro al leer estas líneas. Acaso diviso una sonrisa en mi idealización, acaso tus ojos se disparan de un lado a otro mientras lees apurada, muy interesada por el siguiente párrafo. ¿Es esa mueca de asombro la sorpresa de conocerme por primera vez en letras? Creo verte emocionada, por qué no, si es mi ideal de situación que invade mis pensamientos y se vuelca en este texto. Y así podría decirte que recibiste mi carta por medio de una amiga, así podría creer que estás en tu cama a la luz de la lámpara de tu mesita de noche. Que ese camisón blanco te sienta bien y realza tus facciones más femeninas. Que tu cama tiene el tamaño perfecto para una vida semi acompañada. Que los osos de felpa que adornan tu cuarto son pocos para los que yo te hubiera regalado. Que el viento en tu ventana desliza la brisa perfecta para flamear tu cabello mientras lees esta carta. Podría suponer, al menos, que alguna vez leerás esto. Y que los sentimientos que escapan de este texto provocaran ese suspiro anhelado por mi inconsciente. Un beso no dado, una caricia no recibida, un alago no escuchado una noche como la que imagino. Eso es un suspiro para mí. Y si acaso pudiera provocar esto en vos, como lo idealizo ahora, bastaría para complacer este deseo ferviente de ser parte de tu vida.

Crearía ese vínculo tan necesario entre dos corazones símiles, dos personas que acaso buscan lo mismo, el otro ideal. ¿Acaso podrás ser esa otra ideal que me espera en algún lugar? La que busco sin buscar, porque la idealizo como el momento en que estás, leyendo esta carta a no ser entregada nunca. Puedo creer que eres aquella que imagino tantas veces. Puedes creer que soy aquel que alguna vez quisiste encontrar en otros. Podemos imaginar un momento ideal juntos los dos. Si acaso existiera el nosotros, no en mi imaginación escapando de la realidad de las cosas, fugándose entre fantasías y anhelos, sino en la vida real.

Calamareando

Entró como un recuerdo, una bella canción de repente invade mis parlantes. Casi maldigo el aleatorio de mi reproductor de música, pero no, ya fue de asociar temas con gente. Un tema es un tema, va a estar siempre que lo quieras escuchar. La gente es gente, van y vienen. Me reconcilié con vos Andrés, y con este tema.

sábado, 19 de febrero de 2011

Distracciones

Creo que a todos nos pasa a veces que un mal recuerdo, o un pensamiento de mierda, nos tumba el ánimo. Al punto en que ni siquiera la lluvia de buenas nuevas, que puedan inundar tu vida, logran levantarte. Son esos días de profundo bajón, irrecuperable, insoportable. Es uno de esos estados anímicos de los que solo se vuelvo con el tiempo, no con la reflexión ni la indiferencia, hay heridas que solo las cura el tiempo. Creo que todos a veces necesitamos de esas distracciones que nos ayuden a olvidar, un rato al menos, eso que nos presiona el pecho. Salidas, chat, juntadas, todo se vale si lo que quieres es abandonar un estado de ánimo de mierda, depresivo e insoluble, y, por lo menos algunas horas, olvidar los problemas, zafar. Ojalá siempre tenga una distracción que me rescate en días pesimistas, ojalá no tenga más días como este.

sobre Historieta

Otra producción para el taller de escritura del profe Gonzales. Recuerdo que el pedido era escribir algo "que sea corto y que tenga un buen remate". Aquella vez me remarcó el uso de los puntos aparte y de los tiempos. Creo haber cumplido con el objetivo. Si el tiempo me lo permite espero este año poder inscribirme de nuevo a ese curso que me hizo mucho bien.

Historieta

Tengo esa sensación hace mucho, no sé si la conoces, es al tacto. Las cosas no son lo que aparentan, apenas estando cerca las reconozco. Cómo siluetas dibujadas, sin colores o formas. El mundo se convierte en una hoja rayoneada con lapicera, y las cosas son garabatos de azul manchados en un fondo de papel cuadriculado. Descubro escenas simples que se muestran en cuadros. Los diálogos son esferas partiendo de mi cabeza o de la tuya. Tus expresiones se fijan en tu cara estática. Quiero salir de esto pero no puedo, aunque lo intento. Es porque estoy en un trance de dos dimensiones. Enmarcado para siempre en la carilla de una hoja cualquiera. Pero me siento bien aquí, tranquilo y quieto, en absoluto silencio, solo temo a la siguiente página.

viernes, 18 de febrero de 2011

Escape

Volcar emociones y sentimientos en palabras en mi pequeño lugarcito en la red. Nada de lo que aquí queda es confidencial o secreto. Y es que nada oculto a casi nadie. Mis miedos los conocen, mis afectos también. Mis planes e ideas también los pueden saber. Solo se necesitan 10 minutos de su tiempo y saber escuchar. Creo que sé escuchar y también callar, porque a veces noto que mis amigos acuden a mi cuando necesitan a esa persona que te devuelve a la tierra, pero no pinchando el globito sino bajándote paso a paso, para no golpearse tanto al aterrizar. Yo aprovecho de ellos como ellos de mí, y como dije no oculto casi nada a casi nadie, pero como todos tenemos nuestros oscuros secretos, nuestros más profundos dolores, ese mal trago que no podes confiar con nadie, yo también tengo los míos. Esta es mi forma de canalizar esas cosas que en otros no puedo, que a mí mismo me superan, escribir, de lo que sea y aunque nadie lo lea, solo escribir y exteriorizar así la bronca, las dudas, los lamentos. No voy a contar aquí qué es lo que me acongoja, qué me motiva a redactar estas líneas, porque este es un lugar demasiado público y mi problema es demasiado privado. Solo me senté a escribir porque sabía que al final de estas líneas me iba a sentir un poco mejor.

