viernes, 30 de noviembre de 2012

Más solo que Kung Fu

Y se fueron todas, las que estaban, las que querían estar, las que solo picotearon un rato mientras algo más pasaba, las que me ilusionaron y me cagaron la vida (pero a esas me resisto a extrañarlas), las que quería que estén sin ser correspondido (la historia de siempre), todas, se fueron todas. Y me siento más solo que Kung Fu, que vivía con su soledad y nada inmutaba su estado de paz e iluminación, en cambio a mí, como a Juan de la calle, no me iluminan los faroles. Acaso perdí brillo, ya no tengo mi mollo, ¿qué paso?, Houston tenemos un problema, ¿Houston me escucha?, parece que ya no hay vida en este planeta. Y me culpa quien me escucha, por recluirme, por exiliarme en mi persona, mis cosas, mi carrera, mi blog, mis etcéteras y demás. No los culpo por creer que afuera esta la vida, yo respiro igual aquí enfrente de este monitor que en frente tomando una cerveza. Y es que la calle ya casi no tiene nada que ofrecerme o yo rechazo todo, no sé, ¿me estaré volviendo un abandónico? No, no puedo ser yo, porque sigo siendo el mismo de hace dos semanas, cuando me di cuenta que se fueron, todas se fueron, y me quedé solo, solo nomas, como Kung Fu, pero sin la paz.

domingo, 21 de octubre de 2012

Colgado

 Colgado aquí por fin lo comprendo, y no es que esta duda me desvelase por las noches, para nada, carezco de ese sentido de existencialidad que te hace reflexionar los porqués de las cosas cotidianas, eso se lo dejo a los sabios, aun esto, siempre está bueno saber la respuesta a alguna de esas preguntas misteriosas. Incluso ahora me parece una pregunta tonta, “el huevo o la gallina”, ¿no es obvio?

Se está a gusto aquí, es tranquilo y calentito, me hace acordar un poco a que, cuando era pendejo, en invierno, en la prefabricada mi vieja juntaba las dos camas de una plaza y dormíamos los tres con mi hermana, me sentía muy cuidado y además era re calentito, como ahora. Me sentí muy mal cuando tiraron abajo esa casa para empezar a hacer la de material, como si parte de toda mi vida, de mi historia, se viniera abajo con ella, me parece que en esta vida morimos varias veces sin darnos cuenta. Me pregunto qué habrá pasado con ese acolchado de Batman que tenía, hace un par de años quise comprar uno igual pero no hay chances, parece que ya no los venden, a lo mejor el martes busco al menos uno parecido, aunque no tenga el mismo dibujo. Con que abrigue como ese, y sea de Batman, me alcanza y me sobra.

Recién lo noto pero… ya no me está doliendo che, que bueno. Mira si será mala mi suerte, caerme esa vez jugando a la pelota, hace un par de años, y que me tenga que doler la rodilla todos los putos días de mi vida, son los gajes del oficio creo. La cosa es que el doctor me dio no sé cuantos meses de reposo, un montón, y estuve sin poder correr, sin poder jugar ni a la marcadita con el pendejo, tuve que ir a la cancha a verlos nomas a los chicos del club jugar el campeonato, no les fue tan mal aunque no tenían a su defensor estrella. Y todo por un puto dolor de rodillas, y lo peor del caso es que nunca se me pasó hasta hoy, justo hasta hoy.

Se va a hacer tarde, la bruja va a venir como a las 9, espero que Mati se haya quedado en lo de su abuela, no le va a hacer bien verme así, tan colgado, aunque lo más probable es que sí venga. Yo sé que a él no le gusta quedarse allá, es por las hijas de mi prima, son peleadoras las pendejas y él que siempre, bueno casi siempre, se porta muy caballerito, callado y discreto. Eso es culpa de la mama, ella me lo hace maricón al chango. Y si “sí viene” ¿qué hacemos?, la comida no va a alcanzar. ¿Qué comimos hoy? Tortilla de papas, que rico. Mierda, porque no se me ocurrió comer algo antes de ir a comprar la soga, al estilo de última cena o algo así, pero si me dan a elegir prefiero los ñoquis de mi vieja obvio, no los truchos sino los que llevan mucha papa, y la salsa que sea con carne molida así nomás, desparramada, no como albóndigas sino desparramada, ¿Cómo se llama esa salsa?, va no importa en verdad, mi vieja sabe de lo que hablo y si se lo pido lo hace. Esto de la última cena es una muy buena idea, porque no me avive antes che, qué boludo, aunque, para el caso, yo no soy un condenado, solo un colgado, un loco.

