A mis ideas de cómo cambiar el mundo, que en paz descansen.
A mis abdominales, no, a esos nunca los conocí.
Al amor incondicional, ahora veo que las comedias románticas nos mintieron como a niños.
A convertirme en un músico de Jazz (no hay nota para comentar eso).
A terminar mi novela interminable, que entonces dejaría de ser interminable, y provocaría que las incongruencias de mi vida dejen de ser tema para escribir.
A escribir decentemente sobre algún tema, por motivos previamente expuestos.
A cebar un buen mate, porque para eso están los demás.
A la danza como una forma de expresar corporalmente las crisis existenciales que me atraviesan en este mundo posmodernista, porque lo que hice, hago o haré, respecto a la danza, respecto a bailar, solo provoca risas sin ser comedia.
A continuar este texto, porque entiendo que la idea original se perdió y ahora solo estoy escribiendo lo que creo quieren leer, y no lo que creo quiero decir y…
A los finales con puntos suspensivos, por ese asunto de las renuncias, nada más.
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