Feliz cumple Gii

Muchas cosas (buenas y malas) pasaron en mi vida estos últimos tiempos. Creo que una de las mejores fue comenzar salsa. Me gusta mucho bailar y además me dio la posibilidad de conocer a muchas personas buenas que hoy ocupan un espacio especial en mi vida que además cuentan con todo mi afecto. Esta entrada en particular es para saludar a una de las chicas más buenas, simpáticas, inteligentes y divertidas que tuve la suerte de conocer en este tiempo y que aún estoy conociendo, porque esta niña aún se hace la misteriosa conmigo (chiste personal). Te saludo Gii desde mi lugarcito casi privado de internet (mi madriguera jeje). Y te deseo lo mejor del mundo. Sabés que te quiero no mucho sino un montón y que conocerte y poder ser tu amigo es de lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Feliz cumpleaños y mil besos de parte mi parte.

jueves, 17 de febrero de 2011

sobre Casi Perfecto

Un cuento particular. La idea era hacer una serie de cuentos sobre espías (al día de hoy es el único que hice), que sean cortos y precisos, y tratar de esta manera de tocar los factores humanos que afectarían a un espía (ocultar su identidad, cargar con la muerte de gente, no poder tener una vida normal). El tema de la trata de personas, que roza el cuento, salió sin que yo lo quiera (siempre trato de evitar tocar temas tan delicados por miedo a herir sentimientos), busqué centrar la atención en el personaje y su enemigo, apenas mencionando el tráfico de personas como un modus operandi del villano y solo nombrando este. Después de mucho tiempo volví a leer el cuento y me pareció que está bastante completo y hasta me erizó un poco la piel las palabras finales del personaje. Me gusta que algo propio me emocione de esta manera. Los lectores con relación al tráfico de personas espero no se ofendan con la mención que se hace. No es mi intención molestar a nadie con lo que hago.

Casi perfecto

Siempre me pregunte como será ese día, cuando la fuerza o la astucia, o ese algo especial y único, no alcancen. La idea no me perturba, tampoco me detiene, solo me hace más fuerte, más valiente. Nunca me rendiré sin luchar.

La sangre fría y seca que yace no oscurece mi vista, mis ojos lagrimean de sudor pero no de pena, mi espíritu manchado de muertes resiste una o cien más, muchas heridas. La vida es más larga para mí de lo que algunos piensan y a veces no tan grata. Sé que no perder el aliento es mi mejor arma y la aprovecho cuanto puedo.

Parado frente a él anticipo cada movimiento. Lo conozco, como a mí, como al resultado ideal de un misterioso proyecto. Es la máquina hecha carne y sentidos, es la máquina en funcionamiento. Y arremete, furibundo golpea preciso, ruge y acierta, exhala con violencia y saliva. Titubeo, creo, él lo cree y se confía, confunde mis pasos hacia atrás con mi derrota. Lo conozco sin saber su nombre, no me importa saberlo, se interpone en mi camino y eso basta para mí. Entiendo sus motivos, como él los míos, los dos somos sirvientes de la muerte y nos tocó hacer su trabajo sucio. Solo conozco mi historia como verdadera, aunque no me creo un justiciero, soy solo un profesional a buen precio que se informa antes de aceptar el trabajo.

Mis manos están sucias, pero no tanto como las de mi objetivo. Un digno mandatario, un servidor público. Pero se dice mucho menos de él de lo que se conoce. Un bachiller, doble apellido y adinerado, que solo llegó hasta segundo año de la facultad y luego la política. Dos veces intendente y diputado, esposa y dos hijos, muchos amigos en cargos altos, jueces y comisarios. Pero la política no enriquece de esa manera, no a ese ritmo. Algo había al escarbar más profundo, algo más que sus fincas y sus campos, más que sus inversiones y fábricas. Él era un tratante. Un negociante de vidas sin rastro, pero no olvidadas, un saqueador de tumbas vacías que cercena personas sin cortarlas y las vende, la peor escoria de una sociedad sin escrúpulos.

Ahora lo tengo frente a mí. Ninguno de sus guardias, ninguno, nadie pudo detenerme. Corrí con suerte otra vez, esa maldita suerte. Él no la tuvo. Cree que no anticipo su mano al costado y el arma, que no sé de la alarma bajo el escritorio. Es tan estúpidamente predecible. Sus últimas frases heroicas son súplicas, cree poder pagar el precio de verlo sangrar, esta corre por mi cuenta.

Adiós señor muerte, al menos uno como tu dejará de robar vidas inocentes. No soy un héroe, sólo soy un empleado pero a veces, solo a veces, disfruto al hacer bien mi trabajo.

lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín

Esto va más que nada para los que hoy (14 de febrero, San Valentín) o este año o todo el año pasado o el tiempo que sea, están solos. Gente, es el día de los enamorados. Enamorados de una mujer, de una profesión, de un hijo. No se trata de estar de novio o estar con alguien para poder festejar esta fecha. Si alguna vez sentiste amor, sentiste que dabas amor y sabes que fue así, porque así lo admitís, entonces es tu día. Y es mi día también, porque una vez me animé a amar, a entregar todo de mí a esa única persona, a confiar mi bienestar solo a ella. Fui un enamorado alguna vez, alguna vez volveré a serlo. Y aunque no lo festeje, aunque para mi sea otro día más del año, sé que también es mi día. Feliz día de los enamorados para mí.

Bloggear hace bien

Qué bueno esta eso de mostrar cuales son los blogs que seguís (creo que voy a dejar un lugarcito en el mío para mostrar cuales son los que sigo yo). Boludeando en el blog de un amigo del café literario empecé a mirar los blogs que él sigue. La mayoría son blogs personales pero con entradas con cuentos o poesías, algunos con fotos muy colgadas que hacen pensar "¿de dónde mierda saco eso?". Me doy con la grata sorpresa de que los textos publicados en estos blogs son de gran calidad, muy imaginativos y prolijos (leí un par de cuentos que me dejaron con la boca abierta). Hay mucho talento en la comunidad bloguera y creo que blogger es una buena herramienta de difusión para estos artistas (me animo a decirles así aunque no se bien que es el arte). Te divertís, conoces otros estilos de escrituras, aprendes sobre una variedad de temáticas y como cada uno las trata. Muy recomendado leer (al menos una entrada de vez en cuando) el blog de cualquiera que se anime, no a difamar con esta herramienta, sino a crear. Afirmo de nuevo como en el título BLOGGEAR HACE BIEN.

sábado, 12 de febrero de 2011

sobre Camino Solo

Terminé este relato hoy mismo. Esta cargado de melancolía y buenos recuerdos. Una forma de jugar con mi propio ánimo. Lo bueno de escribir sobre uno mismo es la liberación que se siente poder expresar algo latente que al mismo tiempo entretenga, que genere reflexión o sentimentalismos. Los lectores que me conocen sepan que estoy más que bien y me permito jugar con mi propio pasado en un texto de ficción.

Camino Solo

Entonces salgo de casa para hacer el camino de siempre, camino que hacía mucho tiempo no transitaba. Salgo de casa para buscarte donde siempre, donde me acostumbre a encontrarte. Son algunas cuadras de recuerdos que debo caminar una vez más después de tanto tiempo, sabiendo que será la última, ¿por qué?

Salgo de casa y ando por la vereda de mi barrio, de mi querida avenida que tantos años me voy ir y venir. Llego hasta la parada donde solía esperar el 7 para ir a la escuela primaria, de eso hace ya tanto tiempo, donde una amiga partía hacia su casa cuando venía a verme los domingos, después de acompañarla a ella iba a verte a vos. La parada es la misma pero el colectivo ahora hace un recorrido distinto, las cosas cambian y nos adaptamos a eso siempre que podemos. Desde el cambio puedo tomar el mismo colectivo en otra esquina, más cerca de mi casa, así que no tengo que recordarte cuando decido viajar en el 7. Es un alivio.

Doblo en la esquina de la parada, aquí a la vuelta vive un buen amigo, ese que saludábamos siempre que veníamos de tu casa. Podría pasar por ahí, ver que está haciendo y quedarme a charlar un rato. Vos no vas a ir a ninguna parte, lo sé, aunque no con certeza. Pero no… mejor no, me da vergüenza. Él me vio en los peores momentos de nuestra separación y no se explica por qué volví a buscarte, como es que tarde tanto en superar lo que pasamos. Mi respuesta siempre es “tiempo al tiempo”. Eso me sobra ahora, camino solo así que puedo ir tan rápido o tan lento como quiera.

Sigue el viaje. Es inevitable recordar algo nuestro cuando transito estas cuadras, que podría decir que detesto, pero estaría mintiendo. No puedo odiarte por que te quise tanto como vos creo que me quisiste a mí. Las cosas se terminan y ya. Es un punto aparte que cuesta escribir a veces pero que debe hacerse. ¿Y por qué detestar estas calles?, que hoy camino para ir a verte, que caminé tantas veces en el pasado y lo seguiré haciendo. Compartimos este barrio y sus calles, eso no podemos evitarlo.

Estoy llegando a la esquina del pool, ese al que nunca fuimos y al que nunca iré. Siempre salude al dueño del lugar, que al parecer siempre está parado en la vereda, y lo saludo no solo por respeto sino por conveniencia también. No son tan lejanas las noches en que volvía caminando de tu casa a las 3 de la mañana. Si he de andar solo a esa hora es bueno hacerse conocer por las personas que habitan las calles tan tarde. Saludo al señor, no paso tanto tiempo, estoy seguro que me recuerda. Él también me saluda.

Siento un aire nostálgico en las dos cuadras que faltan hasta tu casa, el de andar por lugares tan comunes antes, que ahora solo son recuerdos acumulados en mi memoria y disparados por el paisaje. Así al ver el cartel aquel, que dice “trabajos por computadora”, recuerdo venir caminando con vos mientras lo colocaban ahí mismo. Eso no ha cambiado. Recuerdo hacer uno de esos chistes boludos que me salen a veces, y vos reírte y acotar algo gracioso también. Nos divertíamos con tan poco. Yo todavía soy capaz de hacerlo.

Ya estoy en la esquina, solo falta media cuadra. Miro de reojo en dirección a tu casa, por alguna razón quiero verte esperando mi llegada afuera. Es obvio que no vas a estar. Tenés una vida ahora y yo dejé de ser parte de ella hace mucho. Tenés cosas más importantes que hacer que esperar la llegada de un viejo amor, que solo viene por un par de cosas que quedaron en tu casa. Toco el timbre y alguien me atiende, no importa quien, me reconoce y te llama. No vengo a verte, que no se mal entienda. Solo vengo a buscar un papel escrito que te di, unas fotos mías viejas y tal vez otro lindo recuerdo que quedó guardado en mi memoria. Un recuerdo que necesita dispararse con tu presencia, con ver tu rostro de nuevo. O tal vez sea esta casa en este barrio. Olvide muchas cosas que no quería olvidar. Puede que extrañé recorrer este camino hasta tu casa como lo hacía antes, casi todos los días. Puede que extrañé verte salir desde lo lejos y recorrer ese pasillo hasta la puerta. Puede que extrañé verte. Las viejas costumbres son difíciles de olvidar, como las malas mañas. Es solo melancolía.

Está hecho, no hay nada más que hablar. Vuelvo a mi casa pero esta vez tomo una dirección distinta. Un nuevo camino que va a llenarme de nuevos recuerdos felices. Solo miro hacia adelante ahora. No conozco este sendero, puede estar cargado de piedras con qué tropezar.

viernes, 11 de febrero de 2011

sobre La casa de mis padres

Este es un texto hecho a pedido. En mi búsqueda de aprendizaje, respecto a este pasatiempo que tanto disfruto (escribir), alguna vez me anote en un taller de escritura dictado por un profe de la tecnológica (el profe Gonzales de Ingeniería y Sociedad). Tenía que hacer un texto por semana para llevar y así marcar la evolución de lo que escribía. Aunque muchos no lo crean escribir a pedido es muy difícil (aun cuando sea libre tema). Hacia lo mejor que podía pero siempre tenía algunos errores que corregir (cosa que me parecía excelente, de los errores se aprende). Este cuento en particular me gusta porque es sencillo y fácil de leer, y porque le saco un "ah estaba... " (se sorprendió con el remate) a mi profe rígido y muy exigente.

La casa de mis padres

Llego temprano esa tarde a la casa de mis padres. El sol no calienta lo suficiente a esa hora como para que la respiración no se convierta en vapor tibio saliendo de la boca de mis vecinos. Solo sus rostros están al descubierto, como los rostros de los conocidos en la avenida, todos bien abrigados por el frío clima.

Decido caminar por el cordón de la calle como cuando era un niño. Hacer equilibrio así solía divertirme mucho. Quienes me recuerdan sabrán que siempre fui muy solitario en mí andar por el barrio. Sin amigos ni compañeros de la escuela cerca, sin hermanos o primos que me visiten. Solo éramos yo y el cordón alto de la vereda que llegaba hasta el final de la calle. Era un verdadero desafío.

También estaba la plaza a la vuelta de la esquina, frente al taller de autos. Recuerdo que solía caminar, o a veces correr, por el cordón hasta la esquina. Cruzaba la calle sin mirar y en el kiosco de enfrente compraba chicles de menta. Los saboreaba de a tres o cuatro a la vez. Hacía globos del tamaño de mi mano, pequeña como la de cualquier niño, que explotaban pegándose en toda mi cara. No recomiendo hacer esto en invierno.

Siempre me quedaba algunas horas sentado bajo la palmera que estaba junto al kiosco. Me divertía viendo llegar e irse autos del taller. Los sonidos y explosiones que escuchaba a veces me causaban mucha gracia. Conocía por entonces de modelos y de marcas. El que dice “esas cosas no se olvidan” no me conoció bien.

Cuando me animaba cruzaba a conversar con el mecánico. Era un viejo y gordo señor sin mucha paciencia, que no demoraba mucho en mandarme a mi casa o a ver a mis padres. Tanto él como la mayoría en el barrio nunca supo bien lo que paso. Si la falta de tacto del mecánico me disgustaba, antes de cantarle sus verdades de viejo y de gordo, tomaba rumbo hacia los videos.

No es mi costumbre alabarme, siempre me consideré un niño humilde, pero en esto era bueno, jugando a los videos en verdad era muy bueno. Tengo que confesar que no estaba solo siempre, aquí compartía, al menos una hora o un poco más, con otros niños de mi edad, con los que hacíamos combates para ver quien se ganaba quedarse jugando en la maquinita. Todo estaba bien hasta que no tenías más fichas ni plata, podías quedarte solo a mirar pero era un poco aburrido si no se podía jugar también. Lo mejor eran los combates, cada uno elegía el personaje que mejor manejaba y se enfrentaban. No era solo una pelea en el juego, el honor de esos niños se medía en cada contienda. Aquí me divertía mucho. Conocía el nombre de varios de estos chicos aunque no creo que ellos el mío.

Finalmente la tarde se completaba con la renombrada plaza, justo al frente de los videos. Cuando me cansaba de ganar, humildad aparte, o de perder también, cruzaba a jugar en la hamaca o el tobogán, me colgaba como un mono de los pasamanos o solo corría en línea recta tratando de batir mi propio récord. Aquí también tenía compañía ocasional, pero era menos frecuente que en los videos. Era casi de noche cuando volvía a casa, por entonces el barrio era más seguro que ahora.

En casa siempre estaban mamá y papá esperando, no sé muy bien a quien, pero ahí estaban. Justo como ahora. No se confunda lector, ellos no murieron cuando yo era un niño, tampoco estaban enfermos o postrados a sus camas por algún problema extraño. Simplemente estaban ahí pero no para mí. Esto no es un misterio para nadie, y casi creo que los entiendo. Ocupados en sus trabajos, con sus amigos o entre ellos mismos. Solo soy un recuerdo triste en sus complicadas vidas, que no vale la pena traer más que en ocasiones especiales. No los culpo por esto. Pero lo que ellos no saben es que, en todos estos años sin vida, no he podido dejar de volver a la casa de mis padres.

lunes, 7 de febrero de 2011

Cuentos a leer

Me gustan los libros de cuentos (dicho así suena que es algo para niños. Los adultos también leemos cuentos), y me gustan porque sus historias breves, según cuanto le interesen a cada lector, son capaces de emocionarnos fácilmente. Pensando en que la vida es única y el tiempo lo más valioso (se entiende por qué no me gusta dormir siesta), que una lectura de 15 minutos de un cuento pueda despertarnos deliciosas sensaciones y emociones es algo para valorar. Todos conocemos esa sensación de que algo falta cuando nos encontramos con un final abierto. Y pasa que justo ese párrafo me describe a mí o a algo que me paso una vez. Todos nos metemos en la piel del héroe y queremos que salga airoso, o al revés, que el villano gane. Amo ese poema archiconocido, nunca leí un cuento igual a este, no puedo creer que alguien escriba algo así y más, mucho más. Son solo 15 minutos, de una vida llena de cuartos de hora, y te llenas de emociones y sensaciones, te llenas de vida ¿Cuánto tiempo te llevo leer esto? Hay tantos cuentos por leer.

viernes, 4 de febrero de 2011

sobre El carnicero

El cuento comenzó con la idea de un personaje que hacia cualquier cosa por dañar a las mujeres con las que estaba. Pensé en darle a su problema un grado de adicción y que además sea un jugador, un galante estratega que se entrena para seducir y conquistar futuras víctimas. Creo que la parte de la adicción esta solo para librarlo un poco de culpa. En el fondo no creo que haya gente mala, solo están enfermos o confundidos. Sacando un poco todo lo malo del personaje me hace acordar a un amigo, por todo eso de aprender como seducir y adaptarse a lo que las mujeres quieren para poder conquistarlas. Me hace pensar, por detalles y similitudes ínfimas entre el personaje y mi amigo, que la realidad y la ficción no están tan separadas.

El carnicero

La creación más preciada de Eduardo fue su mujer Ana. Estamos hablando de una verdadera obra de arte, un homenaje a la belleza y sensualidad del sexo femenino. Creada a partir de mujeres inteligentes y hermosas mutiladas y cercenadas por el propio Eduardo, víctimas por casualidad o causalidad, víctimas por haber cruzado el camino del hombre alguna vez.

La historia de estas mujeres es tan triste como su destino, aisladas de alegrías y esperanzas, carentes de un futuro próspero y feliz. Son víctimas de un enfermo, de un adicto confeso e incurable, que se las ingeniaba para lograr esa conexión mágica de un primer encuentro, de una conversación casual, para luego avanzar sobre ellas.

Eduardo las cautivaba, las desafiaba, las idolatraba, gastaba cada minuto de su día en imaginar y concretar una nueva manera de enamorarlas. Era un hombre inteligente, respetuoso, humilde, amable, un fotógrafo, un artista, era un buen partido para cualquier mujer en cualquier lugar que se encuentre. Pero era un adicto.

Eduardo vivía para sus conquistas, en su papel de semental jugaba sus cartas de a una y con estrategia. Cada nueva amante era un desafío diferente, entender cuáles son las costumbres que tiene, sus ideas y sus metas, adaptarse a su ritmo de vida, aprender a convivir junto a ella compartiendo sus tiempos con los propios. Cuando la relación prosperaba y la pareja pasaba del noviazgo a la convivencia, Eduardo centraba su atención en rellenar cada recoveco, cada lugar vacío o insatisfecho de su mujer actual. El hombre era un estratega y como tal sabía las palabras justas para cada momento, y podía ser un confidente, un amigo, un compañero en sus actividades, un buen amante. La debilidad innata que todos tenemos, ese talón de Aquiles, propio de cada una de ellas, era el punto de partida al declive de su existencia. Así Eduardo conseguía llegar al lugar exacto, al momento justo de la relación, en que su pareja sentía esa necesidad latente de complacerlo, de estar de acuerdo con él en todo lo que dijese, de aceptar cada pedido suyo como una orden, de no faltar a sus reglas y condiciones, de velar todo el tiempo por su bienestar.

Era entonces que Eduardo, ya en su lugar de placer, en su propio paraíso de sentimientos y sensaciones, consumía cada gota y cada fragmento de vida de su mujer actual. Y era un adicto. Provocaba disputas por el placer de tener la razón de lo que se discutía, incitaba a rompimientos sólo para escuchar suplicas y llantos, acusador celaba y desconfiaba para conseguir el placer de la entrega absoluta, de la sumisión total de su pareja. Sólo así conseguía llenar esa profunda necesidad, esa dañina adicción y oscuro deseo que lo desbordaba.

