Me construyeron sarcástico, será la junta, será la literatura, pero no mucho, lo justo. Lo suficiente para resaltar de inmediato que, por mucho que pretendas que todo está bien y que seguro vamos a salir de esta deprimente existencia, no vamos a llegar a ningún lado, el barco se hunde, pero con el tacto afinado para decírtelo en una expresión como “si aquí estamos así, imagínate en Alemania”.
Me armaron elocuente, casi jocoso, extrovertido dirán. Lo necesario para llamar tu atención en una cena, en una reunión casual, en el momento justo en que están bajas tus defensas, pero sin dar los suficientes detalles como para que descubras el grado de inmadurez y falta de compromiso que tengo para encarar una relación, esa es mi ruta de escape.
Me ensamblaron contrera, esto definitivamente está relacionado con el grado de error en que, por lo general, se mueve la gente. Lo suficiente como para no estar de acuerdo con tu opinión respecto a este texto, o a casi cualquier cosa que digas, justo en este momento, pero con la paciencia necesaria para no mandarte a la mierda por la opinión respecto a este texto, o a casi cualquier cosa que digas, justo en este momento.
Me amasaron testarudo, ciego ante la crítica, defensor de mis propias quimeras. Lo necesario para no ceder al ataque de todos esos genios de cafés y lecturas de Internet, pero con la cordura suficiente para saber que en algo pueden tener razón, hasta cierto punto, en cierto momento, cosa que jamás me escucharan decir.
También me dieron una AK-47 y muy mal carácter cuando me enojo.
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