Polución es un ser profano hecho de partes de otros seres como él, monstruos de lo absurdo. La prole del caos del mundo tiene formas impensadas. Inmundo y mal oliente excremento de un dios u otro. Que se nutre corrompiendo una tierra agónica y deshecha, un mundo decadente. Polución es un glotón. Es un goloso que engulle muerte en bocados y atracones mórbidos. Y engulle vida. Absorbe lo inútil del ser, cual fuese, y lo aprovecha en su contra. Lo hace parte de su carne, que no es carne, y de su sangre que no es sangre, y de su vida que es muerte. Y es un muerto viviente. Un ser reptante y corrosivo que se mueve estando quieto, que se expande. Un ser errante, purulento y tóxico, que crece inconmensurable y reclama su lugar en la tierra, su potestad sobre los hombres. Polución es un Dios. Polución es mi único Dios y voy a venerarlo cada día de mi vida, con cada uno de mis actos, hasta terminar con este mundo.
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