domingo, 20 de febrero de 2011

Carta a una desconocida

Me pregunto si sos de esas chicas, esas que disfrutan la simpleza de las cosas. Una carta tonta llena de sentimientos puede ser tan simple como una charla de mates una tarde. Se dice más o menos lo mismo. Solo que esta vez lo escribo para vos y difícilmente pueda ver tu rostro al leerlo. De tu parte esta fingir que estoy frente tuyo e imaginar mi vos recitando estas líneas. Es un juego tonto nomás, solo para no romper la ilusión.

Me pregunto cuál será la expresión de tu rostro al leer estas líneas. Acaso diviso una sonrisa en mi idealización, acaso tus ojos se disparan de un lado a otro mientras lees apurada, muy interesada por el siguiente párrafo. ¿Es esa mueca de asombro la sorpresa de conocerme por primera vez en letras? Creo verte emocionada, por qué no, si es mi ideal de situación que invade mis pensamientos y se vuelca en este texto. Y así podría decirte que recibiste mi carta por medio de una amiga, así podría creer que estás en tu cama a la luz de la lámpara de tu mesita de noche. Que ese camisón blanco te sienta bien y realza tus facciones más femeninas. Que tu cama tiene el tamaño perfecto para una vida semi acompañada. Que los osos de felpa que adornan tu cuarto son pocos para los que yo te hubiera regalado. Que el viento en tu ventana desliza la brisa perfecta para flamear tu cabello mientras lees esta carta. Podría suponer, al menos, que alguna vez leerás esto. Y que los sentimientos que escapan de este texto provocaran ese suspiro anhelado por mi inconsciente. Un beso no dado, una caricia no recibida, un alago no escuchado una noche como la que imagino. Eso es un suspiro para mí. Y si acaso pudiera provocar esto en vos, como lo idealizo ahora, bastaría para complacer este deseo ferviente de ser parte de tu vida.

Crearía ese vínculo tan necesario entre dos corazones símiles, dos personas que acaso buscan lo mismo, el otro ideal. ¿Acaso podrás ser esa otra ideal que me espera en algún lugar? La que busco sin buscar, porque la idealizo como el momento en que estás, leyendo esta carta a no ser entregada nunca. Puedo creer que eres aquella que imagino tantas veces. Puedes creer que soy aquel que alguna vez quisiste encontrar en otros. Podemos imaginar un momento ideal juntos los dos. Si acaso existiera el nosotros, no en mi imaginación escapando de la realidad de las cosas, fugándose entre fantasías y anhelos, sino en la vida real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario