miércoles, 18 de enero de 2017

Rodolfo

En la pantalla un documental, los testimonios de como una familia común se adaptaba a la convivencia diaria con Rodolfo R. 35294.

– Las cosas son diferentes… incluso la casa no parece la misma, nos ha cambiado para siempre, para mejor.

– No podemos evitar pensar, con Andrés, que a veces llegamos a extrañar las viejas costumbres. Una se hace a los hábitos, buenos o malos, aunque Rodolfo los considere malos la mayoría de las veces. Pero sí, las cosas son distintas.

Era evidente la desesperación en las caras de la pareja. Casi hasta podía entender lo que detrás de sus comentarios se escondía.

– Luisito debe estar en el segundo piso, después pueden pasar a verlo, pregúntenle cómo le va, no creo que Rodolfo tenga problemas con eso, él los invitó a venir ¿no?

– Yo manejo bien lo de no verlo, no soy de esas madres sobreprotectoras que no pueden pasar ni dos semanas sin ver a sus hijos, Rodolfo dice que esto me hace una madre pro. Además sé que es por su propio bien, que hasta ahora solo éramos, con Andrés, una mala influencia para el pobre.

La toma de Romina, la madre, mirando la fotografía del hijo, mirando a la cámara y mandando un beso al pequeño, era sumamente triste, aunque intentase lo contrario.

– Debes en cuando escucho silbar a un vecino, el de al lado, él es inofensivo. Con el tiempo me acostumbré a no verlo, a solo estar en la casa con Romina mirando el noticiero o viejos videos de Luisito.

– Estar en la casa es más seguro, aquí tenemos todo y Rodolfo se encarga de que las cosas funcionen a la perfección. Coincidimos con Andrés en que no es necesario seguir viendo a los vecinos, ni salir a la calle siquiera, con qué sentido lo haríamos.

Escuche alguna vez sobre la rebelión de los silbadores, tal vez el vecino de Andrés, tal vez Andrés. La imagen los mostraba ahora comiendo, luego enfrente de la televisión, más tarde preparándose para dormir.

Al final de todo, al final de los créditos y de una larga pantalla negra, aparecía una leyenda “Te seguimos esperando Luisito”. El video vino de la planta baja, seguramente Rodolfo no se percató de mirarlo hasta el final antes de enviarlo.

Constitución

Me construyeron sarcástico, será la junta, será la literatura, pero no mucho, lo justo. Lo suficiente para resaltar de inmediato que, por mucho que pretendas que todo está bien y que seguro vamos a salir de esta deprimente existencia, no vamos a llegar a ningún lado, el barco se hunde, pero con el tacto afinado para decírtelo en una expresión como “si aquí estamos así, imagínate en Alemania”.

Me armaron elocuente, casi jocoso, extrovertido dirán. Lo necesario para llamar tu atención en una cena, en una reunión casual, en el momento justo en que están bajas tus defensas, pero sin dar los suficientes detalles como para que descubras el grado de inmadurez y falta de compromiso que tengo para encarar una relación, esa es mi ruta de escape.

Me ensamblaron contrera, esto definitivamente está relacionado con el grado de error en que, por lo general, se mueve la gente. Lo suficiente como para no estar de acuerdo con tu opinión respecto a este texto, o a casi cualquier cosa que digas, justo en este momento, pero con la paciencia necesaria para no mandarte a la mierda por la opinión respecto a este texto, o a casi cualquier cosa que digas, justo en este momento.

Me amasaron testarudo, ciego ante la crítica, defensor de mis propias quimeras. Lo necesario para no ceder al ataque de todos esos genios de cafés y lecturas de Internet, pero con la cordura suficiente para saber que en algo pueden tener razón, hasta cierto punto, en cierto momento, cosa que jamás me escucharan decir.

También me dieron una AK-47 y muy mal carácter cuando me enojo.

martes, 17 de enero de 2017

Propiedad intelectual

Estoy aquí, frente a la pantalla, mirando la hoja en blanco, pensando en la incapacidad de poder comenzar a escribir. Y no es por falta de gana, claro está, sino no estaría frente a la pantalla, mirando la hoja en blanco. Tampoco creo que sea por falta de inspiración, porque las ideas, como las metáforas, vuelan como dientes de león recién soplados, ven a lo que me refiero. Y es que estoy aquí, frente a la pantalla, mirando la hoja en blanco, pensando en la incapacidad de poder comenzar a escribir. Pensando en que no tengo un pie que me ayude a avanzar, a dar ese primer paso. Pensando en que no tengo una guía, alguien que empuje la silla de ruedas de mi lento viaje en este texto. Pensando en que no tengo una cuerda que me sirva para escalar las montañas de la creación. Pensando en que solo necesito eso, una frase que dé inicio a todo, el famoso disparador. Pensando en que es una pena que el “había una vez” sea propiedad intelectual de Disney.

jueves, 12 de enero de 2017

Gran hermano 2.0

No me pareció extraño aparecer número 7 en el video “Las 10 personas más adictas a los videos top ten sobre cosas inútiles”.