jueves, 6 de junio de 2024

Papá

—Aph… ape, apa… aph aph apa… apapa apa pa, papa, apapa, apa pa papá, apapá papá.

—Mamá… mmmmaaaamá, mamá.

—Apapá, apapá, papá paaaapá.

—Mamá, mamá, ¡decí mamá!

—Papá, papá… papá.

—No, mamá, maaaaamá—el bebé sonríe en el coche—pero la puta madre Benjamín, mamá, decí mamá, mamá. Qué tenés que venir a nombrarlo al hijo de mil puta ese, ¿sabés cuándo le tenés que decir papá, sabés cuándo?, cuando el hijo de puta pague la cuota alimentaria, ahí le tenés que decir papá, cuando por lo menos te venga a ver un fin de semana, el cagetudo ese. Papá, papá, ni él conoce a su papá, no tenés abuelo Benjamín, ¿y sabés por qué no tenés abuelo?, porque nadie lo quiere a tu papá, no lo quiere ni la madre, no lo quiere ni el padre que lo abandonó, nadie, nadie lo quiere, ¿y vos?, vos tampoco lo vas a querer, YO ME VOY A ASEGURAR DE QUE VOS NO-LO-QUIERAS, por borrarse, por ser un cagón y no estar cuando lo necesitábamos. La peor la pasamos en el embarazo Benjamín, la peor de todas, y cuando le fui a pedir ayuda me cerró la puerta en la cara, como si vos ni yo le importáramos, como si no me conociera. Él y su vieja no me atendían el teléfono, me corrían cuando los encaraba en la parada del colectivo, me trataban de puta, a tu mamá Benjamín, a tu mamá la trataban de puta. No tenés idea el quilombo de abogado que tuve que hacer para que le debiten del sueldo, pero ahora, ahora si se va a cagar para tener plata, ni una media se va a poder comprar, nada, si antes no te pasa tu salario, ya va a ver. Y vos, vos de grande vas a saber todo, te voy a contar lo que sufrimos con mi vieja, lo feo que es que nadie te respete en la casa, lo feo que es tener que hacer todas las cosas por un plato de comida y un sachet de leche para vos, lo feo que es dormir en una piecita con humedad y tener que andar pidiendo permiso hasta para sacarte a pasear al parque. Te voy a contar todo, para que sepas lo que hice para que estés bien, para que vos si me respetes y me quieras, y me cuides cuando sea viejita, te voy a contar todo para que no seas como el hijo de mil puta ese de tu papá.

—Apapá, papá papá.

—No, no Benjamín, mamá, decí mamá.

jueves, 30 de mayo de 2024

Iglú

La morsa amamanta a Nukarta a la mañana, cuando el oso polar no está, cuando sale a recorrer la playa agrietada, en busca de peces dragón perdidos cerca de la superficie. La morsa sabe que Nukarta ya no tiene edad para chupar el pecho de su madre, que debería salir, sentir el húmedo frio en la nariz, aprender a usar la caña, descubrir cuando sale y se pone el sol, pero al momento de decidirse a dejarlo ir, el recuerdo del pequeño Paarnaq, bajo el inmenso lago congelado, hacen que lo devuelva a su regazo para arroparlo con su grasa. El oso polar sufre este apego, cree que no valoran el pescado fresco que pone frente a ellos todas las noches, que tiene necesidades de macho sin satisfacer, que es hora de iniciar a la cría en las viejas enseñanzas, lejos de su madre, lejos del iglú que los protege. 

Se parecía a lo que relatan las viejas leyendas, para Nukarta, ver a la morsa pelear con el oso polar. El enorme peso de ella, sus grandes colmillos, la fuerza descomunal de él, sus garras de cazador. Los años de relación no tuvieron peso y la naturaleza hizo vencedor al más experimentado. El oso polar arrastró a la morsa hacia la playa para darle fría sepultura bajo el agua. Nukarta salió del iglú por primera vez en años, no dejaba de pestañear por la luz, el frío afuera era distinto del frio adentro. El sonido del hielo resquebrajándose lo puso en alerta, cuando pudo aclarar la vista la morsa y el oso polar ya no estaban, solo la inmensidad de la playa, los peses dragón perdidos cerca de la superficie y él, que no había aprendido a usar la caña.

martes, 28 de mayo de 2024

Lugares a los que no quiero volver

A vos desnuda
en el colchón que le compramos a mi tía
con la tele de tubo
y un capítulo viejo de los Simpson.

Al bar de la peatonal
hay mijo, no podés estar tomando solamente soda
en las uñas rotas el esmalte no brilla
y los dedos de viejito te quedan feo.

A la pileta de la colonia
a ver manisero, a ver manisero
el reflejo corriendo por la coronación
y solo el agua transparente.

A la señora que grita
¿y por qué me descuentan sin avisarme?
al señor que se enoja y golpea la mesa y llamo al guardia
y hay cincuenta en la fila y la cabeza me mata y recién son las diez.

