miércoles, 4 de mayo de 2011

Larga vida al chegusán

Mi amiga Luli me dijo – mi comida favorita es, cagate de risa, el sánguche de mortadela – y a mí me dieron ganas de gritar ¡VIVA LA PATRIA CARAJO!

Íbamos hablando de comidas favoritas, de lo lindo que es que tu mamá te cocine esa comida que tanto te gusta, de cómo puede hasta levantarte el ánimo. Entonces se me dio por preguntarle y me contó, y la idea me pareció genial.

Y es que (en mi humilde opinión) es de lo más argentino, es la comida del obrero, ese que no tiene tiempo para llegar a la casa a comer, que tiene que quedarse hasta más tarde en la fábrica o en la construcción. La comida de la picada el domingo, después de jugar un partido largo o dos, cuando solo queda juntarse en el arco a putearse o conversar, a tomar una gasificada y comer un chegusán. Es la comida del estudiante del interior, de las madrugas de apuntes con jugo de naranja en polvo, de resúmenes con mate. Es el rescate a la salida del colegio o la cena del domingo con fiaca. Es tan nuestro, tan genial como mi amiga misma, que compartió su particular gusto por el sánguche de mortadela hasta convertirlo en su comida favorita, y me generó estas ganas de gritar lo que ahora escribo.

¡VIVA LA PATRIA CARAJO!

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