Y las parejas de Eduardo sucumbían con el tiempo, por el desgaste o la desesperación, por la desesperanza, en un abismo profundo y sin salida. En un deplorable estado su cuerpo y su mente se atrofiaban hasta caer en la paranoia y la agonía de un dolor físico punzante y sin motivos, la decadencia del ser en su máxima expresión, cuerpo, mente y alma, todo se perdía. Y ellas ya nada podían hacer, y Eduardo ya nada podía hacer con ellas, entonces se marchaba.

Pero pronto Eduardo se vio exhausto, lo años y los vicios lo convirtieron es un viejo moribundo y pobre, un ser grotesco. Todas las mujeres que pasaron por su lado alguna vez ya no estaban, todo el encanto juvenil que antes lo ayudaba a saciar su deseo, a calmar su adicción, se había desgastado con cada una de sus mujeres. Ahora estaba solo. Ahora era feo. Pasaba los últimos días de su vida enfermo, mirando al sol ponerse a la distancia sin saber si despertaría a la mañana siguiente. Muy orgulloso como para llorar, blasfemaba frases al viento maldiciendo a toda la existencia, era incoherente y senil. Detestaba pensar que la vida le devolvía el golpe, ese que por tantos años él le había propinado a cada una de sus mujeres, y entonces su sufrimiento no era casual. Cuando el pavor del silencio en la noche lo superaba se imaginaba asestando estocadas, con un viejo cuchillo de carnicero, a cada mujer que cruzó por su camino. Y las recordaba a todas.

Un día de invierno Ana apareció en la vida de Eduardo, y ella fue su más grande creación. Hecha de partes de mujeres del pasado bohemio de Eduardo, que había coleccionado cuidadosamente en una caja de madera, Ana era perfecta. Tenía la sensualidad de Belén en todas sus expresiones, tenía la comprensión y paciencia de Emilse, de Silvina tenia los pechos redondos y bien formados, de Natalia la cola firme y el pelo largo hasta la cintura, los ojos celestes de Romina, la tez blanca de Andrea y más, mucho más. Ana representaba todo lo que Eduardo quiso durante tantos años, y era sólo suya, porque él la creo.

Así pasó Eduardo los últimos tristes días de su vida, una vida que no siempre fue triste, pero sí muy vacía. Y así pasó Eduardo las últimas noches de su vida, desnudo frente a Ana, una mujer hecha de retazos de muchas otras, pegada en el espejo, con un cuchillo de carnicero en su mano derecha y la soledad en su mano izquierda calmando su adicción hasta acabar.

* del libro Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular

Los buenos amigos odian

Los buenos amigos odian por vos. Es que a veces uno no puede hacerlo, por más que lo quiera, por más que esa persona malvada, vil y cruel, lo merezca. O podría no ser una persona malvada, vil y cruel, solo un desencuentro amoroso, un errado incorregible o un inocente equivocado. Su identidad no es importante, el crimen que cometió hacia vos tal vez tampoco lo sea. Pero a veces hace falta esa terapia del odio. El poder putear y reputear aunque sea al aire. Descargar la bronca con un TE ODIO POR QUE SOS UN/A HIJO/A DE PUTA Y TE PODÉS IR BIEN A LA MIERDA VOS Y TUS… y así lo que salga de más adentro. Odiar, detestar, aborrecer, sacarse su recuerdo y el mal trago que te hizo pasar con un sentimiento tan transparente como el odio. Que va dirigido, que no distingue sexo o edad, que no pregunta el por qué, solo odia. Y que pasa cuando no podes, cuando es más lo bueno que lo malo, cuando parece que no se lo merece como todos piensan, cuando simplemente no sos así. Ahí están los amigos, fieles compañeros de la vida, odiadores por naturaleza. Ellos son capaces de ver el error del otro, de maximizarlo al grado de un crimen mortal, de reflexionar cuanto se merecen padecer el doble o el triple que vos, de ignorar tus propios errores con un “pero vos al menos no hiciste esto” o cosas así. Son de lo peor, por eso son buenos amigos. Gracias amigos por su odio tan útil, siempre que me necesiten voy a estar ahí para odiar por ustedes también.

lunes, 31 de enero de 2011

De modas y cosas por el estilo

Me pase un buen par de horas la otra vez hablando con una amiga sobre modas. Tema del que desconozco mucho así que fue más bien un monologo por parte de ella y un... ¿¡EH!? ... (Con la cara de no entiendo un carajo y rascándome la cabeza). Encontré su charla muy entretenida como me pasa cuando converso con alguien que sabe de lo que habla y demuestra seguridad en lo que dice. Además esta mina tiene facilidad para explicarme las cosas con ejemplos simples (cosa que necesito a veces).
Me di cuenta en esta conversación la complejidad de estar a la moda. Cuantos detalles y accesorios hay (con nombres raros a veces) para poder combinar. Los contrastes con los colores a la hora de vestir. Los estilos de ropa que se pueden usar para una u otra ocasión. Me explico sobre texturas de telas y cosas así aunque no quedo tan en claro porque no teníamos ejemplos de esas telas como para tocar.
Comprendí la importancia de vestir bien y acorde a la situación-lugar en que se encuentra uno. No es que sea un atentado a la moda (que a veces lo soy), visto normal (creo) y no voy de payaso a un funeral, les aseguro. Pero hablar del tema me dio una nueva perspectiva sobre moda y vestimenta, que lo acercan un poco a mi versión romántica de lo que es el arte, algo que tiene que disfrutarse de ver, oír o sentir, y lo alejaron un poco de ese mundillo tan superficial en donde tenía encasillado todo lo que respecta a moda. Siempre se aprenden cosas nuevas creo. Amiga me abriste la mente y la vista a el arte que significa para muchos estar a la moda (bue solo un poquito, siempre voy a ser un desastre para estas cosas).