Recién me acuerdo que dejé la pava en la hornalla, de seguro se va a secar y después se va a quemar, y la Romina que me alzae a puteadas por eso, “pero como podes ser tan boludo de dejar la pava en el fuego e irte, que no te das cuenta lo que podes ocasionar si…”, bla bla bla, puteada puteada puteada, si la estoy escuchando mirá, pero bueno che, que me perdone como siempre, si sabe que soy un descuidado, yo se lo dije, el día en que nos conocimos, y sabe que estas cosas me pasan seguido. Como aquella vez que se prendió fuego el repasador y después la cortina, y las llamas ya estaban tomando el mueble de madera cuando apareció la negra con un balde de agua, yo creo que estaba jugando a la play en ese momento y ni me enteré que se quemaba la cocina. Un rato después vino Romina y, como era de esperase, me alzo a puteadas, y para colmo en ese momento me tenté al verla y no podía contener la risa, yo me reía y ella se enojaba, yo me reía más y ella más se enojaba y me decía “¿pero de que mierda te reis?” y yo más me reía y ella se ponía peor. Y es que a mí me causaba gracia cómo se veía, porque estaba linda la tonta, así, llena de hollín en la cara y en los brazos, con toda la remera y la pollera mojada, tenía ganas de partirle la boca de un beso, pero no daba, me iba a dar un rodillazo en los huevos que después no la cuento, estaba muy enojada. Cuando lo pienso me doy cuenta de que ese día se nos pudo quemar toda la casa, menos mal que estaba ella, la hija de puta siempre supo cómo reaccionar en esos casos.

Mierda, recién lo pienso pero… como la voy a extrañar a la negra. Creo que nunca se lo dije, pero la mina es la luz de mis ojos, desde que la conocí, todo el tiempo de novios y viviendo juntos, siempre. Ella me dio fuerzas, me acompañó, me ayudó cuando ni yo sabía lo que me pasaba, justo como ahora. Es mi vida, ella y Mati son mi vida, mierda que los voy a extrañar.

Pensando bien las cosas, como siempre yo, pensando las cosas a último momento, me doy cuenta de que dejo mucho aquí, gente que quiero mucho. Como los domingos de fútbol con los chicos del club, los asados con los cumpas del trabajo, las juntadas para jugar al truco, mi viejo y… mierda, mi vieja, se va a poner re mal cuando se entere, no, no quiero que estén mal, ninguno de ellos, me decidí, me desato.

La puta que lo pario, que me pasa, no me responde el cuerpo, qué pasa, estoy como entumecido de pies a cabeza, como aturdido, quiero levantar las manos o tratar de alcanzar la mesa con los pies pero… no sé qué me pasa, no me puedo mover, ni balancearme, ni patalear, nada, y encima ya me estoy cansando de intentarlo. A lo mejor sea porque estuve colgado un rato largo, tanto que ya perdí la cuenta, no sé cómo voy a hacer esta vez, algo se me tiene que ocurrir.

Y ya me dio sueño che, aunque es temprano para mi costumbre, será el aburrimiento de estar mirando siempre al mismo lugar, en esa pared no se para ni una mosca. Deben ser como las 8, lo mejor que puedo hacer es dormirme un ratito, una media hora nada más para recuperar fuerzas, y después me voy a bajar a preparar las cosas para la comida, espero que la pava aguante, creo que la dejé en mínimo. Romina va a venir como a las 9 de la casa de mi vieja, y no le va a gustar ver el desorden que le deje su cocina, además hoy es noche de truco, los changos seguro que no tardarán en caer.

(Bostezo)… mierda che, me dio sueño en serio, descanso media horita nomas y después me bajo, si, media horita, después me bajo y a seguir nomas, a seguir con la vida.

Yo tengo a la chica

Y podrás ser amable
redentor de una cultura extinta
un tonto adorable, quizás
sin más un caballero, de papel y de tinta.

Pero yo querido amigo, yo
yo tengo a la chica.

Aunque algunas te tildaran de bonito
tan recto siempre, tan pero tan correcto
sin dudas un señorito
un excéntrico escritor, disfrazado de señor, un producto.

Pero yo, poeta sin letra, yo y solo yo
yo tengo a la chica.

Y ya ni siquiera esto te alcanza
cruzado de las palabras, rodeado de silencios sin versos
apuestas todo a una causa perdida y la venganza
a ultranza, es el mismo papel de silencios, de versos y de tiempos.

Pero yo, pobre tonto enamorado, yo
yo tengo conmigo a la chica.

Por qué no eres más que eso, un idiota
tan ilusionado, así, de esta pequeña criatura
de su música que para ti no tiene notas
de esa esencia tan simple, de esa mujer tan pura.

Pero yo, que nada soy, que nada tengo, yo y solo yo
yo tengo a la chica.

sábado, 20 de octubre de 2012

Mémudo

Mémudo de ropas, como una conjunción de disfraces que no dicen quién soy, que apenas si avisan que estoy, y mémudo de piel, que cambia con el color del día, sepia si es viejo, gris si es triste, blanco si encandila el sol, mémudo para cambiar de espacios hasta encontrarme, un mémudo de lugares y de tiempos, casa, escuela, trabajo, infinito, mémudo mécamuflo, sigo andando.

