viernes, 27 de noviembre de 2015

Pequeñas renuncias

Qué triste se me hacía antes pensar en las renuncias, en esas desilusiones de no haber alcanzado aquello que soñabas o querías o pensabas que estaban a tu alcance y no, nada está al alcance de nadie cuando eso depende de alguien más que de uno mismo, así apostamos, mas inconscientes que nunca, a alcanzar esas metas que en verdad son tan normales, como llegar a ese matrimonio parecido al que, si tuviste suerte, te crió, o ese empleo para el cual crees ser el más capacitado pero que hoy es ocupado por alguien más, o esa paternidad que deseaste tanto y aun no se presenta ante vos por el solo hecho de entenderla como algo tan importante como complicado, el ser responsable de tus actos siempre es un freno. Entonces hacés el resumen típico del ser pensante y te encontrás con que no eres, aun, si es que lo serás algún día, ni un mínimo la persona que imaginaste hace 10 años quizás, cuando el plan estaba tan bien entramado que solo tenías que salir en busca de todo aquello. Entonces, y a pesar de los intentos, que no fueron pocos, que no faltaron de pasión, que no dejaron de ser sinónimos de verdadera entrega, entonces encontrás que no eres ni cerca quien pensabas que serias, que el tiempo de proyectarte de esa manera posiblemente este expirado, y que no tienes ganas de volver a pasar por todo eso. De volver a pasar por un amor pasional, de esos de los que las comedias románticas y la música pop nos hartaron durante décadas, o las baladas rock en mi caso, de trabajar por monedas de eso que te gusta ¿hasta qué punto está sobre valuada la estabilidad económica?, hoy me parece que renegué demasiado, cuando joven, de las comodidades del pequeño burgués, del sueño inalterable de la paternidad, tal vez mi norte más claro en esta vida y a la vez el más distante, ¿hasta qué punto de verdad deseo aquello?, y de desearlo tanto ¿por qué llevo tanto tiempo sin concretarlo?, ¿por qué me cuestiono hoy algo que esta tan arraigado en mi desde siempre? Es un cambio, tal vez, en la concepción de las renuncias, en la interpretación propia de lo que me haría feliz según un sueño de un nene de 20 años que veía en modelos ideales el camino a la vida ideal, entender que renunciar a cosas que están lejos del alcance no es perder contra la vida a la que jamás le ganaremos, que los proyectos se modifican, que las situaciones diversas requieren de nuevas expectativas, que alcanzar un objetivo, por más pequeño que sea, es una victoria sin que esto signifique dejar las renuncias, que siempre son muchas, para alcanzar nuevos objetivos, que pensar en esto solo me proyecta, por mucho que trate de no proyectar, a un lugar ahora desconocido, hacia el cual voy inevitablemente, renunciando a lo que creía que quería, en busca de lo que no se si quiero para mí.

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