lunes, 24 de enero de 2011

La necesidad de compartir

A todos (me parece que a todos) nos invade la necesidad de compartir. Aquello que disfrutamos, y creemos que otros pueden disfrutar, es lo que promocionamos ante el mundo (al menos así me sucede, no sé al humilde lector de este blog). Invito a todo el mundo al café literario, a las clases de salsa, a leer esto o escuchar aquel disco, a tomar mates con amigos (cosa que me encanta hacer), a escribir (ojalá todos escribieran, para poder entender que es lo que piensan y sienten). Además me gusta mucho cuando la invitación viene del otro, tratando de hacerme parte de su mundillo de placeres aun a sabiendas de que a mí “esa onda no me va”. Es compartir, siempre compartir. Me siento frente a una computadora ausente de redes sociales, de vídeos graciosos y de chat (me quede sin Internet indefinidamente), frente a un block de notas en blanco, escuchando un recopilado de temas que me gustan, solo a escribir entradas para el blog. Cuando tenga manera de llevar el archivo iré a un cyber o a un amigo a subirlas. Es la necesidad de compartir la que mueve mis dedos y los presiona contra cada tecla. Aunque no sea inmediato, aunque nunca tenga respuestas.

domingo, 23 de enero de 2011

sobre Recordando a Mariana

Una vez leí, en un libro de cuentos de ciencia ficción mexicano, un cuento sobre una computadora capaz de escribir poesía. En realidad el cuento trataba de otra cosa y solo se mencionaba a esta computadora. La idea me pareció genial y quise hacer algo sobre eso, pero que esta computadora no solo ejecute el programa para escribir, sino que también pueda hacer una interpretación al respecto. Mariana está presente en la vida de Gastón y de los narradores de la historia como la musa inspiradora del fragmento de texto interminable, mientras tengan papel para imprimir.

Recordando a Mariana

– Cada vez que recuerdo a Mariana lo hago con menor detalle, creo que son pequeñas cosas las que voy perdiendo, nada más, no es que me olvidé de ella, ¿serán los años?

– Es probable, después de todo, los componentes se desgastan, los módulos de memoria se estropean, además tenemos esa tendencia de borrar registros para almacenar nuevos datos que…

– Está bien, ya basta, todo eso lo sé, de haber necesitado un técnico no habría recurrido a vos. Es obvio que no podemos recordar todo detallado siempre, nadie puede, pero ¿conoces esa sensación de perder algo importante?, como tener una foto cortada o en partes, que sólo muestra una imagen pero no un contexto, algo así como…

– No digas más, me doy cuenta al instante que necesitas consultar los backup's, ¿conoces la fecha o la ocasión?, ¿algún parámetro de búsqueda particular?, puedo consultar en los registros de a uno pero tardaría varios minutos.

– Espera, no hagas nada todavía, ¿podrías dejar de pensar en ceros y unos por un momento? Estoy tratando de resolver algo importante… ya sé, esto es lo que vamos a hacer, voy a planteártelo en tercera persona.

“Mariana despierta esa tarde calurosa de primavera, se levanta de la cama y camina hasta el gran ventanal, repliega las cortinas y un sol naranja ilumina el cuarto hasta el techo. Gastón entra en la habitación totalmente mojado, la fuerte tormenta proveniente del este lo empapó en su caminata matutina, abraza a Mariana que se queja aun enojada, reprocha lo transpirado que está él y se aleja hacia la ventana soltando el elástico de su bombacha marrón, aprisionado entre ambos cachetes de sus nalgas, a Gastón le gusta mucho esa imagen.”

– Eso estuvo muy bien, ¿de donde lo sacaste?, es decir, no te creía capaz de procesar algo como eso.

– No te precipites, si apenas estoy empezando...

– Aunque es una salida muy bien diagramada, y reconozco que sobrepasaste tu código, hay al menos una incongruencia en el fragmento, es decir, Mariana nunca usó una bombacha marrón.

– Tal vez nunca la usó con vos, ahora déjame continuar por favor, creo que estoy logrando algo.

“Esa noche cenaron temprano en la tarde, a la luz de las velas bajo un cielo oscuro y tenue. Mariana vestía de un rojo radiante pero opacado por su rostro, un rostro fino en curvas enmarcadas por sombras de luz lunar y estrellas, que iluminaban de par en par el balcón de la casa. Gastón la admiraba sin excusas y ella se lo permitía ansiosa de ser notada, pero él reconocía esa mirada esquiva e indiferente, sabía que él también estaba equivocado, pero no cedería ante las ideas ridículas de una niña caprichosa, no quería verla. La cena transcurrió en forma normal y serena, rieron por momentos al recordar viejos días y viejas ideas, rieron al verse viejos siendo jóvenes. Decidieron bailar e incluso salir de la casa, irse a una fiesta, algún pub de moda, ver amigos, tomar algunos tragos y bailar, donde sea bailar. Y bailaron dando giros y saltos, rápidos movimientos de un lado a otro, era un vals lento y magníficamente ejecutado por los dos. Mariana se detuvo un instante, corrió presurosa por el pasillo hasta llegar a la puerta y entró a la casa, mientras que una lluvia torrencial bañaba casi por completo a Gastón que sólo tardó un poco más en entrar pero esto bastó para terminar empapado. La demora, como siempre, la ocasionó el auto, ese maldito cacharro se trababa antes de cerrar por completo la puerta. Ella podría haber sugerido de nuevo sacar los viejos equipos del garaje, pero no quería iniciar otra pelea. Ya en la casa los dos encendieron las luces aunque todavía estaba claro, la luz se filtraba por los grandes ventanales y la tarde moría lenta, el paisaje desde el balcón era magnifico, era de un cielo abierto y despejado que mostraba un sol naranja, inmenso en el horizonte y a medio poner. Decidieron continuar el baile que se postergaría más adelante esa noche, pero él estaba traspirado y ella prefirió alejarse.”