Profetizando soledades

Y se aproxima otro febrero, y sigo sin conocerte.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La necesidad de odiarte

Recargo mis baterías de perro rabioso, de loco tengo todo menos la falta de cordura, los tics, los órdenes del caos, las férreas convicciones, todo menos el instinto homicida, el sin sentido. Pero me veo, por mi maldita, maldita culpa, me veo en la necesidad de odiarte. Y es solo un experimento, a ver si de esta manera mi pasar se hace más fácil, mi sueño se re compone de sueños y mis vacíos no me abren el pecho. La estúpida necesidad de odiarte, más estúpida aun que ese contrario tan feroz, ese tan devorador de todo mi mundo, ambos estúpidos. Como yo, que ahora estoy buscando las palabras para decirte lo que no sé decirte, queriendo quebrarme en bronca, romper un par de dientes de un cualquiera en la calle, calmar esta sensación de impotencia, de enojo furtivo. Entonces aparece, como un recuerdo de años atrás, de cuando era un niño aun, esa estrofa que antes no sabía explicar, con una percusión que golpea como yo quiero hacerlo, con bajo y guitarra potentes, y nada más, la simple melodía y las palabras justas logran el cometido, y yo que vocifero sin saber bien qué decir, solo repito el grito de un alguien que encontró esa mezcla ideal de arte y catarsis. Y te lo grito a vos, a viva voz, y haces oídos sordos porque de mí ya no escuchaste nada, ya no supiste, y te maldigo entre estribillos y solos, y subo el volumen para que nada más se escuche, que no sea esta prédica, esta rabia. Y te grito y repito, y el coro me acompaña, y las gentes en el estadio y Cerati enardecido y todos, todos a unísono "NO EXISTES, NO EXISTES, NO EXISTES!

lunes, 3 de septiembre de 2012

Enfermo de la moral

Días atrás en una discusión con una actual nn, al plantearle o preguntarle yo por qué se comportaba de una manera tonta, mentirosa, quizás hasta mala, me contesta con pocas pulgas que soy un “enfermo de la moral”, que ni yo ni nadie le iba a decir cómo debía actuar ella ni qué estaba bien o mal. No voy a contar el porqué de tal afirmación ni su acción, no espero que el lector juzgue los actos de mi interlocutora porque no es lo que trato de poner en tela de juicio, de todas maneras y a muchas honras este es mi espacio de catarsis personal público que algunos pocos conocidos leen y uno que otro comenta. El asunto del caso es esa idea de “enfermo de la moral” que me corto el sueño de esa noche o provoco enredadas visiones oníricas que no recuerdo, pero que seguro fueron enredadas porque al otro día no podía encontrar un equilibrio para nada de lo que hacía. Como siempre pasa, y muy a mi pesar, cuando una idea me perturba el libre albedrio de mis pensamientos tiendo a concentrar la mayor parte de mi tiempo libre de acciones para alcanzar de nuevo ese equilibrio deseado, y esta es, mis queridos lectores, la respuesta más simple que puedo dar a esos incesantes “¿Qué te pasa?” que golpean mis francos en esos momentos de cabizbajo distraído y reflexivo, cuando contesto “no me pasa nada” es porque explicar que me pasa es más difícil, tal vez, que explicar el motivo de mi estado.

Ahora bien, ¿en serio? ¿Enfermo de la moral? Cuanto mucho si me considero un poco moralista, defiendo mis principios a capa y espada y todo eso que no me gustaría que me hagan o hagan a cualquiera no lo hago, es tan simple como eso, y considero que alguien, que evidentemente esta en falta, que le falla a un alguien querido, que traiciona un acuerdo tácito o no, y no tiene excusas, y no tiene motivos, y además, con su actuar dañó a ese alguien, debería al menos tener el valor de admitir la verdad. Por supuesto que la gente no admite sus errores (y confieso que a mí también me cuesta horrores hacerlo) y por supuesto que decir “es verdad, te fallé, tenés razón” es para la mayoría rebajarse o aceptar a un otro como superior o un mejor o no sé (y no me apunten a mí los detractores de esta idea, yo solo expongo datos empíricos propios cargados del inevitable bagaje subjetivo), y creo que por eso nadie lo hace, lo que me descontenta y me decepciona de esa persona. Lo cierto es que quería a esta alguien, y me falló como yo no lo haría, y decidí que nada más voy a querer de ella. Ahora surge este dilema, en tardes de charla con una amiga, sobre el tema, me dice que espero mucho de las demás personas, que yo en lo posible no traicione ni mienta, y que quiera lo mejor para los demás, no me hace merecedor de lo mismo por parte de ellos, mucho menos puedo pretender que piensen como yo (a veces creo que nadie lo hace, y es lo que fomenta esta rara soledad en compañía que siento a veces), entonces me doy cuenta de que estas convicciones tan arraigadas me quitan de disfrutar o hasta aprovechar de oportunidades que se presentan en mi vida, en las cuales no hago nada malo o demasiado malo, pero que si pueden desencadenar en un corazón herido o un llanto de domingo por la noche, y entonces, en vísperas de eso que creo puede suceder, me hago a un lado. Me quedo tranquilo, apartado, solo, y el mundo sigue y cada cual con sus valores y moral, y me quedo solo, un moralista tal vez, un enfermo de la moral no, pero si un hombre solo.