Lugares a los que inevitablemente vuelvo

A la panadería en la esquina de tu casa
donde ya no venden los bollitos con chicharrón

Al sarro negro en los dientes del inodoro
A sentir saladas las gotas de agua en la ducha

A las pastillas que me consigue el pibe
con la mitad de mi edad, y el doble de problemas


martes, 14 de mayo de 2024

Recibida

San Miguel de Tucumán. 24 de julio de 2008

Dr.

Carlos Daniel Aguirre

S________/________D

Asunto: recibida.

De la manera más atenta me dirijo a usted para comunicarle que el día 22 de julio de 2008 aprobé la última materia que me quedaba por rendir para terminar la carrera: Literatura Latinoamericana.

Para celebrar el evento, el señor Carlos Alfredo Quintana, hombre del que le había hablado anteriormente, que fue mi compañero de pensión durante los primeros dos años de estadía en esta provincia, armó una botella con huevos, vinagre y pintura. Mantuvo esta mezcla fermentando durante seis meses detrás de la heladera de su departamento y la volcó en mi espalda a salir de la mesa de examen. Él nunca dejó de creer que está vez iba a aprobar la materia y terminar la carrera.

Mariana me llevó en el baúl de su auto Fiat Espacio que cambió hace poco. No le importó que este cubierto de harina, huevos y pintura. Paseamos por las calles céntricas de la municipalidad de San Miguel de Tucumán, escuchando canciones de cumbia villera con el volumen muy alto y gritando en cada parada de semáforo. Colgué de la puerta trasera del auto una bandera con el nombre y apellido que compartimos con usted, escrito muy grande y en letras de todos los colores del arcoíris.

Después fuimos a un bar cercano al instituto donde me esperaban compañeros de la carrera con pancartas que decían cosas como “profe pasame toda la lengua” o “llevame previa a febrero con vos”. Compramos, una tras otra, cervezas que se evaporaban mientras reíamos a carcajadas y gritábamos en medio de la noche y el tumulto tucumano. La mujer del bar mantuvo abierta la cocina una hora más para que puedan comer otros amigos que se fueron sumando más tarde. Empezó a amanecer y éramos varios así que seguimos el festejo en el departamento de Carlos Alfredo. Era tanta la euforia que terminamos desnudos cogiendo entre todos. No voy a contarle si Mariana nos acompañó, eso va a tener que preguntarle usted a ella.

La semana que viene salgo a tirar currículum, va a estar difícil conseguir algo por qué estamos por empezar el segundo cuatrimestre, tal vez pueda conseguir hacer una suplencia, igual sigo con las clases particulares y sumado el trabajo de secretario en la Clínica Muñecas llegó holgado.

Le dije a Mariana que me estaba costando llegar a pagar el alquiler y se ofreció a venir a quedarse un tiempo en el departamento para dividir los gastos. Hace unas semanas dejó de salir con el abogado Ricardo Ernesto Sánchez, hombre que entiendo es de su mayor estima, pero que a mí siempre me pareció un estirado. Ahora me acompaña cuando salimos con mi grupo de amigos y le empezó a gustar tomar fernet con coca. Seguramente le va a contar algo de esto cuando nos visite.

Si va a pasar por el departamento y no quiere verme le comunico mis horarios: yo salgo a la mañana a partir de las 8hs. y vuelvo al departamento cerca de las 19hs. También puede aprovechar el domingo 27 de julio, ese día voy a salir temprano al cementerio a dejar una copia de la constancia de título a mamá y voy a aprovechar para ponerla al día sobre todos estos años en que me ignoró por mi elección de carrera y por mi vida privada. De todas maneras, usted y yo sabemos que ella siempre fue consciente de su intolerancia y que tener que vivir con esa conciencia fue parte de lo que la llevó a la tumba. Sin más me despido, pero no sin antes recordarle que soy su hijo y que todo el dinero que tiene no va a poder cambiar eso nunca.

Atentamente: profesor Carlos Javier Aguirre

jueves, 9 de mayo de 2024

Pituto Jones

Pituto ama viajar en la Línea 5. Su apodo es porque su cabeza siempre tuvo forma de cosito comué, pero con pendorchos en lugar de orejas. A la mañana sale para la escuela a las 7, con intenciones de tomar el bondi de las 7:10, que ahí viene, entonces corre las dos cuadras que lo separan de la parada con techito.

A cuatro casas cruza a doña Forto, la vieja lleva un kimono despechado y otra vez se olvidó del corpiño, los lunares negros y peludos recrean la constelación de Orión en un cielo color leche vieja. Cuando la tiene a la par, doña Forto pasa la escoba haciendo un tsujikaze recto e inesperado, pero Pituto lo esquiva deslizándose de rodillas, en limbo, por el piso de carpeta, y se rasga el pantalón, pero al menos se da el gusto de agitar los hombros al pasar.

