domingo, 27 de marzo de 2016

Marcha del orgullo

Esa mañana se armaron de pancartas afiladas, carteles y pasacalles. Vestían trajes de guerra ceremonial de la cintura para abajo. Los vestidos de los oficiales, adornados con lentejuelas doradas, sobresalían por sobre la simple falda de gamuza de los soldados rasos. Las sandalias hacían juego casi siempre. Y aunque algún desprolijo pudiese tratar de combinar rosa con amarillo, siempre era reprochado severamente por su oficial a cargo o un compañero. Los más osados se animaban a lucir botas de taco alto, largas llegaban hasta sus rodillas.

– ¿¡Qué queremos!? – A lo que la muchedumbre respondía – ¡poder casarnos!

– ¿¡Con quién queremos hacerlo!? – A lo que solo uno respondió – ¡con usted!

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