viernes, 11 de febrero de 2011

La casa de mis padres

Llego temprano esa tarde a la casa de mis padres. El sol no calienta lo suficiente a esa hora como para que la respiración no se convierta en vapor tibio saliendo de la boca de mis vecinos. Solo sus rostros están al descubierto, como los rostros de los conocidos en la avenida, todos bien abrigados por el frío clima.

Decido caminar por el cordón de la calle como cuando era un niño. Hacer equilibrio así solía divertirme mucho. Quienes me recuerdan sabrán que siempre fui muy solitario en mí andar por el barrio. Sin amigos ni compañeros de la escuela cerca, sin hermanos o primos que me visiten. Solo éramos yo y el cordón alto de la vereda que llegaba hasta el final de la calle. Era un verdadero desafío.

También estaba la plaza a la vuelta de la esquina, frente al taller de autos. Recuerdo que solía caminar, o a veces correr, por el cordón hasta la esquina. Cruzaba la calle sin mirar y en el kiosco de enfrente compraba chicles de menta. Los saboreaba de a tres o cuatro a la vez. Hacía globos del tamaño de mi mano, pequeña como la de cualquier niño, que explotaban pegándose en toda mi cara. No recomiendo hacer esto en invierno.

Siempre me quedaba algunas horas sentado bajo la palmera que estaba junto al kiosco. Me divertía viendo llegar e irse autos del taller. Los sonidos y explosiones que escuchaba a veces me causaban mucha gracia. Conocía por entonces de modelos y de marcas. El que dice “esas cosas no se olvidan” no me conoció bien.

Cuando me animaba cruzaba a conversar con el mecánico. Era un viejo y gordo señor sin mucha paciencia, que no demoraba mucho en mandarme a mi casa o a ver a mis padres. Tanto él como la mayoría en el barrio nunca supo bien lo que paso. Si la falta de tacto del mecánico me disgustaba, antes de cantarle sus verdades de viejo y de gordo, tomaba rumbo hacia los videos.

No es mi costumbre alabarme, siempre me consideré un niño humilde, pero en esto era bueno, jugando a los videos en verdad era muy bueno. Tengo que confesar que no estaba solo siempre, aquí compartía, al menos una hora o un poco más, con otros niños de mi edad, con los que hacíamos combates para ver quien se ganaba quedarse jugando en la maquinita. Todo estaba bien hasta que no tenías más fichas ni plata, podías quedarte solo a mirar pero era un poco aburrido si no se podía jugar también. Lo mejor eran los combates, cada uno elegía el personaje que mejor manejaba y se enfrentaban. No era solo una pelea en el juego, el honor de esos niños se medía en cada contienda. Aquí me divertía mucho. Conocía el nombre de varios de estos chicos aunque no creo que ellos el mío.

Finalmente la tarde se completaba con la renombrada plaza, justo al frente de los videos. Cuando me cansaba de ganar, humildad aparte, o de perder también, cruzaba a jugar en la hamaca o el tobogán, me colgaba como un mono de los pasamanos o solo corría en línea recta tratando de batir mi propio récord. Aquí también tenía compañía ocasional, pero era menos frecuente que en los videos. Era casi de noche cuando volvía a casa, por entonces el barrio era más seguro que ahora.

En casa siempre estaban mamá y papá esperando, no sé muy bien a quien, pero ahí estaban. Justo como ahora. No se confunda lector, ellos no murieron cuando yo era un niño, tampoco estaban enfermos o postrados a sus camas por algún problema extraño. Simplemente estaban ahí pero no para mí. Esto no es un misterio para nadie, y casi creo que los entiendo. Ocupados en sus trabajos, con sus amigos o entre ellos mismos. Solo soy un recuerdo triste en sus complicadas vidas, que no vale la pena traer más que en ocasiones especiales. No los culpo por esto. Pero lo que ellos no saben es que, en todos estos años sin vida, no he podido dejar de volver a la casa de mis padres.

1 comentario:

  1. LA VERDAD NO ES DIFICIL PARA MI ENTENDERTE Y Q MIS LAGRIMAS BROTEN, LA CASA ES TAN LINDO SABER QUE UNO SIEMPRE PUEDE VOLVER Y QUE POR AHORA TENEMOS LA SUERTE DE QUE AUN ELLOS ESTEN ALLI, MIRARLOS Y QUERER QUE SEAN INMORTALES, A PESAR DE TODO ES LINDO PODER VOLVER, TE LO DICE ALGUIEN Q EXTRAÑA CON LOCURA VIVIR ALLI, PERO LO MISMO VUELVO A CALMAR MIS ANSIAS DE ESTAR ALLI, HERMOSO TU ESCRITO LASTIMA NO HABER PODIDO APROVECHAR MAS A ESTE GRAN HOMBRE QUE PARA MI AUN ES UN NIÑO SOLITARIO, TE QUIERO HERMANITO

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