lunes, 20 de agosto de 2012

Anoche soñé con vos

Anoche soñé con vos amiga querida, era uno de esos sueños que a la mañana siguiente te aturden, que te dejan pensando todo el día en ese mundo extraño, el de los sueños. Donde se proyectan realidades que me parecen imposibles o improbables. Pero este fue un sueño muy lúcido, muy actual, muy de un presente que nos encuentra a los dos de nuevo charlando de la vida y tomando mates, que nos envuelve en una historia ajena a la nuestra, pero no imposible. Y no confundas al leer esta entrada que estoy reclamando un destino que no es el mío, un destino distinto que vi en un sueño, hace mucho que somos amigos y eso no puede cambiar, porque la vida nos condujo por senderos distintos, y tal vez en el momento en que ambos pudimos ser algo más que mate y charlas, ambos estábamos en otra cosa. Así que escribo esto por la extrañeza del sueño, que sucedía aquí y allá, en los lugares comunes de este Tucumán querido, que tenía como escenas una charla, una visita al médico de tu bebé, una situación que ninguno de los dos aceptaríamos como buena, como correcta. Y es que compartimos querida amiga esa tonta moralidad de la que ando renegando últimamente, y la idea de familia y casa y profesión y ser y todo. Entonces hablábamos de lo que hicimos, creo que fue un beso, no más, de lo que haríamos, como decirle a tu él o a mi ella, de lo que éramos. Y ambos renegábamos por no entender años atrás que todas las búsquedas erradas estaban a un guiño de ojo, a una mueca picara con los labios, a cinco segundos más de abrazo cuando nos despedíamos, después de una tarde de mate y charla. El sueño vino a mostrarme lo que pudo ser, con vos, pregunta que tal vez alguna vez me hice, y quedó a la espera de una buena excusa, verte de nuevo por estos lares, recordar porque siempre te voy a querer, tomar unos mates y charlar, el sueño me hizo pensar si en verdad los sueños, a veces, se hacen realidad.

viernes, 25 de mayo de 2012

Libros de cuentos

Me gustan los libros de cuentos (dicho así suena como algo infantil pero, ojo che, los adultos también leemos cuentos), y me gustan porque sus historias breves, según cuanto le interesen a cada lector, son capaces de emocionarnos fácilmente. Pensando en que la vida es única y el tiempo lo más valioso (se entiende por qué no duermo siesta), y que la lectura de un cuento pueda despertarnos un abanico de emociones y sensaciones, como no valorar un recurso tan precioso. Todos tenemos esa sensación de que algo falta cuando nos encontramos con un final abierto, y pasa que ese párrafo justo me describe a mí o a algo que me pasó una vez. Todos nos metemos en la piel del héroe y queremos que salga airoso, o al revés, que el villano gane esta vez, por que no. Amo ese poema de ese autor archiconocido, nunca leí un cuento igual a este, no puedo creer que alguien escriba algo así y más, muchas sensaciones más. Solo 15 minutos, de una vida llena de cuartos de hora, y te llenás de emociones, de sensaciones, de vida, ¿cuánto te llevó leer esto?, no desperdicies el tiempo, hay tantos cuentos por leer.