Salta delante de don Eusebio que riega la vereda, que la riega cuando estamos a 33 grados y el vapor hace desmayar a los misquitos, que la riega a las 6 de la mañana a oscuras, en invierno nublado, sin autos ni gente en la calle, solo el diablo y él, que la riega cuando la ve seca, cuando se acuerda que tiene que regarla, cuando se olvida de que ya la regó. Pituto salta antes de que arroje el baldazo de agua a la calle de tierra y piedras, aterriza mal en un escombro y empieza a caer hacia adelante pero rápidamente voltea su centro de gravedad para hacer un tumbacabeza y seguir corriendo.

Unas casas más adelante. cuando lo alcanza, chirlea en el cogote a Mauricio que sale de espaldas con la moto. Él fue novio de su hermana después de salir unos meses con su prima de la villa, cuando venía a la casa le traía palitos de la selva y chupetines con chicle, la María siempre decía que solo la buscó a ella para tirarse a la Raquel, ahora iba a tener una nenita con la vecina y no le quedaba otra que salir a trabajar todas las mañanas. Tras el chirlo Mauricio le dice “anda pa allá bobo” y Pituto le contesta “dale campeó”.

Llega a las escaleras de la casa de doña Gladys, que tiene una mitad del terreno más arriba que la otra, y cuando llueve se le inunda el garaje hasta la ventana. Sube de dos en dos los escalones y la vieja le grita “te va cae Pituto, te va cae”.

En el cruce viene levantando tierra el 107 cartel rojo, que no se inmuta al ver a Pituto correr hacia la calle y gira en dirección a Storni echando putas. Todo el mundo sabe que los choferes del 107 son descendientes de los conductores de carretas, de los viejos asaltantes de bancos que seguro andaban por estas tierras. Tienen sangre de forajido.

El 5 está dejando la parada después del puente, tal vez está vez Pituto no llegue a subirse. Toma carrera y salta olímpicamente el charco que en el barrio llaman “la antigua laguna negra”, pierde una carpeta, pero no importa, es la de música.

Corre ciego tres casas más hasta chocar con todo el viejerío del barrio al frente de la casa de los Nuñez. El viejo Lito Nuñez improvisó un mostrador con un tablón de albañil y seis cajones de manzanas. Está vendiendo, que digo vendiendo, casi que está regalando cortes de nalga, de lomo y de achuras, muchas achuras. Ayer carnearon a Rosa, la chancha más grande que tenía y una de las ultimas que le quedaban de cuando criaba, para salir a vender con el carro, tirado por la yegua Rosa, que se llamaba igual que la gata de la casa, Rosa, y que su difunta señora. El viejerío se abalanza sobre Pituto a la voz de “Pablito, qué grande está, ¿y tú mama cómo anda?”, “Pablito vení nene que tené la trenza desatadas, vení que te acomode el pelo también”, “¡chango!, andá a avisale a tu papá que el Lito la carniao a la última que le quedaba”, pero son lentos, como muertos vivientes sedientos de achuras. Pituto los esquiva sin mucho problema y sale del tumulto.

Queda en paralelo y a la misma altura que el 5, el más rápido será el vencedor. Pituto lleva la cabeza hacia adelante y los brazos hacia atrás para no frenarse con el aire, como le enseñó Naruto. La puerta de la casa con verjas y muchas flores está abierta, Valentín, el dogo de doña Encarna saca medio cuerpo y le tira un mordiscón cuando pasa, después empieza a perseguirlo. Pituto decide sacrificar la carpeta de ciencias naturales, pero esto no atrae a la bestia, entonces larga hacia atrás el medio sánguche de salame y queso que llevaba en el bolsillo. Valentín lo atrapa en el aire y lo engulle en dos bocados, parece que va a perseguir de nuevo a Pituto pero una moto con caño de escape ruidoso, que viene en dirección contraria, lo atrae más y comienza la caza.

El 5 dobla hacia la parada, pero Pituto ya está cruzando la calle, parece que lo va a conseguir, pero tropieza con los cordones desatados y cae en medio de la tierra y las piedras. La frenada del 5 suena como las chapas cuando el viento las despegaba del techo la tormenta pasada. Pituto se levanta rápido y así, sucio, casi sin carpetas, sin sánguche y con las trenzas desatadas, le hace seña para que pare.

El negro Cabeca, que va a la misma escuela, pero a tercero B, que es hincha del santo y no del deca, que dice que Marvel es mejor que DC, que se chapó primero a la Laurita, el negro Cabeca se ríe de Pituto mientras trata de abordar. A los empujones ambos suben y pagan. Hay solo un asiento libre, al fondo a la izquierda. Pero para llegar a él tienen que atravesar a un gordo con una mochila de Cars explotada, a una señora que lleva varias bolsas de consorcio con mercancías, a tres changos grandes en ronda, escuchando a Pablito Lezcano de un celular, y a una nena que está mirando el asiento de hace rato pero no se anima a sentarse. Pituto y Cabeca se miran. La carrera continúa.