¡En hora buena! Hacía rato que me dolía el bolsillo y el pantalón de jean apretaba en la pierna, me cortaba la circulación y apenas si podía caminar. Por suerte el dinero bien habido viene a curar los males de la miseria, de no tener pal bondi diría si quisiera explicar por qué vuelvo caminando a casa a las 2 de la tarde en enero. De llegar con lo justo o no llegar.
Quien toca el timbre me busca, seguro me vienen a cortar un dedo, son acreedores de algún negocio sucio que hice con desesperación, digo y todos se ríen, a carcajadas se ríen, debería cobrar el show.
Últimamente me consideré un busca, un busca y no encuentra. Los que antes eran favores de amigos pasaron a ser negocios, los que antes eran regalos pasaron a ser prestamos, los que antes fueron amigos pasaron a ser víctimas para sangrar. Pero la colorada que tengo al lado ya no me da a cuenta, no tengo para pagar sus servicios y hasta pienso en pedirle prestado, hasta donde nos hace llegar la desesperación, que hasta envidia me das mujer de oficio.
La calle esta dura para el que tiene ganas de trabajar y superarse, entonces para mí debe estar peor. ¿Quién quiere pagarme por ser como soy? por decir lo que pienso y escribir lo que siento. No se amontonen, no tengo nada que hacer, puedo atenderlos a todos.
Tengo el plan de conseguirme un plan, de esos que dicen que fomentan la vagancia de estos y aquellos, si pueden fomentar su vagancia por que no la mía. Gracias gobernador querido por excluirme de su círculo de desocupados mal pagados emplaneados, por otro lado morderé, no se preocupe, nací perro y siempre voy a ser un perro.
Que rápido que pasó el tiempo, ya un mes de trabajo, primer sueldo al fin. Para que vean todos aquellos que no creyeron en mí, que pensaban que no lo lograría, aprendan y sepan, porque siempre puede haber un ñoqui más en la administración pública.
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