Los Hugos son experimentos genéticos sin precedentes. Son el resultado de una idea absurda, fomentada y desarrollada por auténticos idiotas. Idiotas que afirman ser hombres de ciencia y la predican sobre todas las cosas. Pero conspiran y en secreto desarrollan funestas armas. Ellos sonríen al ver los resultados de su ciencia, orgullosos de sus actos y sus consecuencias. Ellos sonríen al ver al primer Hugo salir de la cámara embriogénica. Creen haber creado al soldado perfecto. Un ser desarrollado y astuto, de fuerza sobrehumana, capaz de superar cualquier obstáculo, de vencer a cualquier rival. Los idiotas analizan y corrigen las características de Hugo: un metro ochenta de altura, de tez trigueña, de contextura delgado y rasgos anchos, además de una particular cabellera negra rizada. Los detalles deben ser perfectos, también las aptitudes. Siempre deben corregirse fallas en cada nuevo prototipo. Regresar a la hoja y el papel se hace necesario, es un trabajo arduo. Y al final del día los científicos predicen el futuro: ejércitos de Hugos marchando por calles y avenidas. Aplaudidos por miles de personas desde los edificios y casas. Liberando ciudades, o hasta países, de cruentos dictadores. Logrando la paz en el mundo. Pero la presión aumenta sobre los científicos, los plazos son cortos y el proyecto debe terminarse a tiempo. Se rumorea que Patrick: otro experimento genético sin precedentes, un hombre alto, rubio y de cabello lacio, se encuentra ya en etapa de producción.
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