jueves, 10 de mayo de 2012

domingo, 15 de abril de 2012

Abstinencia emocional

Una querida amiga, hablando por hablar o solo hablando, definiendo sus muchos estados del ser, mencionó, días atrás, que tenía “abstinencia emocional”. Sacando la frase del contexto y tomándola lo más literal que me es posible, encuentro en esa “abstinencia emocional” un posible camino, una posible salida a los planteos existenciales que a veces me atormentan, viajando en colectivo, pensando sobre todo en la ducha o en la calle caminando, donde fuere que me encuentre solo (y a veces en compañía, este asunto de la soledad es cosa de charla), estoy siempre cavilando días pasados o planeando futuros deseados. Las muchas personas que aprecio, y las que no tanto, tienen su espacio en mis ideas, o en este mismo lugar a veces. Todo esto se debe, así lo creo, al sentir. Ese afecto, ese amor u odio, esa empatía propia de mí, ese “tener en cuenta”, sumado a los planes, sumado a los proyectos, sumados todos a las alegrías y decepciones que me acosan día a día, son el motivo de mi estado, a veces decadente, otras veces luminoso pero pocas veces estable. Y culpo al sentir, a esa experiencia humana única e irracional de sentir todas esas emociones que erizan la piel, que hierven la sangre y denotan tu cara y tus cachetes colorados, que te hacen saltar y gritar y cantar y querer bailar salsa, que te llevan a levantar la mano para preguntar hasta el cansancio, que te paran frente a un público a leer un cuento de ciencia ficción. Que te emocionan hasta las lágrimas, es ese texto o esa canción, o esa escena de una película, es ese mismo instante cuando sos un pelotudo sentimental que no puede contenerse. Son esas emociones que te movilizan, las que también te paralizan, machacan tu espíritu y hasta el mismo cuerpo físico se resiente, y el estómago duele, y el vacío se siente, aparecen esas metas jamás conquistadas, esas resignaciones autoimpuesta que tanto cuestan a veces, descubrir que algo no es para vos, que no es lo que creías, que no puedes seguir con eso. O está esa realidad que supera ampliamente cualquier ficción, que se presenta en la calle cruda, se muestra así, desnuda, sin filtros de edición, sin un ritmo suave al final del compás, sin metáforas. O está ella, que a veces está y otras veces no está, que juega a que sos de hierro y nada te hiere, ella que lo es todo pero, tal vez, el todo de alguien más. Están esas ausencias, esas personas que, aun hoy vivas, marcaron su sello en tu ser y se marcharon, así nomás, solo se marcharon, vos quedaste queriendo más, queriéndolas aún más. Son todas esas emociones que te hacen un ser sensible, honesto y atento, querible, las que te convierten en un despojo de persona, un zombie nauseabundo caminando por las calles en busca de más emociones que alimenten una necesidad enfermiza, en busca de amor y de odio, en busca de algo que tal vez él tampoco sabes que es, en busca y en soledad. Son esas malditas queridas emociones, que nos hacen quien somos, las que hoy me llevan a escribir esta entrada en el blog, a plantearme si quiero seguir sintiendo así, tan fuerte, tan nítido, con tanto corazón. Sentir para mí es el abandono de todo lo racional, de ese importante instinto de supervivencia que te dice “no lo hagas”, no te emociones con tan poco, no creas eso que te dicen, no esperes tanto de los demás, no la busques porque no te quiere. Sentir es apostar demasiado para, a veces, ganar muy poco, sentir, en demasía, es peligroso, sentir me afecta más de lo que puedo manejar. Tal vez sea la hora de hacer aquello que experimenta mi amiga querida, aunque contradictorio creo que debería sentir esa abstinencia de emociones, esa abstinencia emocional.

viernes, 6 de abril de 2012

La española de Jaime Sabines

La razón por la cual comencé a leer poesía. El motivo por el cual me encanta la tonada de las españolas cuando hablan despacito, suave. Por ella me animé a filmarme leyendo y aunque esté lejos de leer con la pasión de esta mujer, de escribir con la pasión de Jaime Sabines, estoy cada vez más cerca de encontrarme entre esas imágenes, con esas letras.

Primer video - cuento sin título

 Nada más que una manera distinta de mostrar lo que me gusta hacer.

Probando nuevas formas

Para comentar un poco lo que quiero hacer con el blog y lo que espero poder estar posteando es que escribo esta entrada. Hace un tiempo, cuando aún vivía solo, tenía algo de tiempo además de no tener ni Internet ni tele (las grandes distracciones de esta época), pero si la computadora y una camarita. Como quien hace algo un lunes a la noche me decidí por filmarme leyendo algunas cosas que escribía por esos tiempos. Nunca estuvo en el plan mostrar estas filmaciones, solo grabarlas para ver si se entendían y reírme un poco de mis errores. La idea surgió, (como creo que explico en la primera grabación), después de que mi queridísima amiga Claudita me hizo escuchar y ver a una española que leía poemas de Jaime Sabines. La voz de esta mujer y la forma en que los lee enamoran. Pero no es de ella de quien quiero hablar, ni de Jaime tampoco (uno de estos días voy a dedicar una entrada al vídeo en cuestión), sino de la iniciativa. La idea de subir los videos al blog viene de una charla que tuve con Mauri (un personaje de futuras entradas) que me comentó acerca de la importante movida de videoblogs que se está gestando en México y me mostró algunos videos de chicos que como yo tenían una cámara y ganas de mostrar algo sano (para variar de las barbaridades que se ven por estos lares). El mío difícilmente pueda llegar a convertirse en un videoblog por que no es mi idea de espacio de difusión, ni de mis cuentos ni demás cosas que escribo a veces, pero si estoy pensando en realizar nuevas grabaciones de cuentos o de los mismos pensamientos sueltos y subirlos, solo para darle un aire distinto. Para que no se diga que me quedé en el pasado.

