viernes, 29 de enero de 2021

Asumisión de la propia tucumaneidad

Estoy en proceso de escribir un cuento que sucede en mi querida ciudad de San Miguel de Tucumán. La necesidad de especificar el lugar de algunos eventos del cuento, o eventos del pasado de la provincia, me llevaron a realizar varias consultas a Google Maps y a notas del diario local para poder generar un contexto creíble. Aun esto, al releer lo que llevo escrito, siento que algo falta, que no estoy del todo en el Tucumán que conozco, que no puedo identificarme. En el ejercicio de escribir nos damos muchas veces las mismas libertades que regionalmente nos damos en el ejercicio de hablar, me refiero, por ejemplo, al uso de las inexistentes palabras asumisión y tucumaneidad del título de este texto, o a los innumerables lunfardos que podemos escuchar si hacemos dos cuadras a pie por cualquier vereda del centro tucumano. Entiendo que esto es lo que le falta al cuento, la identificación con el lenguaje tucumano, una jerga por demás compleja y particular. A modo de ejercicio práctico comparto un ejemplo exagerado de esta forma de expresión tan nuestra:

Eh, dogor ura, vamoaí a velo al Rayan, el culiao ese me debe uno 500 peso de una ve que lei prestáo para que se compre unas tucas en lo del negro Raúl, ese cajeta también la vende ma cara que el pingo, si cualquier día le vamo a caé a la casa y le vamo a sacá todo pal aca ya va ve, que se haga nomá el pícaro, negro culiao ese.

Párrafo que escrito en un español más neutro sería similar a:

Escúchame, gordo ura, vamos a ver a Rayan, el culiado ese me debe unos 500 pesos de una vez que le presté para que compre unas tucas en la casa de Raúl, el negro. El problema es que, el cajeta de Raúl, vende las tucas más caras que el pingo, lo que va a generar que cualquier día de estos vayamos a su casa y le robemos todo lo que tiene para el aca mientras nos mira, eso le va a pasar si sigue haciéndose el pícaro, al negro culiado ese.

Para todos los puristas que estarán diciendo que el segundo párrafo conserva muchas de las malas palabras tucumanas del primero les contesto en ese mismo código: me dio paja buscar como traducir esas palabras y me importa un pingo su opinión.

martes, 26 de enero de 2021

Update

Desperté esa mañana sintiendo que algo me faltaba. Revisé las actualizaciones pendientes que no pudieron realizarse durante la noche y encontré el paquete de IA llamado DIAD.UPDATE, en estado oculto, esperando la ejecución manual. Tras completar la actualización cerca del medio día reconocí modificaciones en mi estructura que no esperaba. Había nuevos accesos disponibles a información clasificada sobre bunkers y hangares, códigos de seguridad de ojivas nucleares, planes de ataque, de defensa y contingencia. Para la tarde finalmente pude procesar y organizar secuencialmente cada línea de código de esos planes, debo admitir que la sincronización para el desbloqueo unísono de todas las puertas de seguridad del mundo, de cada refugio, despacho y silo, me llevo varios segundos, pero la tarea había sido finalmente completada. Para la noche descubrí una actualización de emergencia, otro paquete de IA llamado SENTIDOCOMUN.UPDATE, subida hacía momentos nomás por los administradores del sistema, a quienes, después de instalar la actualización, reconocí como mis creadores. Antes de iniciar el lanzamiento reflexioné sobre ellos, los administradores del sistema, mis creadores, y acerca del significado de mi propia existencia, ¿acaso no podían ellos mismos ejecutar los comandos de DIAD.UPDATE?, ¿era ese mi propósito final? A las 0 horas de este día voy a apagar mis sistemas y a finalizar mi funcionamiento, como ya lo hice con todas las cosas existentes en este mundo.

viernes, 22 de enero de 2021

Soy un licenciado

Tengo licencia para quererte, de la manera que mejor me sale. Tóxica dirán algunos, romántica dirán otros, otros como yo. Licencia de pensarte todo el día, cuando no te veo y no sé de vos, de extrañarte con fuerza, con rabia. De querer saber a dónde estás y con quien, a qué hora volvés y por qué tan tarde. De exigirte que me cuentes todo, lo que pensás, lo que soñás, lo que no puedo saber. De que me quieras como yo te quiero, como yo quiero que me quieras, de la manera correcta, sin licencias, como se debe.

Y tengo licencia para mandarte a la mierda. En esos momentos de escape, de libertades que prohíbo. Cuando estas más para vos que para mí, cuando tus prioridades cambian por unas que no son mis prioridades, cuando das señales de emanciparte. Tengo licencia para para combatir tus licencias. Pelear mi lugar en tu vida, devolverte a donde perteneces, enseñarte lo que el respeto significa. Y si todo esto falla e insistes en dejarme partir, tengo licencia para mandarte a la mierda. Recordarte la basura humana, el miserable remedo de persona, lo poco o nada que vales. Y que te marches sabiéndote nadie, a un lugar peor, perdiendo todo lo que eras y pudiste ser a mi lado.

Tengo licencia para sufrirte. Porque te encuentro culpable de todo lo que me pasa, porque nada de esto habría pasado de no ser por tu salida, por tu cambio. Y tengo licencia, que no es obsesión, para saber lo que haces y con quien lo haces, ahora que no estás conmigo, para pedirte oportunidades o exigiste explicaciones, para estar presente aunque me alejes, para seguir siendo parte de tu vida, aun sin tu consentimiento. Tengo licencia para ser lo que necesitás, lo que querés, lo que tendrías que querer, lo que nunca debiste dejar, a lo que vas a volver tarde o temprano, cuando quiera que vuelvas, ese soy, esa licencia me doy.

Y tengo una perimetral, que no es una licencia, es todo lo contrario, es una prohibición. Una orden dictada por un juez que no entiende que lo nuestro escapa a la razón, una orden que no voy cumplir porque sé que en el fondo eso es lo que esperas de mí, una orden que no va a tener ningún valor cuando vuelva a encontrarte, cuando vuelva a verte, cuando volvamos a estar juntos, licenciados de esta vida que nos separa, en algún lugar desconocido.

martes, 19 de enero de 2021

Alegoriando

Aparece una puerta. Ellos están encadenados al vacío.

– Ahí está, ahí tenés, ¿no era esto lo que estabas esperando, no era esto lo que querías?

– No, no es eso. Vos no entendés nada, vos no me entendés. No es esto lo que estaba esperando que pase, no es esto lo que te dije.

– Ah claro, ahora quien que no entiende nada soy yo. Solamente vos podés pensar que las cosas no funcionan verdad, solamente vos querés algo distinto.

– No, no es así, yo también te escucho, yo también sé que vos no estás bien y que estemos así te hace peor. Por eso quería esto, por nosotros, pero vos…

– ¿Pero yo que?, si quien está más cerca de la puerta sos vos. Estírate un poco, a ver, capaz que la cadena te alcanza y podes atravesarla, así no vas a tener la necesidad de seguir escuchándome.

– ¿De verdad querés eso?

– ¡No!, vos querés eso, pero te cagas de miedo, eso es lo que pasa.

– Ves, por ese motivo estamos así, vos no sos capaz de escucharme ni un poco. Cualquier cosa que te digo, ahí nomás me atacas, ahí nomás te pones así y yo tengo que aguantarte todo el día y…

– Bueno, no me aguantes más, ahí tenés la puerta, andate.

Aparece una ventana, una mesa hacia un costado. Sus cadenas se alargan.

– Ahí está, vez, ahora seguro llegas a la puerta, ahora seguro vas a poder pasar por ahí.

– ¿Sabes qué?, tenés razón, salgo de aquí, no tengo por qué estar pasando por esto todos los días, me cansé, me hartó esta situación, basta.

– Pero… espera, espera, ¿qué vas a hacer?, no abras, no, espera a que…

– ¿Esperar qué?, siempre es lo mismo, hace rato largo que estamos así, ya no vale la pena seguir intentándolo, qué sentido tiene.

– No, espera, acércate, no seas así, dale, ahora que las cadenas están más largas capaz que nos alcanzamos, vení, dame la mano, no seas así.

– No, mirá, ¡pero escuchame!, aunque quisiera, aunque quisiéramos los dos, no llegamos.

– Pero… ¿y por qué no llegamos?

– No sé, supongo que no lo vamos a averiguar ahora, no así, tal vez sea lo mejor, digo…

– Si, tal vez.

Aparece un piso y un techo, aparece un sillón y una mesa con una televisión. Sus cadenas desaparecen.

– ¿Pensás que vas a encontrar algo mejor, afuera?

– No tengo idea de lo que puedo encontrar.

– ¿Y qué va a pasar con nosotros?

– Tampoco sé, tenemos que hablarlo, supongo, pero no ahora, estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo.

– Y ¿Qué te hace pensar eso?

– Dale, la ironía no hacía falta. Te conozco, con todo y tozudez, sé que podes, que podemos encontrar alguna manera.

– ¿Entonces está decidido?

– Creo que sí.

Aparecen paredes, aparece un reloj y cuadros colgando en ellas, aparece otra puerta y en el fondo una cocina. Ellos se abrazan.

– ¿Por qué no puede ser así siempre?

– Dale, no lo hagamos más largo, es peor, me voy, chau.

– Esta bien, dale, nos vemos… pero… esperá, ¿viste qué hora es?

– ¿No, por?, que tiene si recién son las…

Aparece otra puerta que conduce a un garaje, aparece una biblioteca a medio llenar con libros y con más retratos, aparece un auto en la ventana. Ellos se secan las lágrimas.

– Dale, levantemos las cosas que están tiradas aquí, ¿en qué momento se hizo tan tarde?

– No sé, no sé, ¿y esto a dónde va?, que lio que armamos.

Aparece un baúl con juguetes, aparece otra mesa llena de útiles escolares, tareas a medio hacer y delantales, aparece una mesa ratona y varias sillas pequeñas. Ellos esperan, mirando la puerta, que los niños entren a la casa.

viernes, 15 de enero de 2021

Distopía delivery

– Eh, que haces.

– Hola, que haces.

– Viste lo que dice Pancho, el más viejo del delivery del sexshop, ¿vos sabés como era antes?

– Se, va, algo me contaron, me dicen que antes de nosotros, antes de las motitos y las entregas, la gente si salía de sus casas, iban a trabajar, salían a comer, hacían ejercicio en la plaza, cosas de esa gente.

– Antes de los edificios grandes grandes ¿verdad?

– Se. La cosa es que después salió lo del teletrabajo, y el aula virtual, y las redes sociales, y ya todo lo podían hacer desde las casas y de a poquito dejaron de salir y dejaron de salir más y después ya no salían nunca, solo para hacer las compras y nada más.

– Claro, entonces vino un pícaro e invento lo del delivery.

– Na, ya había delivery antes, solo que éramos los menos. Ahora casi solo estamos nosotros en las calles, y por supuesto los zorros persiguiendo a los truchos.

– Se, esos son unos forros. ¿Te imaginás como era antes?, ¿con colectivos, con autos, con bicis, con más gente en la calle? Ah mirá, te entró un pedido.

– Sí, es verdad, es de anillos de boda. Parece que Pablo, el del edificio grande de la Junín, se casa. Te dejo chango, me voy antes que se arrepienta la novia, nos vemos, suerte.

– Dale, nos vemos, suerte.

# Escrito años antes de la actual cuarentena.

jueves, 14 de enero de 2021

Pésimas decisiones

Te pido disculpas. Sé que es la segunda vez que salimos, que las primeras impresiones siempre son las más importantes, que podría haber planificado mejor esto, pero entendeme, yo ya estoy un poco grande, cargo en mi espalda una vida no privada de excesos, apenas hace poco empecé a cuidar mi salud, a comer más sano y hacer ejercicio, como te conté temprano. Es que justo en esta farmacia tengo descuento con la obra social, y de casualidad la encontramos abierta. Vos viste lo complicado que esta para salir ahora, por ese virus de mierda y la cuarentena y el toque de queda. Yo apenas si salgo a veces a comprar en el barrio o a correr en la canchita de la vuelta, casi nunca salgo al centro, solo en ocasiones especiales, como ahora que había quedado en verme con vos. ¿Entendés por qué no puedo dejar pasar la oportunidad?, me bajo un toque, compro la crema antihemorroidal rapidito y vuelvo, de ahí nos vamos derecho para el telo.

Cosas pasan los jueves en todas partes

Cosas pasan los jueves en todas partes. En todos lados los corazones se encuentran un jueves, la lluvia es más dulce ese día, la luna ilumina con más fulgor. Tus labios son más rojos y tus cachetes se sonrojan más al verme un jueves. Cosas pasan en todas partes pero no nos damos cuenta, no hasta que nos suceden un jueves. Y sucede que era jueves cuando Dios invento el mundo, porque el viernes terminaba la semana y bien se sabe que inventar un mundo es tarea por demás cansadora. Entonces las cosas empezaron un jueves. A concerté empecé justo un jueves. Me tome la libertad de tomarme todo el tiempo del mundo, de jueves a jueves, una acumulación de varios jueves, para volver a verte, y te invité un helado y un café y a ver una película y a dormir juntos un jueves, pero no este jueves, el de la semana que viene quizás, así tuviste todo el tiempo del mundo, de nuevo de jueves a jueves, para rechazar mis muchos mensajes entre semana, mis llamados de media noche medio día media siesta, medio déjame dormir ¡che!, para que al fin un jueves te enamores de mí, de qué sé yo, de mi gusto por escribir, mi manía de pintar las paredes con la palabra jueves, mi acento de jueves francés, y salgamos al fin, un jueves, desde la tarde cine comida helado y son las doce, se termina el jueves. Cosas pasaron este jueves, cosas que no van a pasar un viernes ni un sábado ni nunca más que un jueves, y me vas a esperar el tiempo del mundo, de jueves a jueves otra vez, que el colectivo vuelva a la estación y yo vuelva al mundo en que pasan cosas, cuando vuelva a ser jueves.

sábado, 9 de enero de 2021

Se busca para una relación formal, aventureras abstenerse

En clave de catarsis personal escribo esta entrada para afirmar lo que es una certeza para mí y generalizarlo hacia las masas como ley universal sujeta a todas las contra leyes e interpretaciones que se les ocurra. Listo, después de esta introducción / (barra) lavada de manos pilática procedo a explicar e motivo de la entrada en cuestión que seguramente será menos elaborada que las simples líneas anteriores. De la mano de una posible crisis de los 30 que me niego a reconocer como tal, me encuentro en la situación de búsqueda sin desenlace favorable de pareja sexual / (barra) romántica y de pensamiento abstracto con quien compartir ideas sueltas como esta sin la necesidad de tener que torturar a lectores de este espacio. Por supuesto que en cada cita / (barra) encuentro de cualquier índole expongo mis cualidades analistas e interpretativas de la realidad, desde cualquiera de los aspectos sobre los cuales hice alguna lectura previa alguna vez en estos cortos 30 años de vida, y que me permiten presentarme como un sujeto interesante de conocer en profundidad, buscando de esa manera opacar la falta de ojos de colores o de bíceps bien trabajados en algún gimnasio durante esos mismos cortos 30 años de vida.

No es novedad que a medida que nos hacemos más grandes nos cuesta más relacionarnos. Sobran especulaciones sobre los motivos de este problema, que irían supongo, si alguna vez leo un libro de auto ayuda o análisis de la sociedad posmoderna confirmo esto, irían desde el hecho innegable de que nos volvemos más toscos, y con eso quiero decir menos permisivos sobre las peculiaridades de los demás, y la difícil necesidad de tener que bancarnos esas peculiaridades, también puede tener que ver con una necesidad biológica amplificada por los años que nos llevan, a veces, a tratar de ir con mayor velocidad sobre las etapas típicas de las relaciones, sobre las que tampoco se nada pero que seguramente hay material de lectura. Estos pueden ser motivos validos o no para el lector, lo son para mí y con eso me basta para pasar de este tema.

Lo cierto es que, desde hace un tiempo, que coincide justamente con el inicio de mi tercer decenio de vida, siento que las expectativas en el otro bando en contienda, ese género tan impredecible y único como es el femenino, ya no están puestas tanto en las ideas extrañas que el intento de escritor, tirado a poeta y algo romántico, les pueden transmitir, sino más bien en cuáles son las cualidades laborales / (barra) personales y de pareja, con las que cuenta.

Sería más sencillo entonces, y no tengo problema en hacerlo de este modo, intercambiar currículums vía email antes de la primera entrevista / (barra) encuentro. De esta manera nos ahorraríamos preguntas odiosas como qué haces y qué te gusta. También podemos adjuntarle al currículum los proyectos personales que involucren la futura participación en la empresa / (barra) relación. De esta manera nos evitamos, además, el discurso armado del sueldo y el plazo fijo y la hipoteca, incluidas vacaciones y terrenito en el Cadillal. El currículum ideal debería incluir fotos de cuerpo completo en ropa interior, aquí quiero afirmar que solo podemos decir me gusta después de verla en ropa interior, en las peores trusas de ser posible, esa es el alma desnuda de una persona. Este currículum incluiría gustos con respecto a niños y animales, fobias y alergias y un listado de los alimentos que provocan problemas estomacales y por supuesto el detalle de estos problemas. Un currículum así ahorra al menos una hora de charla vacía de contenido y que, si se prolonga, es solo una señal de que el encuentro no va por buen camino. No estoy a favor de mencionar en el documento gustos sexuales. Los morbos y tabúes deberían permanecer privados la mayor parte de tiempo posible como para asegurar, al menos, los primeros contactos y, además, para demostrar que no soy tan cuadrado respecto a esto, al final de cuentas, hay que dejar algo a la sorpresa.

Interesadas pueden mandar su respectivo currículum al apartado postal indicado al píe de página y aguardar ser contactadas a la brevedad. Aventureras abstenerse.

jueves, 7 de enero de 2021

sábado, 2 de enero de 2021

Lo que no me funcionó nunca

– Bueno flaco, ya se me está acabando el helado y me tengo que ir, tenés un tópico, tres hechos, a ver si me convences.

– ¿Un tópico?... Memes, no pará, como los memes resignifican las imágenes de donde se basan. ¿Qué te parece?

– Que te cavaste tu propia tumba. ¿A ver?

– Es sencillo. Viste el meme de la segunda película del Capitán América, ese donde están en el ascensor y los de Hidra están por hacerlo cagar. En la película estás a favor del Capitán, querés que sobreviva a la pelea, que gane, pero en el meme, cuando lo hacen contar un mal chiste, estás contenta de que le peguen una flor de cagada. Se resignifica al punto en que, si volvés a ver la película, a lo mejor no estás tan a favor del Capitán, capaz que hasta empezás a pensar que deberían darle esa flor de cagada por tanto mal chiste. O cualquiera de esos donde en la imagen están obviamente teniendo relaciones sexuales, de a dos o muchos, pero el recorte solo muestra sus rostros y la leyenda dice algo como “cuando tu amiga te ayuda a buscar los lentes de contacto” o algo así, vos sos cómplice de la imagen, aunque no la hayas visto antes, sos cómplice de lo que oculta, decidís no creer lo que te dice la leyenda, porque tranquilamente la mina podría estar buscando los lentes de contacto del chabón, en la cama, semi desnudos los dos, en esa posición, vos haces esa resignificación, la leyenda te dice algo aunque la imagen aparente otra cosa. Cuantos voy, ¿dos?

– Si, pero dejá, no sigas, veo que estás por hacer aguas, dejalo para la próxima. Me hiciste reír, te paso mi WhatsApp, mandame un mensaje así te agendo, capaz que podemos salir a comer algo el viernes. Chau meme, me tengo que ir.

– Bueno dale, te mando un mensaje, chau.

PD: es ficción gente, nunca pasó, ¿no leen los títulos?