viernes, 17 de junio de 2022

Lo desconocido

– Mirá cuantos autos hay ahí parados, me parece que está cortada la calle, por eso debe ser el humo que se veía…

Roque dobla a la derecha en Avenida Mate de Luna y Sargento Cabral. El león en el tablero aprueba con la cabeza el desvió. La luz baja de otros autos lo siguen en el espejo retrovisor. Laura sigue hablando.

– … cierto, no te conté, no sabés lo que gastó Mariela cuando se divorció de su marido. Me contó que es un montón de plata, entre el abogado de ella, el de él, los papeles que tienen que presentar en el registro, ni te imaginás, en plata de ahora es un montón. No conviene, para nada conviene que lo hagamos primero…

Roque no ve el lomo de burro a tiempo, frena de golpe pero igual lo sobrepasa fuerte. El león en el tablero salta hacia la derecha. Roque trata de ubicarse en la zona, si estaba en Villa Luján, entonces la plaza que acaba de pasar es la Primero de Mayo. Acomoda el león de nuevo en medio del tablero, que agradece bajando la cabeza como los japoneses. Uno de los cuatro autos en el retrovisor dobla a la izquierda y se pierde.

– mejor sigamos así unos dos meses más, vos quedate en la pieza de la empleada, total ya cama adentro no se contrata a nadie. Yo te voy ayudando a armar las cajas con tus cosas, dejamos la plata de las vacaciones para que puedas pagar el depósito y vamos buscando un departamento cerca de tu trabajo, uno con dos piezas para que puedas llevarte todo…

Una kermes ocupa la calle de la Parroquia San Martín de Porres. Roque cree que es esa parroquia, aunque estaba seguro de que quedaba en el cruce de San Martín y Castro Barro. Tiene que dar marcha atrás igual que los dos autos que tiene en el espejo retrovisor, muerde el cordón de la vereda y el tigre en el tablero queda de cabeza frente al volante. La calle ahora es de tierra, Roque acomoda el tigre en medio de tablero que festeja agitando la cabeza. Todo el auto tiembla un poco.

– igual, si te quedan cosas, yo las puedo guardar en el armario del quincho, lo que sea para que hagamos esto bien. Con la Camilita arreglamos. Mi vieja va a venir a quedarse conmigo, cuando vos te vayas, para cuidarla. Yo ya hablé con ella y le dije que cuando vos la quieras sacar a pasear, o que se quede en tu departamento, si tenés espacio, ella no tiene que decir ni pío. ¿Escuchame? Tu departamento, ya te estoy haciendo mudado. Yo, la verdad, no veo la hora de que nos separemos. ¿A vos te pasa así también?...

Llegan a un cruce que está inundado por una cloaca rota, la calle es de tierra y todo el camino está hecho barro. La intersección no tiene carteles con el nombre y Roque no sabe bien donde está. En el retrovisor no se ve ningún auto, hacen marcha atrás y pisan un bache camuflado por el agua, el tigre en el tablero salta hacia adelante chocando el vidrio del parabrisas. Roque vuelve hasta un pasaje a media cuadra y gira a la izquierda. Un cartel pegado en la pared de una casa dice Pasaje sin Nombre. Roque acomoda el tigre en medio del tablero que asiente preocupado.

– … che, que feo que está por acá… Roque ¿vos tenés idea de donde estamos?

Roque avanza por el pasaje, no hay luces de calle, solo la luz de la vereda de las casas ilumina el camino. En el retrovisor no hay nada. El tigre en el tablero ya no mueve la cabeza. El final del pasaje está oscuro, Roque sigue hacia adelante, en silencio, aunque el camino lo conduzca a lo desconocido.

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