Déjà vu

Me paso hoy, como me pasa a veces en esos días en que te pasan cosas, experimentar esa sensación conocida de haber vivido este momento antes. Un déjà vu sin más. Es una vivencia extraña, como ver de nuevo una peli que hace mucho que no veías, conoces las escenas pero no en detalle, sabes que esto que estás haciendo es lo que el guion indicaba pero no estás seguro de cuál será la siguiente toma, hacia donde apuntara la cámara al terminar el acto. Mover esto de lugar, caminar hacia aquel otro, encontrar justo lo que no buscabas y pensar “esto me pasó antes, yo a esto ya lo viví”. No sé qué tanto de cierto hay en los déjà vu, como muchas otras, creo que son solo una sensación, un juego que el inconsciente le hace a nuestra precepción de la realidad, para mantenernos humildes, sin creer que estamos en control de todo cuanto nos rodea (y no es que tenga esa certeza, solo juego con las palabras). Y qué pasa si de verdad creemos que esta sensación, que este acontecimiento familiar, en apariencia ya vivido, es un presagio, es una clara repetición de un evento que de alguna forma modificará tus días venideros, ¿está mal sacar ventaja de esto? Juego con los déjà vu, juego a que son verdaderos recuerdos de vivencias, de un tiempo anterior, cíclico, y trato de recordar que sigue, cual es la próxima escena, que pasaba a continuación en la película que es la vida, juego a recordar o a tratar de recordar cómo sigue la historia. Y me pregunto ¿será este el día en que mis sueños se cumplan?, será el día en que conozca a la mujer de mi vida, en que escriba el cuento más bello, en que una idea brillante me permita alcanzar esa estabilidad económica tan importante, en que mis deseos para con todos los que quiero se cumplan. Juego a tratar de recordar que sigue a continuación para estar preparado, para que esa mágica revelación que me espera a continuación, en la siguiente escena de la película que es la vida, no me tome por sorpresa, no me encuentre colgado en mis mundos y pase de largo, como el tren que pasa y ya no vuelve. Magnifico la importancia de esta sensación casi sin importancia, y endulzo las palabras al contarlo porque es lo que me gusta hacer, y juego con los déjà vu porque es divertido hacerlo, a veces cuando pasa, en esos días en que pasan cosas.

lunes, 2 de abril de 2012

Cuando los sentimientos entorpecen todo

Me pasó por estos días movidos, comenzando la escuela, con la presentación de salsa y algunas novedades académicas importantes, de estar sintiéndome un poquito solo. Dije y repito que, al menos para mí, no es lo mismo estar solo que sentirse solo. Estaba extrañando a esa alguien especial con quien compartir mis recientes alegrías y logros, a quien contarle mis proyectos y perspectivas, etc. etc., la clásica y siempre útil “novia” (promoción sin obligación de compra, no incluye baterías). Traté en este último tiempo con muchas señoritas que se proyectaban como candidatas (o al menos eso creo en el interminable meditar de mis días), pero no había esa coincidencia tan necesaria que me animara a dar el siguiente paso (eso de que el hombre propone). Entre actividades de la escuela, trabajo y pasatiempos creo que me sería difícil además mantener una relación formal con una mujer, es algo de lo que me detiene de volver a intentarlo desde hace tiempo, pero surge esa sensación de soledad que suele provocar cositas en el estómago y entonces me pregunto “podría ser que…” (pienso, pienso, pienso y lo re pienso). Entablé una buena amistad con una mujer por estos días (o al menos la estoy entablando), apenas nos conocemos hace unos meses pero hay historias, risas y preocupaciones por el otro (eso que hacen a las amistades buenas). Qué decir de ella, es simpática, es bella, es sencilla, es inteligente y animada. No es muy difícil que me pase lo que pasa (o más bien que me suceda como me sucede). Surge una atracción particular por esta bella mujer, distinta del simple gusto de una amistad, que me tiene escribiendo estas palabras de desahogo. Más fácil es decirlo sin pelos en la lengua, mi amiga o futura buena amiga, me empezó a gustar. Son cosas que se dan sin quererlo, su aroma, su voz, su cabello, su andar. La manera en que me llama para preguntarme algo, la sinceridad con que me habla. No quiero parecer un tonto enamorado porque no creo serlo, solo tengo facilidad con las palabras y sensibilidad a los detalles, esto aún no pasó de solo un “me gusta”. El problema es que puede pasar a más, aunque, creo, solo de mi parte. No sería la primera vez que quede prendado de una mujer sin ser correspondido, como dije esto no es algo que se pueda controlar, pero la decepción subsiguiente es un hueso duro de roer y tampoco quiero hacerlo. Esta confesión anónima es sin duda el descargue que necesito para sacarme el peso de este secreto de encima. El necesario desahogo. Lo siguiente, como siempre, será la negación rotunda, el esquivar encuentros (que por suerte ya no van a ser muchos, ambos estamos dejando el ámbito que nos reunía) y el olvidar. Lamento abandonar lo que pudo ser una buena amistad pero, al menos mientras este confundiendo los tantos, lo mejor por ahora es cuidar de mi gata Naomi, dejar de pensar en la soledad de mis días, y sobre todo no confundir la amistad con algo más.

domingo, 25 de marzo de 2012

Como Jekyll y Hyde

Fui testigo estos días de una macabra pero lógica transformación. Comento el caso con la mayor objetividad posible dado el grado de respeto y cariño que con el tiempo me ha generado mi querida profe, la metamorfa en cuestión. Suena a inicio de cuento de ciencia ficción (con el respeto debido a los grandes autores del género), sencillo y preciso trato de introducirnos y explicar un extraño, pero insisto, lógico caso de transformación de una persona. No en un sentido físico y de carácter como el del extraño caso del título, sino más bien, de espíritu, de alma, de ser. Mucho misterio para algo tan simple dirá luego quien avance en la lectura. Me divierte escribir misteriosamente sobre hechos de lo cotidiano.

