domingo, 14 de noviembre de 2021

Algo de lo que me dejó el taller literario

Fueron llegando de a uno, eso me dio algún grado de respiro a la hora de enfrentarlos. Los hermanos Gutiérrez eran una familia de enanos que habían trabajado en un circo, o al menos eso se decía en el barrio, y ahora tenían una verdulería. A mí me caían mal todos, los padres, el Pepo, chichón de suelo, Marquitos, todos sus primos. Después de voltear a los primeros tres me empezó a doler la mano derecha, Pablo me había advertido que no los enfrente solo, ¿a dónde se fue el hijo de puta?

Pensé que borracho como estaba iba a tener más problemas, pero se venía defendiendo bien Facundo, hasta que apareció el Pepo. De chico siempre lo gastaban por enano, era inevitable. Ahora estaba loco, como poseído, saltó a lo Jordán para darle en la cara al primo, era enano pero estaba trabado. Facundo se tambaleo un poco hasta caer desparramado en la placita, junto a los otros enanos parecía un cigarro nuevo a la par de otro montón de puchos fumados.

La furia del Pepo era incontenible. Fueron muchos años de aguantar a Facundo y a los demás pibes, sentía que nadie lo respetaba en el barrio, al menos no hasta que empezó con el gimnasio. Los compañeros del club también se burlaban pero a sus espaldas, él los consideraba amigos. Para Pablo el conflicto de esa tarde fue una estupidez, Facundo y Chichón tomaban cervezas todos los viernes sin problemas, pero justo hoy a Facundo se le dio que Chichón tome de la lata de 350 y él la de 500.

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