Me pasó como cuando me enteré de la muerte del flaco, escuché la noticia del paso de Cerati hacia ningún lugar y simplemente me entristecí. En aquella oportunidad, con Luis, estaba con una amiga sacando fotocopias, en la radio del local sonaba un clásico y poco conocido tema de pescado, lo que me pareció extraño al momento, porque no era de los temas que ponen en la radio. Leí al pasar y sin querer la edición digital de algún diario que estaba leyendo el dueño de la fotocopiadora, fue un balde de agua fría. Como dije, me entristecí, de esa forma rara en que la muerte de un alguien que admiras te puede entristecer. Mi amiga pregunto "¿no habías visto la noticia?, murió, ¿qué tenés, que te pasa?", atiné a responder lo primero que salía de mi cabeza, que considero lo más sincero que pude decir entonces "pasa que ese tipo me acompañó 15 años de mi vida, por eso me pongo así". Sin dudas no lo entendía entonces, pero ahora, con la noticia de Cerati creo que la idea empieza a cerrar.
No me anime a escribir esta entrada antes, porque no quería hacer catarsis por este lugar. Como con el flaco, lloré como un niño la muerte de Gustavo, no es algo que me dejé tirado, la vida sigue con igual normalidad, pero algo más profundo se hilaba en mi interior y sabía que necesitaba extirparlo, charlarlo, quise decir. Hablé con Claudita, sin dudas mi confesora más sideral, a ella le cuento las ideas de viajes espaciales, de espacios oníricos y de tiempos que se cruzan, ella me conoce mucho, y sabe del vuelo que pueden tomar mis teorías esotéricas y las respeta. Le conté a Claudita la anécdota de Spinetta, le conté la gran tristeza que me provocaron ambas muertes, y cuando hubo de preguntarme el por qué, cuando consiguió que yo mismo me pregunte ese por qué, algo así escapo de mi mente:
"Me pasa como me pasó con el flaco, creo, o sea, no es solo que este tipo o aquel tipo, con su música, con sus canciones, con sus letras me acompañaron estos años. No puedo considerarlos amigos, nunca hubo un feedback entre ellos y yo, nunca supieron ni sabrán nada de mí como yo, ahora que lo pienso, tampoco sé mucho de ellos. Era lo que hacían, creo, y de eso que hacían, la interpretación que yo hacía de ello. No sé cómo explicarte. Es la manera en que me conecto con un artista, es eso de interpretar un mensaje, aunque este bien claro el significado, de apropiarme de ese mensaje y darle mi valor y mi entender, y contento con eso, sentir que aquello que cuentan, eso que quiero entender que cuentan, es tan grandioso como el arte mismo. Los cuentos y las poesías, la música, las películas, todas esas formas de contar algo me llegan de tantas maneras distintas que siento que tengo que conocer todo, que quiero experimentar esa magia constantemente. Si pienso en Cerati en particular, y hago cuentas de cuanto a participado su arte en mi vida, descubro que un día salí corriendo del Ateneo porque no quería descubrir a quien le canta Cerati, como conté una vez en mi blog, y resulta que con Adiós di música a otra de las entradas del blog, una de esas entradas de catarsis con las que esperaba aliviar alguna pena pasada, y el tema venía como anillo al dedo, y así también esta Déjà vu en el blog, y Luci, un cuento de mi primer libro que se inspira en el último tema del ultimo cd que nos dejó Gustavo. Entonces, no sé si se entiende, lo que ellos hacían y todo lo que significaba para mí, y que ya no va a estar más, eso me entristece, más que la muerte, más que el recuerdo, todo lo que pudieron hacer, por mí, por vos y por un montón de personas más que disfrutaban de escucharlos, y que ya no van a poder hacerlo más, eso es lo que me entristece. No lo que fue, por que la muerte es el peldaño que marca el último paso, el que tarde o temprano vamos a dar todos, y aquello que hiciste o fuiste antes de morir es tu cúspide, el máximo que alcanzaste, pero no de esa manera el máximo que pudiste alcanzar, y eso es lo que me entristece, no lo que fue, sino lo que pudo haber sido y ya no va a ser nunca más".
Claudita me entendía aun cuando, durante el monologo, ni yo mismo me entendía, y compartía mi tristeza por perdernos de todo aquello que nos pudieron hacer sentir esos dos grandes, y los muchos otros que ya no están, y me prometía, como yo a ella, intentar ser lo mejor que podamos en el tiempo que nos queda, y hacer del paso de los demás por nuestras vidas la alegría que nos es regalada por Gustavo y Luis.
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