Lo sucedido se da en un ambiente que frecuente estas vacaciones “las clases de salsa”. Quienes me conocen saben de mis aspiraciones musicales, de baile, de escritura o pintura, de arte en general, lo que me llevan, siempre que el tiempo me permite, a hacer talleres y cursos de muchas índoles. Es en un taller de la UNT donde conozco a Carolina (mi actual profe de salsa). No tengo las palabras justas para describir a la profe pero creo que divertida, alegre, apasionada, paciente, cálida, etc. (tal vez esos talentos a los que aspiro, los que a mi creer deberían tener todos las personas dedicadas a enseñar lo que sea) puedan ajustarse a su persona. Confieso que además tiene una forma de enseñar parecida a la de los primeros profes que tuve allá por el 2010, cuando me enamoré del baile y de la salsa como forma de arte (así que hay un poco de melancolía romaica también dando vueltas por ahí).

Carolina realiza un trabajo muy bueno al guiarnos a los "pata dura" como yo en los pasos, figuras y poses del baile. Con carisma enseña poniéndose en la posición de cada cual al surgir una dificultad y buscando las salidas que se ajusten para cada caso. Siempre nos alentó, siempre nos motivó y guio en cada etapa del aprendizaje (aun básico para lo que el baile puede dar) y es lo que me llevó a aceptar su oferta de seguir en su academia una vez finalizado el taller y hasta de participar en una muestra. Las clases en la academia siguieron como en los talleres de verano, el cambio no se hacía presente aún. Cuando empezamos los ensayos de la muestra fue cuando la transformación se dio.

Aquí aparece otro rasgo que me gustó mucho notar en la profe. Algo que a veces ocupa mis horas de meditación en el colectivo, en la ducha o en la vigilia acostado en mi cama “el proceso creativo”. Al pensar en el baile como forma de arte, con un sentido y tratando de mostrar una realidad (una idea subjetiva del autor) descubro en la profe (cosa no tan difícil al estar ahí, a simple vista de todos) los procesos por los cuales aquello que se desea plasmar, esa realidad que se desea exponer, va cobrando forma de figuras de baile, de poses, de tiempos quietos y de mucho movimiento. Me regocijaba verla tomar a uno de nosotros (nunca me uso a mi hasta ahora, pero me encantaría participar de todo eso), indicarnos hacer este o aquel paso, probar ella misma, primero, cuál sería el siguiente giro o el siguiente paso, contar los tiempos con palmas, encajar un movimiento con un silencio, un golpe con una pose, observar lo ideado y modificarlo, nuevos espacios y figuras, todo siendo armado sobre la marcha, ahí mismo, ante nosotros.

Claro está que al ver el producto terminado, aquella secuencia pareja y perfecta que encaja justo, que nos cuenta una historia a veces, y otras solo nos deslumbra o nos asombra, no apreciamos el proceso creativo que hay detrás. Como sucede cuando leemos un libro o escuchamos una buena canción, o vemos una película, solo disfrutamos de la obra terminada, así expuesta. Pero esta vez, tras bambalinas, tuve la suerte de presenciar y hasta ser participe de todo ese proceso creativo surgido de la prueba, del ensayo y del error, de la práctica, del ideal y la realidad que es la creación artística. Y además fue cuando otras caras de aquella artista, la profe, dejaron notarse. Surge Hyde.

Las clases se dedicaron entonces solo a ensayar. La profe tenía que coordinar muchos grupos de muchos chicos con muchas coreos distintas (lo que seguro la estresaba un poco) y además tener en tiempo y forma todos estos números armados. Dejo de ser la profe. Paso a ser la directora. Esa persona responsable por nosotros, por nuestro desempeño, por nuestros tropiezos, calculando el tiempo para los ensayos, ocupando los lugares faltantes (a veces como mujer en la secuencia, otras como varón) y buscando el compromiso con la causa. Tuvo que dejar de ser la profe, para ser la directora, tuvo que abandonar (solo un poco) la actitud cándida y condescendiente, en pos de las necesidades del caso, paso a ser critica, exigente, disconforme y ambiciosa. Tratando de alcanzar la imagen aspirada, de mostrar la realidad imaginada. Buscando ese grado de aceptación tan necesarios para nosotros, sus humildes colores y lienzos, dejábamos a la artista dibujar y pintar su arte, expresarse libremente y llevarnos y traernos por lugares propios de su inconsciente, plasmando su visión en nuestra piel, construyendo con nosotros como cimientos las esculturas más impensadas.

