domingo, 23 de enero de 2011

Envidia

A veces un poco de sana envidia no viene mal. Me pasa en aspectos que me interesan mucho y que no tuve la suerte (dícese tiempo, recursos o ganas) de comprender o de formarme completamente (o al menos hasta el punto en que me gustaría). En particular esta vez es un libro que compre hace casi 4 meses, Témpera Mental de Horacio Fontova. Dicho en pocas palabras es fantástico (o al menos a mí así me parece). Apenas empiezo a leerlo y ya me genera este sentimiento tan ruin. Tiene en su mayoría cuentos muy cortos, con mensajes precisos bien entendibles. En algunas líneas dice tanto que te deja queriendo un poco más de esa historia o de esa reflexión, y de inmediato ataca con otro tema totalmente diferente. En particular leo cuentos y pienso “por qué no se me ocurrió a mí, es un genio”, leo fragmentos que describen cosas y siento que logró algo en esa descripción que intenté sin resultado en muchas oportunidades por mi propia cuenta. Me paso leyendo estos textos y diciendo, como un loco en voz alta, "fantástico" en el mejor de los casos, porque siempre escapa un “es un hijo de puta” (en el mejor sentido, claro), porque lo es, un genio. Te envidio Negro Fontova y no paro de leer tu libro porque sé que algo bueno de esa envidia puede salir.

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