domingo, 31 de julio de 2011

Mi última vez

En la soledad de haber dejado de contar los días buceo, tan distante se siente tu cuerpo hoy, me sumerjo en un mar de momentos ideales que dudo haber vivido. Porque llagaste y te fuiste. Como esa noche en que ambos llegamos a la cima del mundo, que alcanzamos la cúspide de nuestra libido, te fuiste. Abandonaste al perro vagabundo tan capaz de serte fiel como tú de rechazarlo, pero no lo hiciste, no esa noche. Y sumergido en el recuerdo de un encuentro casual estaré desde entonces hasta que otra manzana endulce mi boca, hasta probar el néctar de un vientre virgen, hasta sumergirme de nuevo en su sexo y bucear entre sus partes finas, bañarme de su esencia y ser uno como lo fui con vos. Ser unos, mujer de mis desvelos pasados, ser unos tontos mojados de sudor, de alcohol, de viento y de sol. Unos tontos bañados de risas, suaves caricias escapando de una u otra brisa cálida, bañados de miradas, nuestras miradas inhibidas cuando la piel se pierde y la carne se abre, cuando somos un montón de carne, de gemidos, de sombras confusas en la pared. Buceo en un mar de recuerdos que se pierden más rápido que esa noche en ese día, en ese mes y ese año, tan distantes hoy, buceo en un mar de amores que olvido tan rápido como te tuve, tan lejanos como aquella noche.

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