Últimamente ando pensado en James Dean. A mi entender, cultivado con Wikipedia y otros espacios online y sin demasiada investigación, fue un gran actor que en su momento prometía mucho y que tuvo un final trágico, dejando en la crítica y en los actores, y conocedores de cine de Estados Unidos, ese gustito en la boca de haber probado algo y ya no podés disfrutarlo más. Es en esta idea, personal aunque nada innovadora, creo, en la que se centra mi pensamiento. Lo de James Dean fue una tragedia, evitable o no, eso no viene al caso ahora, pero lo que me pregunto, y lo que creo que se preguntan quienes aún lo mencionan, más de 50 años después, es el "¿qué hubiera sido sí?". Al parecer para la crítica y para los actores y conocedores, lo de este actor era tan artístico, tan mágico, tan extraordinario, que aun con solo algunas películas y obras de teatro, su desaparición fue una perdida enorme para el ambiente, por todo lo que pudo y ya no podrá. Y en ese todo lo que pudo es en lo que me quiero concentrar. Pienso que nadie carece de pasión en la vida, ni de una habilidad extraordinaria para algo, lo que sea, como James Dean la tenía, tal vez sin saberlo pero así era para muchos, y aunque son muy pocos los que pueden explotar esas pasiones y esos talentos, creo que todos deberíamos apuntar nuestra existencia hacia eso, en la medida que la realidad nos lo permita, y luchar, luchar para encontrar aquello que nos apasiona, para lo cual somos tan talentosos o más, como lo era James Dean. Y aprender, porque talento no es nacer sabiendo, y sufrirlo, porque la pasión no evita el cansancio o los fracasos, y triunfar, en la medida en que esa victoria nos llene de orgullo y nos lleve a nuevos desafíos, a querer superarnos y volver a luchar. En definitiva encontrar eso que queremos hacer, lo que queremos ser toda la vida, sean una o cien cosas a la vez no importa, pero que sean con pasión, con compromiso y con lucha. Y que no nos pase como a James Dean, no por el trágico final y que críticos piensen lo que pudo ser, como le pasó, sino que vivamos muchos años y en el final de nuestras vidas nosotros seamos nuestros críticos y pensemos en lo que pudimos ser y no fuimos. No sé si al final de mi existencia habrá críticos de profesores de historia y seudo escritores que hagan un análisis de mi carrera y de mi vida, y piensen que en mí hubo un potencial sin explotar y que podría haber llegado a hacer cosas fantásticas, tal vez me esté dando más crédito del que merezco sobre la mirada que puedan tener otros sobre mí, lo que sí sé, y esto lo voy a afirmar aunque tal vez después cambie ese parecer, es que, si ese crítico voy a ser yo, voy a luchar con convicción para no decepcionarlo desde ahora. Y si el trágico final ha de venir, y si los críticos aparecen 50 años después, miren hacia atrás y piensen en mí como en James Dean "todo lo que pudo y no fue", aunque, si puedo elegir, prefiero ser yo el crítico y decir "todo lo que podía y logró".
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