Así en aquel proceso de creación, del cual formamos parte sin darnos cuentas, vimos la transformación de la profe cándida en la directora exigente. Con episodios como repetir y repetir una y otra vez una secuencia, exponer un acto, de la mejor manera que por entonces nos salía, para escuchar un “¡horrible! Vuelvan ahora mismo a practicar”, con frases como “¡Ángel ya te dije varias veces que tenés que girar en esa parte, cuantas veces tengo que repetirlo!” y muchos más afines. Era una metamorfosis plena, a la mejor manera de la ciencia ficción. Pero en el fondo siguió siendo ella. Los roles cambiaron pero la esencia se mantuvo y estoy seguro que aquella capitana implacable y exigente llevará este barco de novatos marineros a buen puerto.

La presentación es en una semana al día de hoy. Se vienen gestando días de nuevos ensayos donde tal vez surjan nuevas desmotivadoras frases, mucho esfuerzo y prácticas sin parar. Tenemos un público que deslumbrar. La profe, es decir, la directora tiene una realidad que plasmar mediante nuestro trabajo. No estoy tan nervioso, aunque no enfrenté aun al gran juzgado (la audiencia), en estos divertidos días de ensayo y error solo me conforma el ok de Carolina, la alegría expresa en su rostro, en todo su ser cándido, cuando demostramos, en base a ese esfuerzo, a esa práctica y, en especial, a esas ganas de llegar hasta lo último, que podemos hacer realidad eso que ella solo ve en sueños.

viernes, 23 de marzo de 2012

La inexistencia de la pureza

Discutía con una amiga un día de esos. Sin más que hacer esa mañana que lavar los platos, lavaba mi espíritu confesando mis preocupaciones existenciales. Por aquellos días ponía en duda mi creencia más fuerte: la gente. Ese ser ambiguo, azaroso e impredecible es y será, para mí, el creador y salvador de su propio mundo. Comenzando siempre con un objetivo más modesto como su propio destino y tal vez nunca alcanzando esa gloria de anales de historia, mito y trascendencia, está en carrera, y es por ello el receptor de mi fe. Estábamos en épocas de navidad, épocas sugestivas si creces en un ambiente un poco católico, un poco “no me importa mucho”, con el bombardeo de películas alusivas y despedidas de finales de año, el ambiente se respiraba navideño. Yo estaba como siempre adaptándome a la mutación del entorno cuando me invade esta melancolía rara, por varios días no supe explicar el porqué de aquel bajón (no encuentro otra palabra para describirlo) hasta sentarme a meditarlo con más detención. Estaba falto de fe. Necesitaba (creo que en aquel momento realmente necesitaba) ver, entender o sentir un acto de bondad, de verdadera bondad desinteresada y austera. Estaba dejando de creer en la gente y de a poco me encaminaba hacia la soledad de un hombre sin fe, porque ellos son mi creencia más fuerte, y necesitaba reconciliarme con este ser, volver a creer. Pero en la calle, a pesar de la época o un poco sugestionado por la misma y por mi descreencia, parecía que todo lo que se hacía o decía era totalmente lo opuesto. Individualismos, envidia, odio, codicia. La calle estaba plagada de actitudes deplorables que solo ayudaban a magnificar la decadencia de mi creencia. Pero era yo el que buscaba una aguja en un pajar, era yo el iluso crédulo de manifestaciones tales como la pureza de acción, el desinterés absoluto, la bondad como tal. Así fue que conversando con mi amiga, lavando platos y penas existenciales, comprendí con su ayuda que tal pureza, en cualquier ámbito en que se busque, no existe. No hay ser ideal capaz de tal gloria, no existe ese héroe generoso o aquel rey benevolente, no puedo ni debo idealizar gentes con características tales a dioses, porque a ese Dios, que para mí no existe, tampoco puedo ni debo buscarlo en la piel de simples mortales. La pureza no existe, se lavó con los platos de esa mañana.

domingo, 18 de marzo de 2012

Autocensura

Volviendo a empezar. Cambios en mi vida me llevaron a alejarme de este espacio de catarsis y dispersión. No quiero aburrir con las novedades que me acompañan pues no es el sentido que quiero darle a esta entrada ni a este blog en general. Leo algunos de los escritos de antaño, tantos las ideas sueltas como los cuentos o los textos que acompañan las fotos y videos. Siento esa extrañez melancólica de verme reflejado por mucho de lo que dice y hace a estos escritos. Hay un yo en ellos, sin duda estoy ahí pintado al óleo no tan fresco, y ese yo puede o no ser el mismo que hoy se sienta a redactar lo que piensa. Es esa sensación de vergüenza mezclada con un poco de paranoia (no puedo creer que escribí esto, uh será que alguien lo leyó y…). Me representa, más de lo que admito, y al mismo tiempo es otra cosa, distinta a mí. Quiero volver a escribir sin el tabú de pensar que en un año, cuando vuelva a leer estas líneas, como pasó con los viejos escritos anteriores a este, voy a sentir esa vergüenza paranoica y extrañez de leerme a mí sin reconocerme, o lo que es peor aún, sin admitir que ese soy o era yo. Es una tarea ardua extirpar la autocensura, supongo que el primer paso será publicar esta entrada.