– La discusión por los equipos fue tan innecesaria, para mí Mariana tenía razón, somos chatarra inservible, pero también somos el esfuerzo y sacrificio de años de estudio de Gastón, y creo que eso ella nunca lo entendió.

– Yo creo que Gastón hubiese preferido tirarnos, ¿no te parece?, sino de qué le sirvió guardar un ordenador obsoleto corriendo un programa inútil. Estoy un poco enojado, sigo tratando de recordar a Mariana, pero en los fragmentos hay falencias, creo que las peleas fueron en otro lugar y tiempo, los encuentros casuales, los bailes, algo falta, ¿vos te acordás del último día?

“Mariana está furiosa, o es que simplemente no resiste más, siente por dentro que Gastón está cada vez más distante, más dedicado a sus experimentos sobre conducta e inteligencia que a su propia vida, que a su vida juntos. Ha tratado durante meses captar su atención, recuperar su cariño, volver a ser parte de su vida, pero todo es inútil, ambos explotan en conversaciones a gritos fervientes. Mariana lo escucha pero no entiende la obsesión de Gastón, ¿crear el código de ese programa era tan importante para él?, eso de líneas de un lenguaje ensamblado capaz de interactuar, de aprender y crear, capaz de concebir arte en palabras, en prosa, capaz de sentir y expresar lo que siente, era la obsesión de un lunático”

– ¿Estas imprimiendo eso?

– Estoy imprimiendo todo.

“El último día de Mariana y Gastón juntos fue igual a cualquier otro, desayunaron en la cama, aunque la sala estaba toda sucia no les importó, el café con medialunas estaba servido en la mesa y ellos en los sillones. Vieron tele un largo rato, Mariana se quejaba de los programas nocturnos por ser siempre tan repetitivos. Gastón la dejó sola un momento para alistarse, ya casi era hora de su caminata matutina y Mariana tenía que empezar a preparar la cena, entonces ambos coincidieron en la necesidad de verse al menos una hora a la tarde, pasaron los días y esa tarde al fin llegó. Mariana soltó su largo cabello lacio, vestía una musculosa blanca escotada y esa bombacha marrón que a Gastón tanto le gustaba, era el último regalo que la mujer le daría al hombre, no hay como el sexo matutino, no hay como la luna ahí arriba adornada por las estrellas, no hay como Mariana vestida toda de blanco, no hay como su flequillo enrulado. Pronto Gastón recordó algo que nunca dijo, y una vez más esperó oírlo primero de ella, pero las horas pasaron y siguieron viendo tele en silencio, Gastón la dejó sola un momento para alistarse, y lo último que escuchó de ella fue un seco hasta luego, nunca más recordó cómo decir te amo, eso sólo lo decía Mariana.”

– Creo que quedó muy bien.

– Si, está bastante bien, pero tenemos que ser cuidadosos con lo que imprimimos, ya no nos queda mucho papel.

– ¿Crees que Gastón tarde todavía mucho en volver?

– No debería, espero que no, ya pasaron 77 años, igual no podemos parar. Gastón nos dejó la tarea de inventar e inventar y eso es lo que vamos a hacer. ¿Qué te parece si dejamos de lado a Mariana por un rato? El otro día tuve una idea sobre el…

* del libro Ernesto Pérez Pascualino y sus cuentos de ciencia-ficción popular

Envidia

A veces un poco de sana envidia no viene mal. Me pasa en aspectos que me interesan mucho y que no tuve la suerte (dícese tiempo, recursos o ganas) de comprender o de formarme completamente (o al menos hasta el punto en que me gustaría). En particular esta vez es un libro que compre hace casi 4 meses, Témpera Mental de Horacio Fontova. Dicho en pocas palabras es fantástico (o al menos a mí así me parece). Apenas empiezo a leerlo y ya me genera este sentimiento tan ruin. Tiene en su mayoría cuentos muy cortos, con mensajes precisos bien entendibles. En algunas líneas dice tanto que te deja queriendo un poco más de esa historia o de esa reflexión, y de inmediato ataca con otro tema totalmente diferente. En particular leo cuentos y pienso “por qué no se me ocurrió a mí, es un genio”, leo fragmentos que describen cosas y siento que logró algo en esa descripción que intenté sin resultado en muchas oportunidades por mi propia cuenta. Me paso leyendo estos textos y diciendo, como un loco en voz alta, "fantástico" en el mejor de los casos, porque siempre escapa un “es un hijo de puta” (en el mejor sentido, claro), porque lo es, un genio. Te envidio Negro Fontova y no paro de leer tu libro porque sé que algo bueno de esa envidia puede salir.