sábado, 20 de marzo de 2021

Medias amarillas

Ella estaba contenta esa mañana. El Ramón, jornaleando con mucho esfuerzo había podido comprarle un conjuntito nuevo. Pollera blanca cortita, remerita cuello en v, unas John Foos como las de la tele y unas lindas medias amarrillas que subían hasta los tobillos. La ropa le ajustaba donde tenía que ajustarle, le marcaba los senos y la cola, le quedaba bien. Salió a hacer las compras con una sonrisa en la cara, salió a estrenar su nuevo look por el barrio. El verdulero, ese viejo verde que siempre le miraba el culo cuando se iba, le pregunto angustiado mientras pesaba las papas – mija, ¿está usted bien? – a lo que ella contestó sin perder la sonrisa – y sí, usté que opina, si tengo remerita nueva, y mire de lindas mis medias amarillas – después en el súper su amiga de la infancia, la María, que trabajaba ahí por la mañana y por la tarde en el mercado del norte, le dijo medio en secreto – Amiga mandame mensajes, te buscamos con el Lucas en el auto, no seas boluda – a lo que ella solo atinó a levantar el queso cuartirolo y caminar en dirección a la caja, no tuvo tiempo de presumirle su conjunto nuevo, quería hacer una tortilla de papa para el Ramón. En la pensión la vieja de la planta baja esperaba que vuelva – doñita, le gusta mi pollera nueva, y mire estas medias amarillas de lindas – le dijo al verla, pero la vieja comenzó a increparla – anoche ya llamaba a la policía, te juro, nena no pueden seguir así – le dijo mientras ella subía las escaleras rápidamente hasta azotar la puerta del primer piso – vieja chismosa – alcanzó a oírse antes del golpe. Era temprano para empezar a preparar la comida. Ella miraba en el espejo como le quedaba su nuevo conjuntito mientras pensaba en la calle y los vecinos. No tardó mucho en entender, estuvo tan concentrada en su nuevo look que olvidó ponerse base en los moretones de la cara antes de salir a hacer las compras.

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